Si no lo publicas, ¿tu relación no existe?
La primera vez que el novio que tenía hace años me reclamó que no lo quería lo suficiente porque no subía fotos con él me dio risa...
Vivimos en una época en la que la fidelidad y el amor se miden por publicaciones en redes sociales. La frecuencia y la cantidad de fotografías con tu pareja en Facebook o Instagram parecen expresar el amor que se profesa por el otro. Incluso el “postear” una imagen se ha convertido en una exigencia para consumar una unión.
“No hay más formalidad en una relación como cuando suben una foto a redes sociales”, me alertó una conocida hace unos meses. Actualmente, lo que se ve y se publica es más relevante y simboliza más compromiso que lo que se siente y se vive en la intimidad. Postear una fotografía o vídeo en redes sociales se ha vuelto requisito indispensable para demostrarle a tu pareja que realmente te importa, para después obsesivamente contabilizar cada “me gusta” que este contenido alcanzó entre tus seguidores.
Estuve en una relación por casi dos años y mi expareja me exigía que publicara fotografías con él en mis redes sociales, petición que rechacé. En este tiempo que estuve con él únicamente publiqué dos imágenes en pareja. Estrepitosamente mi exnovio saltó a la conclusión que él no me gustaba lo suficiente y que me daba vergüenza exponerlo. Lo cual no era cierto. Para mí esto significaba reservar mi intimidad y mi vida en pareja, algo escaso en un mundo que cada vez más se basa en lo que aparentas ser en tus perfiles sociales.
“Pero mira todas las fotos que tenemos para nosotros (no públicas) y los recuerdos y las vivencias”, le recalcaba a modo de explicación. Pero él necesitaba la aprobación externa, esta que se generaliza en usuarios sin rostro.
Aunque mi relación terminó hace varios años, hasta la fecha me recrimina que no hubiese publicado más fotos con él.
Tras esta experiencia, aprendí a respetar lo que mi pareja quiere publicar sobre nuestra relación en sus perfiles personales, aunque a veces considere que es excesivo, dada mi recatada forma de guardar los recuerdos gráficos fuera de las redes sociales. Pero de igual forma, aprendí a exigir respeto hacia la forma como yo decido manejar mis redes.
Entonces… ¿si no lo publico no te quiero?
El razonamiento es más complejo que esto. Las parejas invierten energía y tiempo en las publicaciones que retratan la relación como quieren que los demás la vean. Si tanta necesidad tienes de “demostrar” que estás tan enamorado o enamorada, probablemente es de lo que más careces.
La relación de pareja no es para compartirse del todo o no tan excesivamente como la mayoría lo hace. Por ejemplo, tenía conocidos en redes sociales a los que tuve que dejar de seguir porque tanto amor cibernético empalagaba y rayaba en la falsedad.
En esta época una publicación con o sin tu pareja es una declaración que alimenta la polémica.
Las redes sociales han revolucionado la forma en la que nos relacionamos, desde como coqueteamos, pasando por la interacción y hasta cómo termina una relación.
No hay reglas escritas sobre qué está “bien” y qué está “mal” en cuanto a cómo vivir tu relación en las redes. La cuestión va más allá de “postear” o no “postear”: ¿cuál es la necesidad detrás de la imperante obligación de “tener” que mostrar tus días con tu novio o novia y actividades en pareja?
Se ha vuelto una obsesión tan construida y vacía el tener que encontrar el mejor encuadre para la imagen que demuestre la felicidad ficticia de las parejas en redes sociales que lo que impera en nuestras sociedades es un vacío de relaciones en el que el verdadero compromiso e intimidad mide en likes para ser reconocido públicamente.
¿Dónde está el límite?
La experta en comunicación y autora del libro Listen to Succeed, Leslie Shore, propone una dinámica no tan ajena a lo que entre seres humanos deberíamos hacer. Se trata de empatía, de conocer el comportamiento de la persona con la que estás y no exigir lo que no le nace genuinamente al otro hacer.
Mientras hay personas que se toman demasiado en serio los contenidos que publican y el manejo que le dan a sus redes sociales, otras no les dan la mayor importancia. Y esto no tiene que ver con que no respeten a sus respectivas parejas, sino simplemente es una cuestión de gustos y personalidades. Lo que al otro le gusta hacer y compartir o no compartir.
Hay personas, como yo, que prefieren mantener un perfil más bajo en cuanto a sus vidas personales en redes sociales, y la relación de pareja entra dentro de este ámbito. Simplemente no me siento cómoda actualizando lo que hago o dejo de hacer con mi novio a los seguidores que tengo (de los cuales más de la mitad ni conozco). Sin embargo, él no sólo publica fotos de nosotros juntos sino que también comparte mis reportajes, conducciones y publicaciones con mensajes de admiración.
En su momento le dije que no había necesidad de hacer eso, pensando que lo hacía para “mostrar” su admiración o cariño, pero pronto me di cuenta que esa es la forma como él interactúa en redes sociales, y aunque no me siento del todo cómoda con ello, respeto que esa sea la forma como a él le gusta hacerlo.
Este ejemplo sirve para traer el cuenta lo que Shore propone como “límite”, entender con quién estás y qué hay detrás de las publicaciones de tu pareja. ¿Es parte de su comportamiento o en realidad es una inseguridad por demostrar su carencia (sea del tipo que sea)?
Un cuestionamiento que cada quien debería reflexionar.
Si bien las redes sociales han facilitado encuentros también han minado la construcción de relaciones sólidas. Un estudio reciente publicado por el sitio web FitRated demostró que una de cada cuatro personas considera que el que su pareja no publique fotos con ella o él es razón suficiente para terminar una relación.
El dato hay que ponerlo en perspectiva: por ejemplo, no es lo mismo llevar cinco años en una relación y no tener ni una sola imagen con tu pareja. De igual forma, como mencioné anteriormente, tiene que ver con el comportamiento de cada usuario en redes sociales.
Una usuaria de 22 años de nombre Isabel relata que durante los meses que duró su relación su novio nunca publicó nada de ella e incluso le prohibía publicar algo de él. Al cabo de unos años se dio cuenta que él mantenía una relación con alguien más y cuando terminaron él no dudó en subir imágenes con la nueva novia.
Hay casos y casos.
La primera vez que el novio que tenía hace años me reclamó que no lo quería lo suficiente porque no subía fotos con él me dio risa. Me pareció tan ridículo que pensé que era broma, pero los meses pasaron y comenzó a repetirlo con más frecuencia y molestia. Las dos fotos que publiqué con él en el año y medio de relación eran suficientes para mí y lo hice porque lo sentí en su momento, pero para él, que parecía medir la importancia de mi amor en publicaciones, no lo era.
Lo que falló en entender es que la gente expresa su amor y cariño de diferentes formas. Para algunos actualizar su relación en Facebook es una manera de mostrar felicidad, para otros es un exceso. El éxito de una relación no está en cuántas publicaciones tienen juntos sino en entender cómo profesan su amor en tiempos en los que las redes sociales parecen marcar el ritmo del corazón.
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