Siete señales de que una amistad no va a durar
A algunas amistades simplemente se les acaba la gasolina; en otras, la relación es tóxica.
La mayoría de las amistades nacen y mueren. Por muchas pulseras y juguetes que hayáis intercambiado de niños y muchas promesas que os hayáis hecho de ser mejores amigos para siempre, a medida que crecéis y os volvéis adultos, vuestras necesidades y preferencias cambian. A algunas amistades simplemente se les acaba la gasolina. Otras veces, la dinámica de la amistad es tóxica y es inevitable que se acabe de un momento a otro.
Descubre las señales a las que debes prestar atención, según los expertos, para saber si tu amistad con una persona tiene las horas contadas.
“Las amistades no consisten en poner cada uno el 50% en todo momento, pero a lo largo del tiempo, las cuentas deberían estar equilibradas”, explica Irene S. Levine, psicóloga especialista en amistades. “Cuando siempre es la misma persona la que pone de su parte y nunca recibe nada a cambio, se genera una desigualdad”.
Cuando solo una persona parece esforzarse o interesarse por la otra, la relación se vuelve unidireccional. Te puedes sentir poco valorado y menos inclinado a confiar en tu amigo si ves que le da igual.
“Es una señal de alarma cuando alguien que debería ser tu amigo convierte vuestras conversaciones en un monólogo”, explica la escritora y experta en amistades Shasta Nelson. “O cuando ves que no puedes contarle tus ideas ni tus experiencias. O cuando empiezas a contar algo y te interrumpe siempre para hablar de sus cosas. Son indicadores claros de que no es una amistad de verdad”.
Date cuenta si vuestras interacciones te dejan bajo de ánimo o energía, si te critica mucho o si nunca te da las gracias por nada.
“A nadie le gusta sentirse juzgado, criticado o devaluado, pero demasiado a menudo no nos tomamos el tiempo de pensar: ‘¿Qué puedo hacer para que mi amigo se sienta a gusto en mi presencia?’”, añade. “Muchas veces damos o recibimos consejos cuando lo mejor habría sido mostrar empatía; o hemos escuchado un sinfín de quejas o críticas por nuestras decisiones cuando solo habríamos querido sentirnos aceptados”.
Levine indica que hay que prestar atención a nuestras sensaciones físicas y emocionales cuando quedamos con un amigo.
“Si cuando quedáis sientes ansiedad o no te sientes cómodo, puedes sufrir dolores de cabeza o de tripa psicosomáticos”, advierte.
“Una de las principales causas de que las amistades no duren es que las personas implicadas no pasan tiempo juntas”, dice Nelson. “Hay muchas personas que se llevan bien pero su amistad no dura porque no encontraron la manera de verse con frecuencia después de un cambio drástico en la vida de alguna de ellas o cuando una persona se siente mal por ser siempre la que tira del carro para quedar”.
Todo el mundo pasa por periodos en los que sus horarios son difíciles de coordinar, pero si ni siquiera podéis dedicar 10 minutos a hablar por teléfono o mandaros mensajes, puede ser un indicio de vuestras verdaderas prioridades.
“Si os resulta difícil pasar tiempo juntos o si uno de los dos pone siempre excusas para no quedar, probablemente vuestra motivación para estar juntos desaparezca”, avisa Levine.
“Otra señal de amistad tóxica es que siempre parece querer hundirte”, señala la psicóloga Marisa G. Franco.
Presta atención a su reacción cuando le cuentes algo bueno que te ha pasado, ya sea un éxito personal o profesional.
“¿Se alegra por ti? ¿O se pone celoso e intenta quitarle mérito?”, pregunta la psicóloga. “Cuando te ascienden en el trabajo, ¿te dice lo mucho que se alegra por ti o insinúa que no eres la persona idónea para el puesto?”.
Si no celebra tus éxitos, puede ser por celos o inseguridad.
“Desear éxitos a la otra persona es una parte importante de una relación sana. A la inversa, es una relación tóxica”, zanja.
Ninguna amistad está exenta de conflictos o tensiones de vez en cuando, pero al menos debería haber facilidad de comunicación. Si no es así, reflexiona sobre si hay una dinámica tóxica o si simplemente os estáis distanciando.
“Puede que haya malentendidos frecuentes o que, simplemente, se os hayan agotado los temas de conversación”, comenta Levine.
También es posible que vuestras vidas hayan tomado caminos tan divergentes que tenéis menos cosas en común que antes. Otro obstáculo puede ser “tener creencias muy diferentes sobre política, religión o dinero”.
Si te topas con un problema con tu amigo, analiza si su enfoque es sincero y constructivo cuando lo habléis.
“La mayoría de nosotros intentamos hablar con nuestros amigos sobre las cosas que nos irritan: llegar siempre tarde, enviar mensajes o llamarnos a horas inadecuadas, sacar temas delicados delante de otras personas...”, enumera Glenda Shaw, autora de Better You, Better Friends. “Estos son los tipos de problemas que todo el mundo tiene que afrontar en la vida, pero se convierten en verdaderos problemas cuando la otra persona evita hablar de la situación que te irrita”.
“Todos tenemos diferentes límites”, comienza Shaw. “Es necesario que averigües cuáles son los tuyos”.
Para Shaw, una señal peligrosa es que ese amigo cotillee sobre otras personas, porque posiblemente haga lo mismo contigo.
“Uno de los problemas más complicados en una amistad es cuando descubres que un amigo no está siendo sincero contigo”, explica Shaw. “A diferencia de la familia y los compañeros de trabajo, los amigos son las personas que elegimos para que formen parte de nuestra vida. Un amigo de verdad es una persona con la que somos sinceros, una persona en la que confiamos”.
Incluso con un amigo cercano, puede suceder algo que ponga en entredicho vuestra confianza. Es importante resolver estos problemas, no ignorarlos, si quieres conservar la relación.
“Una señal de que una amistad puede estar erosionándose es un desengaño que no se resuelve”, comenta Levine. “Algunos desengaños pueden ser fatales: menospreciar a un amigo delante de otra persona, descubrir que ha dicho cosas hirientes a tus espaldas o tener una aventura con su pareja”.
“En una amistad sana, el conflicto se resuelve abiertamente en vez de apartarlo y hacer como si no existiera”, dice Franco. “Debes ser capaz de decir: ‘Oye, esto me ha molestado’, y la otra persona debe estar abierta a escuchar porque le interesa preservar la relación contigo”.
En las amistades tóxicas, los implicados evitan el tema cuando están molestos o inician una sarta de reproches y críticas que proyectan en la otra persona sus experiencias negativas. Hay falta de interés por llegar a un entendimiento mutuo.
Es un indicador claro de una relación tóxica cuando un amigo rara vez tiene en cuenta tu perspectiva, señala Franco. “Solo piensan en si tú satisfaces sus necesidades, pero no en si ellos satisfacen las tuyas. Cuando estaba escribiendo mi libro, entrevisté a una persona que tenía que ir al recital de baile de una amiga, pero no pudo asistir porque enfermó. Su amiga se enfadó con ella y le dijo: “Me has dejado tirada, eres una mala amiga”. Ese es un claro ejemplo de falta de perspectiva. Solo pensó en sus necesidades y no en las de su amiga”.
Escucharse mutuamente es una parte fundamental de las amistades sanas. Como señala Nelson, “si una persona no está interesada en escucharte, esa amistad no funciona”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.