Siete pueblos españoles de menos de 1.000 habitantes con alojamiento rural
Para disfrutar de unas vacaciones de verano de relax y naturaleza.
Este verano no será como los anteriores. El coronavirus lo ha cambiado todo, y en un ambiente plagado de incertidumbres hacer escapadas rurales y de proximidad por España es una buena opción para desconectar unos días.
Playa, montaña, historia, gastronomía... hay cientos de pequeños pueblos que ofrecen todas esas virtudes además de la tranquilidad y la posibilidad de alejarse del bullicio de la ciudad. Hemos hecho una selección de micropueblos de menos de 1.000 habitantes con alojamiento rural para disfrutar de las vacaciones.
Elantxobe (Vizcaya)
En la ladera de la montaña y construido sobre el mar. Elantxobe es el pueblo perfecto para los que buscan disfrutar del descanso combinando mar y montaña. Este micropueblo está situado en la comarca de Urdabai, declarada reserva de la biosfera por la UNESCO en 1984.
Los amantes de la naturaleza pueden desplazarse a la playa de Laga y los seriéfilos hasta San Juan de Gaztelugatxe, donde se grabó Juego de Tronos. Otra buena opción para pasar un buen rato en familia o con amigos es hacer una de las rutas del bosque pintado de Oma.
La casa rural Ogoño Mendi es el rincón ideal para alojarse y pasar uno días de desconexión.
Santa Agnès de Corona (Ibiza)
El interior de la isla de Ibiza no se parece nada al de las fiestas y el desenfreno. Santa Agnès de Corona, situado cerca de campos de almendros, es buena muestra de ello. A pesar de tener menos de 400 habitantes, el pueblo está cerca a algunas de las calas más especiales de isla como Cala Salada, o un poco más al norte, Benirrás.
A pocos kilómetros de Santa Agnès se puede visitar el mirador de Las puertas del cielo, con vistas a la costa ibicenca y a los islotes de Ses Margalides. El único hotel que hay en el pueblo es el Can Partit, solo para adultos, aunque en la carretera de salida se encuentra en hotel rural Can Pujolet. Un alojamiento de arquitectura típica ibicenca, terrazas, jardín y piscina.
Bulnes (Asturias)
Un pueblo aislado de menos de 100 habitantes en el corazón de los Picos de Europa. Es el destino clave para los que buscan naturaleza y disfrutan de actividades como el senderismo. Muy cerca del pueblo, a pocos minutos a pie, se encuentra un mirador para admirar el Picu Urriellu, también conocido como Naranjo de Bulnes, una de las cumbres más emblemáticas de la zona.
Hasta 2001 solo se podía llegar al pueblo a pie, pero desde entonces un funicular cubre la ruta. Bulnes está dividido por un arroyo y cuenta con un bonito alojamiento, El Caleyón, que destaca por su hospitalidad y por ofrecer la gastronomía de la zona.
Guadalest (Alicante)
Este pequeño pueblo situado en el valle de Guadalest está declarado Conjunto Histórico-Artístico desde 1974 y, además de belleza, ofrece multitud de posibilidades si se busca un turismo activo. Rutas de senderismo o ciclismo son algunos de los deportes que se pueden practicar, aunque también hay sitio para la cultura. El pueblo está coronado por una fortaleza del siglo XI.
En el pueblo hay varios alojamientos, pero uno de los mejor puntuados es Cases Noves, una construcción típica de la zona con una gran terraza con unas espectaculares vistas de Guadalest.
Mirambel (Teruel)
Mirambel es una de las joyas de la comarca de Maestrazgo, en Teruel. Su casco histórico medieval está declarado Bien de Interés Cultural. Entre sus calles está el Portal de las Monjas, una puerta de entrada de la antigua muralla del siglo XIII que es una de las mejor preservadas de la época.
Las pequeñas calles del pueblo están plagadas de relevantes construcciones arquitectónicas como los palacios renacentistas Casa Aliaga y Castellot. Viajar a Mirambel es como trasladarse a otra época y más si te alojas en una casa rural como Las Moradas del Temple. Se trata de un bonito edificio histórico con terraza interior y un restaurante en el que degustar la gastronomía tradicional de la zona.
Carmona (Cantabria)
Situado en el medio del Valle de Cabuérniga, Carmona forma parte de la reserva del Saja, un lugar con un gran valor paisajístico. A diferencia de otros pueblos de la costa cántabra, en Carmona reina la tranquilidad. La zona es conocida por su artesanía y por su ganadería de vacuno, por eso es un lugar ideal para los más carnívoros.
En el pueblo hay dos bonitos alojamientos. En primer lugar el hotel rural La Infinita, una pequeña posada reformada para darle un toque de modernidad, y el Arha Casona, el antiguo parador de Carmona, un bonito edificio histórico de piedra reformada con maderas cálidas.
Zuheros (Córdoba)
Este pueblo blanco de la sierra cordobesa cuenta con un gran patrimonio arqueológico como el Castillo que lo corona o la Cueva de los Murciélagos, que data del Neolítico. Zuheros también es el hogar de una feria internacional del queso, un aperitivo perfecto para disfrutar de un vermú veraniego.
Uno de los alojamientos del municipio es la Hacienda Minerva, una construcción típica de la zona rodeada de olivares que parece un oasis. Cuenta con varios arcos y patios, además de una gran terraza con vistas a Zuheros y una biblioteca.