Señor ministro de Cultura y Deporte: dimita
Nuestra situación es muy difícil y necesitamos un ministro de Cultura de verdad.
Desde que empezó esta pesadilla sanitaria he defendido al Gobierno de mi nación como he defendido al de mi comunidad autónoma. Es momento de remar todos a una, de ayudarnos y mantener la calma para poder transmitirla a los demás. Eso incluye apartar a las personas que estén dañando a los demás, y el ministro de Cultura actual, José Manuel Rodríguez Uribes, ha dinamitado las esperanzas de una parte de la población, la de la cultura. Hace unas horas anunciaba que no habrá ayudas para un sector en una situación crítica.
No entender la importancia de la cultura en España es no haber entendido España. Como he repetido hasta la saciedad, la grandeza de este país no son las guerras lejanas ni las sedas de jubones nobles o una industria pesada en la que siempre hemos sido deficitarios. La grandeza de este país, lo repito porque parece que el señor ministro de Cultura lo desconoce, son Picasso, Velázquez, Buñuel, Cervantes, El Greco, Albéniz, Salzillo, Paco Rabal, El Prado y el MNAC, el Teatro Real y La Mar de Músicas. Pero además de ser la grandeza de España, la cultura es un 3.2 del PIB y el 3´7 del empleo total. Somos unas 700.000 personas que llevamos un mes volcando libros en redes, dando conferencias virtuales, cantando en directo con nuestras guitarras, regalando nuestro trabajo y enseñando las obras de nuestras galerías, escribiendo en redes poesías o textos de arte. Somos la esperanza que entra en las casas de la gente inventando historias para que el miedo se vaya quedando pequeñito y poder aplastarlo con el pie.
Somos un sector fiel y orgulloso de trabajar desde España, lo cual es extremadamente difícil en determinados campos, el del arte contemporáneo es uno de ellos. No nos merecemos ser maltratados y humillados por el Gobierno ni leer que Francia o Italia están considerando a sus creadores, sus culturas nacionales, con la importancia que tienen. España vuelve a maltratar a muchos de los mejores españoles, esos que sí sirven para hablar de Marca España o para llenar los bares y hoteles de Madrid en hordas de turistas que hacen rica esa ciudad como hacen rica a Toledo, Barcelona o Bilbao.
Pero hay algo que, de ninguna manera, merecemos, es este ministro cuyo nombre casi nadie conoce, tal ha sido su discreción o su falta de interés por darse a conocer. Sabemos que no es un hombre de la cultura, de hecho somos mayores, entendemos que se le ha premiado con un ministerio en el que, si lo haces mal, no muere nadie, pero es que, señor ministro, los artistas comen, y los actores, y los escritores y su falta de valentía para defender ayudas a nuestro sector matará empresas y creará paro. He leído que ha dicho usted, citando a Orson Welles, que primero las vidas de la gente y luego el cine. ¿En Francia o Alemania las vidas de sus pintores o directores de cine sí valen y las de los españoles no?.
Lamentablemente acerté en este periódico cuando, el 17 de enero, escribí que su nombramiento no debía ser un error. Hoy me ha dado usted la razón. Lo ha sido.
Sé que no va a dimitir, que va a ocultar su inacción, su valga de valentía y de amor por la cultura española con la gravedad de la crisis sanitaria. No ha defendido la cultura, nos ha dejado en la estacada mientras una comunidad autónoma como la mía, Murcia, le saca a usted los colores creando un plan de apoyo a la cultura (CREA) que se está diseñando con las necesidades planteadas por el gremio. Una comunidad autónoma en una situación difícil sí valora su cultura y usted, primera autoridad institucional en la del país, no. Entenderá el enfado que estos días se registra en redes.
Señor ministro, de un postrero ejemplo de dignidad y váyase. Ya ha sido ministro, con seguridad le asignarán un cargo importante, pero váyase y deje el sitio a alguien que nos conozca y nos aprecie, que nos defienda y luche por nosotros. Pero váyase cuanto antes, nuestra situación es muy difícil y necesitamos un ministro de Cultura de verdad. Y llévese con usted al asesor que le ha escrito la cita de Welles, por favor.