Serrat como solución a nuestros problemas
Contra la crispación política actual, Serrat. Contra los problemas territoriales, Serrat.
Contra la crispación política actual, Serrat. Contra los problemas territoriales, Serrat. Contra la incapacidad de entender a la persona que tenemos enfrente, “La aristocracia del barrio”. Contra los estereotipos, el reduccionismo y la deshumanización, “Romance de Curro el Palmo”. Para poner en su sitio a los niñatos que nos quieren imponer la cancelación y la censura, “Los macarras de la moral”. Para guiar nuestra política exterior, el álbum entero de “El sur también existe”. Contra el miedo, “De vez en cuando la vida”. Para las buenas compañías, “Las malas compañías”. Contra los que desprecian la Transición española, el directo de Serrat de 1984. Para darse la mano, para zanjar cualquier discusión, para insistir en que invita uno: Joan Manuel Serrat.
Durante las próximas dos semanas asistiremos a los conciertos finales de la carrera de una de las pocas figuras de las que somos partidarios absolutamente todos. No nos lo podemos permitir. Estamos ante una urgencia nacional. Puestos a hacer leyes pensando en personas concretas, propongo que se tramite de urgencia, saltándose todos los trámites oportunos, una Ley Integral de Protección de las Cosas en las que Estamos Todos de Acuerdo, que prohíba que Joan Manuel Serrat termine su gira el próximo día 23 en Barcelona. Si hubiera disparidad de criterios, que sienten doctrina el Tribunal General del Estado y la Fiscalía Suprema: Serrat debe seguir publicando como poco un disco de diez canciones al año, y haciendo gira una vez cada dos, sólo o en compañía de otros.
Cualquier reforma educativa está condenada a ser sustituida por el siguiente gobierno hasta que alguien legisle de una vez la introducción de Joan Manuel Serrat en los currículos de la ESO. Ya que no podemos contar con Antonio Machado presidiendo la Cuarta República, al menos tengamos a Serrat de embajador. Ya que no todos llevamos la luz y el olor del Mediterráneo por donde quiera que vayamos, al menos que podamos escuchar a Serrat cantando que él sí. El principal déficit al que se enfrenta España no es el de la eficacia en los penaltis, sino el de referentes comunes, que deberían ser custodiados a través de políticas activas de protección con mayor ahínco que el lince ibérico en el coto de Doñana. No es broma, Nano, Sabina no es suficiente.
Contra el twitter, el instagram y el tiktok, “El carrusel del Furo”. A favor del fútbol, “Kubala”. Para recordar de quién son hijos los que ahora nos quieren engañar, “Pare”. Para dar gracias, “Es caprichoso el amor”. Para amar, “Lucía”, “Ja tens l’amor”, “Sinceramente tuyo”, “Cremant nuvols”. Contra los políticos mediocres, amorales, profesionales —no, no me refiero a los del partido rival, me refiero a los del partido propio—, “Vencidos”. En caso de que la nostalgia traicione a la memoria, “Temps era temps”. Contra los anocheceres madrugadores, “Sombras de la China”. Por si alguien tenía alguna duda, “Hoy puede ser un gran día”. Cuando miramos a nuestro alrededor y es imposible encontrar un motivo para la esperanza, Joan Manuel Serrat.