Siete lugares desconocidos para descubrir en Barcelona
Una guía perfecta por si estás cansado de la cola de turistas en la Sagrada Familia.
Barcelona está lleno de lugares que ningún viajero debería perderse. Pero más allá de la Sagrada Familia, el Parc Güell, la fuente de Montjuic o La Rambla, la ciudad condal esconde numerosos rincones que a veces pasan desapercibidos a ojos del turista. Por este motivo, hemos reunido una lista de lugares curiosos que vale la pena conocer. ¿Nos acompañas por este misterioso viaje?
Plaça Sant Felip Neri
En medio del barrio gótico, se alza la fachada de la iglesia de Sant Felip Neri. Sobre ella aún permanecen agujeros de metralla del bombardeo aéreo el 30 de enero de 1938, que terminó con la vida de 42 refugiados que se escondían en el área subterránea del convento. También se destruyeron las casas adyacentes a la plaza. Cuando se restauró la iglesia de Sant Felip Neri, se decidió mantener la pared con los impactos de las balas para no olvidar lo ocurrido.
El Templo de Augusto
También dentro del barrio gótico, concretamente en la calle Paradís número 10 se esconde un patio medieval con cuatro columnas de nueve metros de altura y más de 2.000 años de antigüedad. Esta estructura forma parte de los vestigios del Templo de Augusto, dedicado al culto imperial del emperador César Augusto y capaz de transportarte a la época romana en medio de la cantidad de edificios góticos de la zona.
Casa Vicens del barrio de Gracia
Aunque fue el primer proyecto de Gaudí tras lincenciarse, es una de las obras que más desapercibida pasa para los viajeros. No siempre ha estado abierta al público y no está ubicada en el centro de Barcelona, pero contemplar la fachada de la Casa Vicens es una auténtica maravilla. Se trata de un edificio modernista de increíbles formas con toques orientales, construido en la calle de las Carolinas 18-24. En 2005, la Casa Vicens fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Arte en la plaza de la Boquería
Cuando pasees por La Rambla, haz una parada en la plaza de la Boquería y fíjate en el suelo, verás una obra de Joan Miró. Es un círculo irregular de color blanco, negro, azul, rojo y amarillo que los transeúntes pisan diariamente, pues así lo pidió expresamente el artista. Se trata de un pavimento diferente al del resto de la plaza, compuesto de losetas de terrazo, creadas en 1976 con cemento blanco teñido con vidrio. Esta obra fue concebida por Miró como saludo a los viajeros que llegaban por el mar.
El refugio 307
Los bombardeos de la Guerra Civil sobre Barcelona hicieron que se desplegasen numerosos refugios antiaéreos en el subsuelo de la ciudad. A día de hoy, algunos pueden visitarse como ocurre con el conocido como refugio 307, situado en la calle Nou de la Rambla número 169. Este lugar fue excavado gracias al trabajo de muchos vecinos del barrio del Poble Sec y está compuesto por cerca de 400 metros de túneles de 1,5 a 2 metros de ancho por 2,10 metros de altura. Además, contaba con varias estancias, como lavabos, una fuente, una enfermería, una sala para niños y un hogar.
El cuadrado enigmático de la Sagrada Familia
Junto a la escultura del Beso de Judas ubicada en la fachada de la Pasión de la Sagrada Familia, existe un misterioso enigma numerológico. Se trata de un criptograma de 16 cifras que permite hacer 310 combinaciones diferentes que suman siempre 33, la edad de Cristo en el momento de su muerte. Observarás que faltan los números 12 y el 16, pero que el 10 y el 14 están repetidos. Esto tiene una explicación matemática: no se pueden lograr números impares, como el 33, sin repetir la misma cifra.
¿Hacia dónde apunta la estatua de Colón?
Todo aquel que haya visitado Barcelona ha visto el monumento a Colón. Una imponente columna de 57 metros de altura situada en la plaza del Portal de la Paz, en el distrito de Ciutat Vella. El monumento al descubridor de América fue inaugurado en 1888 y se convirtió enseguida en uno de los iconos más característicos de la ciudad. Dentro hay un ascensor con el que puedes subir hasta los pies de la estatua y observar la ciudad desde arriba. Una vez allí, fíjate bien: ¿hacia dónde apunta su dedo índice? En teoría se creía que hacia América, pero el continente está en sentido contrario. Se dice que el autor quería que señalara a América, pero que de haber señalado hacia la Rambla en lugar de hacia el mar, el público no lo habría entendido.