Si crees que en España las cosas están mal, echa un ojo a Reino Unido
Los dos países tienen mucho en común, pero, al menos por ahora, los británicos están peor que los españoles.
Apaga ya la tele. Esto no es un capítulo de The Crown. Es la realidad. Un príncipe que se aparta de la vida pública por el escándalo de un magnate acusado de tráfico sexual; un país a menos de un mes de ir por tercera vez en cuatro años a las urnas; una potencia económica a punto de desgajarse, por voluntad propia, de Europa. Welcome to UK.
Dramas shakesperianos universales que tienen espejos en todo el continente. Empezando por España: una infanta alejada de la vida pública; un país que ha ido cuatro veces a las urnas en cuatro años (y que no descarta una quinta); y una nación inmersa en otro conflicto de independencia: Cataluña. Las comparaciones son odiosas, pero… si España atraviesa aguas turbulentas, Reino Unido se lanza sin red por la catarata.
A lo único a lo que la reina Isabel II y sus súbditos pueden aferrarse para mantener un poco el optimismo es a los deportes. El Liverpool manda en Europa como campeón de la Champions. Not bad. Y el Chelsea ganó la Europa League, dignificando, al fin, al país que se inventó el fútbol. Lewis Hamilton estira su hegemonía en la Fórmula 1 al proclamarse por sexta vez campeón del mundo, orgullo británico volando en su monoplaza. Y, pese a que la fiesta no fuera completa, el equipo nacional de rugby, el XV de la rosa, rozó la gloria en el pasado Mundial de Japón. Así que, aunque la pasión de la soberana británica sea el Arsenal, que no atraviesa precisamente en su mejor momento, no puede tener queja de los deportes patrios.
El que fuera su homólogo en España, el rey Juan Carlos I, tampoco puede lamentarse en este terreno. No tanto por el fútbol —aunque que el Real Madrid haya ganado tres de las últimas cinco Champions no es moco de pavo—, sino por otras disciplinas encabezadas por su amigo Rafal Nadal, número uno, campeón de todo en tenis y disparado con 19 Grand Slams, sólo a uno de Federer. Las chicas de baloncesto brillan en la canasta y los chicos reinan después del título mundial en China. Toda una proeza. Luego están las alegrías de Carolina Marín en bádminton o los títulos de los hermanos Márquez en motociclismo. UK 1- España 1.
De disgusto en disgusto
Más allá de los deportes, ninguno de los dos países gana para disgustos, aunque en el caso de los Borbones han capeado bien que mal el temporal. La monarquía española pasó por su mayor crisis cuando, tanto los presuntos asuntos amorosos del rey como por sus cazas en Botsuana, terminaron en aquel “lo siento mucho, no volverá a ocurrir” que abrió las puertas de su abdicación. Ahora, con Felipe VI, la monarquía ha entrado en una fase de estabilidad, aunque llegar hasta aquí ha implicado la asunción de una serie de decisiones de las que los británicos deberían estar tomando nota ya.
Con el caso Nóos, la casa real obligó a la infanta Cristina a dar un paso atrás y su marido, Iñaki Urdangarin, cumple ahora su condena en la cárcel. Las aguas se han calmado gracias a la forma en la que la monarquía ha resuelto el embrollo en el que ella misma se había metido, pero la Casa Real británica no sale de una crisis cuando le estalla otra: la muerte de Lady Di, la eterna sombra del romance entre el príncipe Carlos y Camila y ahora, la más reciente: el ‘problemón’ generado por el príncipe Andrés. Del que dicen que es el ‘ojito’ derecho de Isabel II se cuestiona prácticamente todo: además de su presunta implicación en los escándalos sexuales del caso Epstein, la prensa británica se pregunta ahora cómo ha podido sufragar el duque de York su altísimo nivel de vida.
Aunque se dice que los que pertenecen a la monarquía tienen sangre azul, son más que parecidos al resto de mortales. Basta centrarse en los problemas de familia: los conflictos entre hermanos no son ajenos a los descendientes de Isabel II. Los príncipes Guillermo y Enrique están “más alejados” que de costumbre, quizá algo menos de lo que lo están Felipe VI y la infanta Cristina, pero, al menos este año, las Navidades no las pasarán juntos en ninguno de los casos.
Juan Carlos I ya estaba más que acostumbrado a esta situación, pero Isabel II no para de recibir malas noticias. Que Enrique y Meghan pasen Nochebuena al otro lado del charco es una mala noticia que se suma a una montaña que hasta una serie como The Crown hace que no pare de crecer. Es así porque en sus capítulos se insinúa el romance de la reina con el jefe de las caballerizas de Palacio. Y otra cosa no, pero Isabel II es celosa de su intimidad como nadie. Aunque se la ha representado más de un centenar de veces, resulta complicado saber algo sobre ella más allá de que es amante de la raza de perros corgi, que ha usado el mismo modelo de zapatos durante 50 años y que tiene una ecléctica colección de sombreros. Que se conozcan los secretos y polémicas de palacio no hace sino incrementar la presión sobre su corona.
Más allá de cenas y no cenas navideñas, en lo que se parecen Zarzuela y Buckingham Palace en estos tiempos que corren es en el trasiego de políticos entrando y saliendo. Felipe VI lleva siete rondas de contactos políticos en cinco años e Isabel II ha visto asumir el cargo de primer ministro a tres personas —David Cameron, Theresa May y Boris Johnson— en tres años. O, dicho de otra manera, España lleva cuatro elecciones en cuatro años y en Reino Unido no van tantas durante ese tiempo —tres—, pero a cambio suma un referéndum que, en teoría, iba a suponer el divorcio por la vía rápida con la UE y que, sin embargo, sólo ha provocado el caos más absoluto para el país.
Elecciones, independencias, elecciones...
En España no está del todo claro que el acuerdo PSOE-Unidas Podemos derive en un nuevo Gobierno, como en Reino Unido no lo está que Boris Johnson se haga con la mayoría absoluta que ansían los conservadores. Mucho menos que lleve el Brexit hacia un final feliz.
De momento, tal y como explica Ned Simons, jefe de Política en HuffPost UK, los sondeos juegan a favor de Johnson: “Tiene muchas posibilidades de alcanzar una mayoría en las elecciones. Si lo hace, es muy probable que el primer ministro saque adelante su acuerdo de Brexit en la Cámara de los Comunes antes de finales de enero de 2020”. Pero Simons alerta de una realidad: “queda mucho para que acabe la campaña”. Por eso, apunta, no está del todo claro qué pasará con el divorcio.
“Si el Partido Laborista de Jeremy Corbyn gana las elecciones, ha prometido negociar un nuevo acuerdo con la UE y celebrar un segundo referéndum. La gente tendría que elegir entre ese nuevo acuerdo de Brexit o quedarse en la UE. Y hay muchísimas dudas sobre qué rumbo tomaría esta votación”, explica.
Pero hay más, muy a la española, las elecciones también podrían dar lugar, de nuevo, a un llamado Parlamento ‘colgado’, en el que ni los Conservadores ni los Laboristas tendrían mayoría. “En este escenario, parece que los proeuropeos Liberales Demócratas y el Partido Nacional Escocés tendrían la llave del poder y pedirían un segundo referéndum como precio por aupar a Johnson o a Corbyn como primer ministro”, expone Simons.
Volviendo al panorama nacional, por si todo esto fuera poco, todavía se puede echar más leña al fuego político: en España, Cataluña quiere romper con el resto del país, siendo el independentismo catalán el que condiciona la política, las conversaciones y los malos humores de los españoles. Mientras, Reino Unido busca divorciarse de la UE y a su vez Escocia de Reino Unido. España 2- UK 2.
Y, cómo no, la economía
En cuestiones económicas ambos países parecen siameses. La economía española crecerá este año a un ritmo del 2%, cuatro décimas menos que en 2018, y se frenará al 1,6% en 2020 y 2021, augura la OCDE. ¿Derrota española? No: el crecimiento interanual de Reino Unido es un lánguido 1%, su ritmo más bajo desde hace casi una década, según la Oficina nacional de estadística (ONS). El Brexit y el frenazo de la economía mundial no son, precisamente, motores, y por eso España sale un poquito mejor parada: seguirá creciendo sustancialmente por encima de la mayoría de economías desarrolladas y de la media de la zona euro (1,2% en 2019, 1,1% en 2020 y 1,2% en 2021). UK 2 - España 3.
En el ámbito político también hay más similitudes de las que parecen: mientras Reino Unido cuenta con un primer ministro que nadie votó, el último presidente del Gobierno español tampoco fue votado: llegó al poder por una moción de censura. Y otra semejanza: los partidos liberales han dejado de ser relevantes en ambos países. Si en Reino Unido Nick Clegg llegó a ser una pieza de apoyo fundamental en el Ejecutivo de David Cameron para luego hundirse en el infierno de la irrelevancia, la formación liberal de España, Ciudadanos, intenta salir del coma en el que entró el pasado 10 de noviembre buscando una alternativa a su líder destronado, Albert Rivera, mientras sus principales figuras saltan del barco al grito de ‘Sálvese quien pueda’. UK 3 - España 4.
Muchas similitudes pero un tanteo que no deja lugar a dudas: España, con todo, puede levantar un poco más la cabeza a corto, medio y largo plazo. Por eso, tal vez, los relojes de Reino Unido vayan con una hora de retraso.
The End.