Ser la sede del Mundial de Fútbol, una ruina económica
Los últimos dos mundiales se han convertido en dolores de cabeza para los países anfitriones.
La organización de un Mundial de fútbol siempre se ha considerado como una gran oportunidad para la economía del país anfitrión. Los organizadores siempre defienden la rentabilidad del evento. Aseguran que la gran llegada de turistas crea mucho empleo, al tratarse del acontecimiento deportivo más seguido durante ese año.
Sin embargo, cada vez más expertos alertan de que la celebración de un evento deportivo de estas magnitudes tiene un impacto económico limitado y que, en muchas ocasiones, genera más deudas y problemas a largo plazo e infraestructuras que luego cuesta amortizar.
Existen dos ejemplos tradicionales de eventos deportivos internacionales que se convirtieron en lastres para la economía del país. La ciudad de Montreal (Canadá) organizó los Juegos Olímpicos de 1976 y tardó treinta años en pagar la deuda de 1.500 millones de dólares. Muchos años después, Atenas (Grecia) organizó las Olimpiadas de 2004 y también se sumergió en deudas millonarias.
Al igual que estos dos Juegos Olímpicos, los dos últimos mundiales de fútbol, celebrados en Sudáfrica y Brasil, también resultaron negativos para la economía de estos países. Los economistas señalan que la organización del Mundial es muy rentable para la FIFA pero no tanto para los Estados.
El Mundial más caro de la historia
Rusia es el país que acoge este año la celebración del campeonato de la Copa del Mundo, que tiene lugar desde el 14 de junio al 15 de julio. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha utilizado la organización de este Mundial como una campaña de promoción personal en un momento de mala imagen internacional.
El Gobierno de Rusia ha tirado la casa por la ventana. La inversión realizada asciende a 11.954 millones de dólares (más de 10.000 millones de euros). De esa inversión, más de la mitad procede del Gobierno ruso y otros 1.600 millones de administraciones regionales. Los inversores privados solo han invertido unos 3.000 millones.
La organización del Mundial de fútbol es cada vez más cara. Las ediciones de Estados Unidos 94 y Francia 98 costaron menos de 1.000 millones de dólares. El gasto de Alemania 2006 ascendió a cerca de 4.000 millones de dólares. En Sudáfrica 2010 se invirtieron unos 6.000 millones de dólares. En Brasil 2014 se disparó hasta los 11.000 millones. Una cifra que en Rusia 2018 se ha superado.
Todas estas cifras sonarán ridículas dentro de cuatro años. Qatar prevé invertir 200.000 millones de dólares para la organización del Mundial de 2022.
"El punto de inflexión no ha sido este Mundial sino el de Brasil 2014, que costó cerca de 11.000 millones de dólares, frente a los poco más de 6.000 de Sudáfrica o los 4.000 de Alemania. El salto cualitativo se produjo en Brasil, que aumentó un 83% el gasto producido en el de Sudáfrica", explica el economista Albert Guivernau, profesor de la OBS Business School, en el informe Impacto Económico del Mundial de Rusia 2018, al que ha tenido acceso El HuffPost.
¿A qué se ha dedicado la inversión?
Rusia ha tenido que realizar un importante desembolso de dinero en la construcción o la mejora de los 12 estadios en los que se juega el Mundial, puesto que el país no contaba con buenas infraestructuras deportivas anteriormente.
La inversión en los doce estadios habría ascendido hasta los 4.526 millones de euros, según el diario británico The Guardian citado por El Economista. El más caro ha sido el Estadio Krestovski (San Petersburgo), que ha costado 1.276 millones de euros.
El partido de debut de la Selección Española contra Portugal se celebró en el Estadio Olímpico Fisht (Sochi). Las obras tuvieron un coste de 441 millones.
Además, el Gobierno ruso ha invertido otros 5.000 millones en infraestructuras de transporte como mejoras en 11 aeropuertos, la construcción de tres nuevas estaciones de tren y metro y arreglos en 12 autopistas locales. También se han construido 27 hoteles para acoger a los aficionados.
Los estadios se convirtieron en elefantes blancos
Aquí radica uno de los principales problemas. Algunos de los estadios que se utilizaron en el Mundial de Sudáfrica y en el de Brasil son conocidos como elefantes blancos. Así se conocen a las obras públicas que tienen un impacto negativo en la economía porque han sido abandonadas o no se han acabado y sus costes de mantenimiento superan a los beneficios.
Los dos estadios más grandes de estas competiciones apenas se usan en la actualidad debido a su enorme capacidad. El Estadio Soccer City, en Johannesburgo, y el Estadio Mané Garrincha, en Brasilia, son utilizados para eventos puntuales como la celebración de conciertos internacionales.
No ocurrió así en el caso de Alemania 2006. Los partidos de aquella edición se disputaron en 12 estadios, que debían tener una capacidad superior a los 40.000 espectadores. Solo se construyeron nuevos algunos de ellos. La mayoría solo fueron remodelaciones. Este país cuenta con una larga tradición futbolera y los estadios se siguen utilizando hoy en día por equipos como el Schalke 04, el Borussia Dortmund y el Bayern Munich.
"El Mundial de Alemania obtuvo unos números envidiables partiendo de tres premisas: el fútbol era el deporte rey del país, las dimensiones son más reducidas que las de Brasil, Sudáfrica y Rusia y se encuentra más avanzado tecnológicamente", señala Albert Guivernau en el informe.
En el caso de Rusia, muchos de los 12 estadios que albergan el Mundial parecen condenados a convertirse en elefantes blancospuesto que esas ciudades apenas tienen tradición futbolera o equipos potentes. Por ejemplo, Sochi no cuenta con un equipo de fútbol profesional.
Impacto limitado
El comité organizador del Mundial de Rusia ha señalado que la organización del evento ha estimulado un crecimiento del 1% del Producto Interior Bruto (PIB) en los últimos cinco años, cuando en Brasil 2014 fue del 0,6%. La agencia Moody's cree que el impacto económico del Mundial será a corto plazo y muy limitado.
Cada vez son más los que empiezan a pensar que organizar un Mundial en un país sin planificación posterior, apenas tiene sentido.
"En Sudáfrica la gente comenzó a entender lo que los economistas académicos siempre hemos dicho: el hecho de celebrar estos eventos no genera grandes beneficios económicos. La mayoría de la gente entiende esto, a pesar de lo que digan los políticos", aseguró el economista Stefan Szymanski, profesor de la Universidad de Michigan (Estados Unidos), en una entrevista a Metadeporte.
¿Quién es el gran beneficiado de la celebración del Mundial?
La FIFA se embolsará unos 6.400 millones de dólares, según el cálculo realizado por Swiss Appraisal. Este dinero proviene de los derechos deportivos, las aportaciones de los patrocinadores y la venta de entradas. "Si se analizan los números, el mayor beneficiado en términos pecuniarios directos es la FIFA (...) El país anfitrión se queda solo con una parte de los ingresos por la venta de entradas. Una parte importante va directamente para la FIFA", asegura Albert Guivernau.