Sí a la igualdad. No al cupo vasco
Este jueves se votará y se aprobará en el Congreso de los Diputados por el procedimiento de lectura única la nueva Ley del Cupo vasco. El cupo es la cantidad que el País Vasco abona al Estado por los servicios que el Estado presta en la Comunidad Autónoma vasca y, por lo tanto, es la cuantía que Euskadi aporta a la financiación de las políticas públicas que repercuten en los restantes ciudadanos españoles.
Desde siempre, el cupo vasco se ha calculado de un modo que supone un privilegio para los ciudadanos vascos, dado que los vascos aportamos, por ello, menos de lo que nos correspondería a la solidaridad ciudadana e interterritorial, tal y como un buen número de expertos y técnicos en la materia llevan recordándolo durante largos años. De hecho, consecuencia de este sistema y del cálculo del cupo (no se entiende una cosa sin la otra), somos ciudadanos que recibimos una financiación per cápita superior en un 60% de la que disfrutan los restantes ciudadanos españoles.
Esta sobrefinanciación de la que disfrutamos los ciudadanos vascos (y de forma semejante, también los navarros) es debida a tres razones fundamentales: uno, se exime a las comunidades forales de contribuir al sistema de nivelación territorial, a través del que el Estado aporta recursos a las comunidades de menor renta para que éstas puedan prestar servicios similares a los de los más ricos); dos, la valoración del resto de competencias estatales no transferidas al País Vasco (y Navarra) está sesgada a la baja; y tres, el ajuste técnico que se realiza para conseguir que cada administración se quede con la parte del IVA que, en última instancia, soportan sus ciudadanos también está sesgado a favor de las comunidades forales.
El problema surge porque los cálculos necesarios para realizar el ajuste se hacen utilizando valores de los coeficientes que recogen el peso de estas comunidades en el consumo nacional y en la base del impuesto que no coinciden con los reales. En el fondo, se realiza un cálculo político, no técnico, al objeto de contentar al PNV y mantener los anacrónicos privilegios forales. Por eso no se calcula sino que se negocia. Y, tras la última negociación del Gobierno de España con el PNV para que este partido apoyara los presupuestos generales del Estado, este cálculo perjudicará todavía más a la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles, lo cual supone una profunda injusticia que debe ser denunciada.
De momento, el único partido político que se ha posicionado siempre en contra tanto del sistema de Concierto Económico vasco, el Convenio navarro y el sistema para calcular el cupo ha sido UPYD, partido político que actualmente carece de representación en el Congreso de los Diputados. Hay que recordar además que UPYD mantuvo siempre y en todo lugar la misma posición, más allá de convocatorias o supuestas conveniencias electorales, tanto en las instituciones como en la calle.
Siempre fue una cuestión de principios y con el objetivo irrenunciable de defender la igualdad y el interés de todos los españoles. Ahora, Ciudadanos anuncia que este jueves votará en contra de la Ley del Cupo y espero que efectivamente mantenga la misma posición siempre y en cualquier parte de España y utilice su fuerza parlamentaria para obligar al PP y al Gobierno de España a suprimir este privilegio.
Sin ir más lejos, en la última campaña electoral en Euskadi decidió no cuestionar este anacronismo, pensando que de ese modo obtendría más votos que le hicieran posible obtener representación en el Parlamento Vasco. Además, tras el acuerdo entre el PP y el PNV para la aprobación de los presupuestos generales del Estado, no dijo ni mu cuando su posición podía haber sido definitiva. Al fin y al cabo, su voto de este jueves no valdrá para nada práctico aunque, por supuesto, es importante que vote en contra.
Sea como fuera, es indispensable proceder a la reforma de la Constitución Española para suprimir los privilegios fiscales vascos y navarros, al ser antiguallas históricas que rompen la igualdad ciudadana. No se trata de ir en contra de nadie sino de defender el bien común, el interés general y la igualdad. Y, en el corto plazo, este mismo jueves, votar en contra de la aprobación de la Ley del Cupo vasco y denunciar tanto la ley como el sistema en su conjunto. Hacerlo es profundamente progresista porque progresista es defender que paguen más los que más tienen, no lo contrario.
Que este privilegio inaceptable sea defendido por los partidos políticos nacionalistas puede ser entendible y coherente con su ser: prefieren lo propio que lo óptimo y no aportar al bien común; pero que sea defendido por partidos políticos nacionales que supuestamente vertebran el país y piensan o deberían pensar en todos los españoles es incomprensible; y que lo defiendan partidos políticos que se dicen de izquierdas y, por lo tanto, se supone que son defensores de la igualdad, como PSOE o Podemos, un escándalo que debe ser denunciado. Sin embargo, ni unos ni otros están por la labor: prefieren la identidad a la igualdad.
No se puede ser progresista y defender el mantenimiento del sistema de Concierto Económico, el Convenio navarro o el Cupo vasco. Lo progresista es defender la igualdad, el bien común y a todos los ciudadanos españoles. Unos cuantos vamos a seguir haciéndolo. Y estoy seguro que cada día seremos más.