Casado y Ayuso, una pareja unida en su destino
El vértigo ante las realidades paralelas de la calle y el Congreso da miedito, tanto como a Pablo Casado el destino de su Isabel Díaz Ayuso.
A lo sucedido en Madrid y el Congreso en las últimas 24 horas no se podría poner de fondo la famosa canción de Rosalía, Con altura, ya tan pasada de moda —según los más jóvenes— como el perfil de hombre o mujer de Estado. Porque si algo se ha echado en falta es ese perfil de líderes de Estado que tanta confianza transmiten en los momentos de crisis aguda.
24 banderas pactaron poner en el escenario de la Comunidad de Madrid Iván Redondo, el jefe de gabinete de Pedro Sánchez, y Miguel Ángel Rodríguez (MAR), el jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, dos expertos en la imagen de sus jefes, quienes iban a intentar coordinarse para aliviar la dramática situación de la pandemia que lideran Madrid y España en el mundo occidental.
Ese acuerdo histórico, como lo han calificado, se rompió 24 horas después, cuando Cuca Gamarra, portavoz parlamentaria del Partido Popular, lo consideró como “una tregua rota”. La culpable de esa ruptura era la portavoz del PSOE, Adriana Lastra, que en palabras de Gamarra, había convocado a la manifestación del domingo contra las medidas de Ayuso. Solo que Lastra no había convocado a esa manifestación claramente. Ha hecho un ejercicio de funambulismo, recomendando seguir las instrucciones del ministro de Sanidad de que los madrileños no salgan a la calle, pero tampoco se ha atrevido a pedir que no se vaya a la manifestación. Un rato después, José Manuel Franco, responsable del PSOE en Madrid, ha aclarado que ellos no van a estar detrás de las protestas.
La comunicación entre el PP y el PSOE es un teléfono escacharrado, al que falta altura y dignidad en las miras para llegar al del gran Miguel Gila. Si el dúo Redondo-Rodríguez son la lamentable metáfora de lo que es la política en los dos grandes partidos —dos expertos en escenarios, dos propagandistas que poco tienen que ver con el concepto de hombres de Estado— la chapuza de interpretación esta mañana en el Congreso tras la mesa de portavoces, entre Cuca Gamarra y Adriana Lastra, revela la tensión que viven ambos partidos dentro de este microcosmos que es el Parlamento.
Los muros y los modos aíslan demasiado de lo que sucede ahí afuera, donde la gente del Madrid Sur, trabajadores de rentas bajas en altísimo número, sigue sin entender por qué no pueden salir de sus barrios pero pueden ir a trabajar a las zonas ricas en metros abarrotados o por qué no pueden ir a los parques de sus barrios pero sí a las casas de apuestas.
“Son momentos de tensión, es cierto, pero es que de los socialistas nunca nos podemos fiar”, explica un diputado popular que no tiene inconveniente en reconocer el mal momento por el que atraviesa Pablo Casado, pero que pide guardar el anonimato porque dentro de Génova ahora se vuelven a controlar mucho los contactos con la prensa. A la marcha de Cayetana Álvarez Toledo y la creación de su canal de Youtube hay que sumar el escándalo del caso Kitchen, con la imputación del exministro Jorge Fernández Díaz y los nombres de Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal otra vez manchados de barro.
Casado y Ayuso, una pareja unida en su destino
Y Díaz Ayuso. Porque la alucinante presidenta de la Comunidad de Madrid se ha convertido ahora en el principal problema del presidente del Partido Popular. Que Ayuso fue su apuesta personal, clarísima, única, es un hecho; que la convirtieron en el ariete de la estrategia para derrocar al Gobierno con la pandemia es otra realidad palpable que cada día ponen sobre la mesa las hemerotecas sonoras y de imagen, donde ella acusaba al Gobierno de coalición de ser dictatorial en el recorte de las libertades por la aplicación del estado de alarma. “El destino de Pablo está muy vinculado al de Isabel. Es evidente que fue su apuesta personal, por eso no puede dejarla sola, tiene que respaldarla”, explica un diputado popular, que no cree que la situación sea dramática ni mucho menos.
Que Madrid y el modelo creado por Isabel Díaz Ayuso era “el modelo para España” del PP, se ha encargado de recordarlo Adriana Lastra. Y sí, la portavoz socialista cree que el destino de Casado y Ayuso es uno. Más escéptico se muestra el dirigente de Más Madrid, Iñigo Errejón. “No me atrevería a decir que van unidos en su destino. Recordemos lo expertos que son los del PP en poner distancia; en minutos pasas a ser ese señor del que usted me habla -o esa señora en este caso-. No hay más que recordar el caso de Cifuentes”, explicaba Errejón, quien ha reconocido que se sigue trabajando con discreción en una posible moción de censura contra Díaz-Ayuso, aunque no es fácil el momento. El de Más Madrid ha solicitado esta mañana a Pedro Sánchez, a alguien de su Gobierno, que salieran a decir algo sobre un acuerdo que no existe, pero que ha llevado al presidente del Gobierno a avalar la gestión de Díaz-Ayuso. O eso se ha transmitido.
A las 24 horas de anunciarse la coordinación de la descoordinación entre la capital de España y el Gobierno de la nación, mientras el ministro Illa pedía a los madrileños que no salgan a la calle a no ser que fuera necesario, dentro del Congreso los otros asuntos de la mañana eran la necesidad de instaurar las comisiones telemáticas -varios grupos han pedido reducir la presencia en esas comisiones a la vista de la situación en implantar más medios- la inmunidad del rey emérito para juzgarle o los equilibrios entre Carolina Telechea (ERC) para no entrar al trapo de Torra pidiendo que no se viaje a Madrid -“Madrid sabrá lo que tiene que hacer”- frente a Laura Borrás (Junts per Catalunya), que ha pedido que no se vea en las palabras de Torra ninguna fobia a Madrid.
Será que la vida sigue, aquí dentro por supuesto. Pero el vértigo ante las realidades paralelas de la calle y aquí dentro da miedito, tanto como a Pablo Casado el destino de su Isabel Díaz Ayuso.