Ser gay en el Ejército: "Sufrí mobbing y homofobia pero hoy es otra cosa"
Pedro Jesús García es miembro de la UME y ha ganado el certamen Mr Gay Pride 2021 en Castilla - La Mancha.
Cuando era pequeño, Pedro Jesús soñaba con ser maestro - “Me gustaba el tema de la docencia”- . Pero, según fue creciendo, cambió de idea. Quería “ayudar a las personas” de otra forma y fue ese sentimiento el que hizo que acabase en la Unidad Militar de Emergencias (UME). Quizá también sea esa ambición de echar un cable la que le dio el valor para salir del armario en un ambiente tan masculinizado. Este año, Pedro Jesús García es ganador del concurso Mr Gay Pride de su tierra, Castilla - La Mancha y espera que su figura sirva para que otras personas del colectivo LGTBI se sientan visibilizadas en las Fuerzas Armadas.
Se hizo militar con 19 años. “Empecé en la escala de tropa, luego me hice militar de carrera y, tras estar destinado en un par de sitios me llamaron para crear la UME”. En ese recorrido también participó en la guerra de Irak. Desde 2006 forma parte de la UME, “creando las bases de la unidad hasta lo que es hoy en día”.
García sabe que su historia impacta. Un gay en el Ejército. Muchos le llaman “valiente” por dar visibilidad y abrir un camino a los que vienen después. Otros le dicen que el uniforme no casa con ser homosexual. Pero él insiste en que lo importante es normalizar la condición sexual de cada uno en todos los entornos y eso es lo que trata de hacer desde su puesto, donde actualmente se siente arropado y “totalmente integrado”.
“Mis compañeros me han felicitado por el premio de Mr Gay Pride, pero a veces creen que es un certamen de belleza y no le dan la importancia que tiene, porque en realidad también se premia la historia personal”, señala. No tiene problema en pararse a explicar a quien le rodean lo que significa ser del colectivo LGTBI y es lo que hace cuando alguien de alrededor se interesa por ello. “Tengo mucho apoyo, sobre todo de mis compañeros de la UME”, celebra.
“Miedo al rechazo”
Pero no todo fue un camino de rosas. “Yo llevaba callado el tema de ser homosexual. Por miedo. Miedo al rechazo, al desprestigio, a no tener oportunidades de ascender o, simplemente, a que alguien me lo hiciese pasar mal”, admite al recordar cómo se sentía en su entorno de trabajo antes de “liberarse”. “Pero llegó un momento en el que no pude más”. El silencio le comía por dentro. Se sentía excluido de muchas conversaciones y estaba en un mal momento por una ruptura amorosa. Así que decidió que no quería seguir escondiéndose. Entre las reacciones de sus compañeros de entonces “hubo un poco de todo”. “No todo fue bueno, hay gente que te apoya y gente que no lo hace”, cuenta.
De hecho, García ha llegado hasta aquí tras sufrir episodios de mobbing y homofobia, aunque él insiste en que quiere “poner en valor a quien sí me acepta, y no la homofobia”. “Es cierto que es algo que no se olvida, que me lo hicieron pasar mal… Pero seguro que si hoy esas personas me viesen dirían ‘madre mía, dónde ha llegado Pedro con lo que le hemos puteado’”, admite. No guarda rencor: “Me vale con lo que tengo hoy en día, que no todo es perfecto pero vamos avanzando y hay muchísima gente que sí me acepta”.
Visibilidad para otras personas del colectivo
A partir de su salida del armario en lo profesional, empezó su activismo. “Quise ayudar a personas como yo en la profesión y fui haciéndolo. Había gente que me escribía, me decía que era un referente… Y también había de los que me decían que la bandera gay no casa con el uniforme”. Es la tercera vez que se presenta a Mr Gay Pride, aunque las dos anteriores fueron en Madrid: “Me abre un mundo más amplio para ayudar y transmitir el mensaje de que vistamos uniforme o no podemos querer a quienes queramos”.
Unas FFAA más modernas
García llama a dejar atrás la visión que se tiene sobre las Fuerzas Armadas. “Aunque lo veamos como una institución seria, va poco a poco dejando atrás su parte arcaica y avanza hacia la modernización”, explica. De hecho, recuerda que es una de las diez mejores instituciones de este tipo valoradas por el colectivo LGTBI de varios países. “¿Que va costando? ¿Que es un camino largo? Sí, pero estoy seguro de que el día de mañana eso va a ir cambiando”, presagia.
De hecho, sabe que “en cualquier lado persigue la coletilla de ‘maricón’”. “Pero yo ya no podía más, quería poder hablar tranquilamente”, dice. Y por eso acabó armándose de valor para ser él mismo. Hoy celebra haberlo hecho y anima a la gente en situaciones similares a la suya a “hablar las cosas con naturalidad”. Su familia se enteró de su orientación sexual por sus vecinos y García ha aprendido de ello: “Si hay alguien en mi situación le diría que lo cuente tal cual, que hay que saber que las familias a veces necesitan un tiempo de aceptación o directamente a veces no te aceptan”. Pero llama a no seguir escondiéndose en ningún ámbito: “Hay que contarlo tal cual, que eres un hombre y te gustan los hombres. No tenemos por qué vivir en una mentira y contarlo es liberador, el que no está liberado es el que no lo acepta”.