Sí, el coronavirus se parece a la gripe, pero no, no es motivo para relajarse
Los expertos temen que el COVID-19 se cronifique y vuelva cada año "como los catarros".
El COVID-19 no es, ni mucho menos, el único coronavirus que se ha cruzado en el camino de la humanidad. Ni la única epidemia. De hecho, sigue la estela de las del SARS (aparecido en 2003) y del MERS (identificado en 2012) y, sin embargo, es diferente a estos anteriores coronavirus.
Con un recuento de víctimas que supera los tres millares a 3 de marzo de 2020, el tercer coronavirus que ha logrado pasar de animales a humanos ha batido —tristemente— los récords de las epidemias de 2003 y 2012, que provocaron casi 800 muertes en el caso del SARS y más de 800 en el caso del MERS. El SARS se logró erradicar; el MERS sigue aún activo y produce brotes esporádicos, aunque mucho menos contagiosos… Del COVID-19, aún no se sabe qué pasará. Y en esto radica la clave de los esfuerzos que se están llevando a cabo a día de hoy.
La OMS elevó este viernes el riesgo de contagio mundial, que pasó de “alto” a “muy alto”. En España, siguen aumentando el número de casos, el número de Comunidades Autónomas afectadas y el número de pacientes sin vínculos claros con zonas de riesgo o con otras personas infectadas, lo que se conoce como contagios ‘autóctonos’, por oposición a casos ‘importados’.
Actualmente hay dos focos importantes de estos contagios en Torrejón de Ardoz (Madrid) y en Vitoria, tal y como ha confirmado este lunes Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, que ha anunciado que el primero de ellos puede estar asociado a un grupo religioso evangélico.
España sigue en “fase de contención”; ante todo, lo que interesa a las autoridades sanitarias es aislar los casos activos. Pero para aislarlos se necesita primero detectarlos y luego trazar todos los contactos de estos pacientes, algo que no resulta sencillo.
Este es uno de los mensajes que se ha transmitido este lunes en el foro de expertos Toda la verdad sobre el Coronavirus, organizado por la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) en Madrid. “El problema no es que aparezcan casos, sino aislarlos”, han señalado. “No se puede tomar otra medida más que contener la transmisión”.
Preocupa precisamente esta contención porque, aunque la letalidad de este coronavirus es baja, su capacidad de transmisión es elevada. “Hay que tener en cuenta la posible transmisibilidad en algunos casos asintomáticos”, ha apuntado Daniel López Acuña, ex asesor a la dirección de la OMS y miembro del Comité Científico de ANIS, presente en este foro. “En algunos casos, el paciente 0 puede no haber sido un ‘paciente’. Podemos estar ante una situación de casos subclínicos que están siendo altamente transmisibles”.
Por el momento, la cuarentena “draconiana” que se impuso en Wuhan es la medida que se ha probado más efectiva y China registra cada día menos casos. Pero no es algo que se pueda replicar en todo el mundo. Italia, en cambio, falló en la fase de contención y se tardó mucho en encontrar al paciente 0. España trabaja para que esto no ocurra.
Por eso es tan importante la trazabilidad de los casos no importados, esto es, identificar su origen. “Estamos siendo muy agresivos en la búsqueda proactiva de casos sospechosos. Estamos realizando pruebas PCR a pacientes que a priori no se les realizaría por no cumplir criterios. No es un trabajo sencillo y requiere tiempo. Estamos siendo muy sensibles para evitar que pase la situación de Italia”, ha explicado Julio García Rodríguez, miembro de la Junta Directiva de SEIMC, en referencia al foco de casos de coronavirus en Torrejón de Ardoz.
“Hay que prestar especial atención a esas zonas donde no conocemos los vínculos claros de contagio”, corroboraba en el foro Pilar Aparicio Azcárraga, médica especializada en Medicina Interna y Directora General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad. “Es un trabajo detectivesco trazar a todas las personas cuando no hay un foco claro. Por eso estamos extremando la vigilancia. Buscamos infecciones respiratorias severas, neumonías en personas ingresadas, e incluso en la UCI. Ahora tratamos de encontrar casos de coronavirus relacionados aunque los cuadros médicos no sean graves”.
“Queremos ser cada vez más proactivos en la búsqueda de casos, pero hay que poner el límite en algún lugar”, puntualiza, por su parte, Julio García Rodríguez. “Preferimos reservar los tests de diagnóstico a casos que tengan mayor probabilidad de dar positivo. No podemos hacer tests de forma indiscriminada”.
No es cuestión de que cunda el pánico, pero tampoco de relajarse. “Hay que encontrar un equilibrio entre no dramatizar y no banalizar”, ha recalcado Daniel López Acuña. Juan Ayllón Barasoain, virólogo y director del Área de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Burgos, lo expresaba así en el foro Toda la verdad sobre el Coronavirus: “Es muy oportuno compararlo con la gripe, no para quitarle importancia, sino para dimensionar el problema tal y como es”. Para los pacientes, efectivamente, “esto es como una gripe”. Pero si el coronavirus se compara justo con la gripe no es para banalizar; más bien al contrario, para darle la relevancia que tiene.
Son precisamente las campañas de gripe las que ponen a prueba al sistema de sanidad español anualmente. Este mismo año, ya con el coronavirus presente, la epidemia de gripe en España se ha cebado con niños y adolescentes, con una incidencia de 271,4 casos por 100.000 habitantes. Se calcula que sólo en la temporada 2017-2018 murieron alrededor de 15.000 personas por gripe en nuestro país. (Cifras mucho mayores que las del COVID-19, por cierto).
De momento, se está poniendo de manifiesto la robustez de nuestra sanidad. “En países con estructuras sanitarias precarias será mayor la transmisión y la letalidad”, advierten los profesionales de la salud. “Tenemos un sistema sanitario del que podemos sentirnos orgullosos. Pero también tiene su límite, y se ve cada año en la campaña de la gripe”, afirman, mientras piden “no saturar y sobrecargar el sistema”. Quedarse en casa —y llamar al teléfono de emergencias de cada Comunidad Autónoma o, en su defecto, al 112— a veces es más inteligente que acudir a urgencias.
“Llevamos 100 años estudiando gripes. De coronavirus sabemos mucho menos”
Ahora se teme que el COVID-19 vuelva cada año “como los catarros”, cosa que los expertos reconocen “probable”, aunque prefieren “no hacer predicciones”.
También es una hipótesis la posible estacionalidad del COVID-19, es decir, que con el buen tiempo disminuya su incidencia. “No lo sabemos. A lo mejor sí, a lo mejor no. Todos deseamos eso, pero lo veremos”, admiten. “Llevamos cien años estudiando gripes. De coronavirus, sabemos mucho menos”.
Lo que sí saben los profesionales es que este es un “virus ARN” y, por tanto, tiene capacidad de mutar, aunque con menos rapidez que el virus de la gripe. Por el momento, no hay vacunas que ‘curen’ el coronavirus, aunque sí hay más de cien ensayos clínicos activos para encontrarla. No obstante, los especialistas piden no contar con esta esperanza. Hasta dentro de un año puede que no haya una vacuna. Y, en cualquier caso, “no queremos tener otro virus que se añada al catálogo de enfermedades”, recalcan. Con o sin vacuna.
También ha habido tiempo en el foro para reiterar la inutilidad de comprar mascarillas si lo que quiere el usuario es protegerse. “Además de tirar el dinero, si se acaban las existencias de mascarillas se pone en riesgo a la población. No son para protegerse, sino para evitar la dispersión de partículas de tos o estornudos de los infectados”, advierten los expertos.
El último mensaje pronunciado en el foro ha sido para llamar a la calma. “El virus no está circulando masivamente. No hay transmisión generalizada”, ha asegurado Daniel López Acuña. Así que, que no te confundan las “músicas ominosas” y los titulares apocalípticos que aparecen a veces en las noticias.
Es cierto que no todo está resuelto, pero tampoco hay que mirarlo de forma catastrofista. Porque, efectivamente, “el coronavirus tiene el potencial de convertirse en pandemia, pero lo que está claro es que la pandemia de pánico, y sus consecuencias socioeconómicas, ya están aquí”, ha zanjado López Acuña.