Segundo procesado en España por un caso de bebés robados
Adelina pelea contra un médico de la Clínica Santa Cristina de Madrid para saber qué pasó con su hijo Bruno.
La Audiencia Provincial de Madrid ha ordenado al juez que dicte un auto de procesamiento, paso previo a la apertura de juicio, contra un médico de la Clínica Santa Cristina por presuntamente participar en el robo de un recién nacido en 1975, cuando la monja sor María se ocupaba de la maternidad del centro.
Se trata del segundo procesamiento en España por un caso de bebés robados tras el procedimiento abierto contra el doctor Eduardo Vela, exdirector de la Clínica San Ramón de Madrid, cuya causa está pendiente ya de señalar fecha para la vista oral.
En un auto, al que ha tenido acceso Efe, la Sala pide al titular del Juzgado de Instrucción 19 de Madrid que dicte auto de procedimiento abreviado -paso previo a la apertura del juicio oral- contra el doctor J.B.B. por los delitos de sustracción de menores o detención ilícita, suposición de parto y alteración de paternidad, y un tercero de falsedad en documento público.
Su decisión se produce tras estimar el recurso de apelación presentado por Guillermo Peña, letrado de la Asociación SOS Bebes Robados de Madrid, contra el archivo de la causa que investiga el supuesto robo de un bebe en 1975.
EL DRAMA DE ADELINA
Los hechos se remontan al 27 de junio de 1975 cuando Adelina Ibañez Mezcua dio a luz a un niño en la clínica Santa Cristina, en la que sor María, a la que se considera como el cerebro de una trama de bebes robados, manejaba el departamento de Maternidad.
Adelina contactó con la monja porque no sabía qué hacer dado que su hijo "había nacido del pecado", fuera del matrimonio, a lo que la religiosa respondió que tendría que trabajar mucho para tener a ese bebé y que a lo mejor sería preferible darlo en adopción. Esa no era la intención de la madre, pero la monja dijo: "Cuando dé a luz, ya hablaremos de lo que va a pasar".
Fue el 27 de octubre de 1975 cuando la mujer alumbró en una sala al bebé al que llegó a tocar, justo antes de que una comadrona y un médico la condujeran a otra sala, donde la colocaron una mascarilla y perdió el conocimiento. Por la mañana, se interesó por su hijo, pero el doctor le contó que el bebé estaba muy enfermo y que tenía un catarro para evitar que le viera.
La mujer se marchó del centro con la promesa de sor María de ver al bebé al día siguiente a la una de la tarde. Pero ella regresó a las nueve de la mañana, ansiosa por conocerle. Fue en aquel momento cuando vio salir a un matrimonio con un cesto del despacho de sor María y se fijó en que la mujer no tenía aspecto de haber dado a luz. Que Adelina llegara antes de la hora a la que había sido citada y viera esa escena, enfureció a la monja.
Adelina no entendía nada y cuando salió a perseguir al matrimonio a la calle, sor María la paró y le anunció que su hijo había muerto. El médico lo corroboró y le enseñaron en un sótano el cadáver de un bebé que dijeron que era el suyo.
La madre responsabilizó a la clínica de su muerte en una denuncia ante los Juzgados de Instrucción de Madrid, aunque no sabe qué ocurrió con la misma porque nunca recibió notificación alguna.
NI ENFERMO, NI MUERTO NI ABORTADO
Todo parecía olvidado, hasta que 30 años después salió a la luz la trama de bebes robados en España. Adelina se percató y en octubre de 2013 presentó una denuncia ante el Juzgado Decano de Madrid.
La investigación determinó que, según los libros de registro de maternidad, aquel día solo nació de madrugada un niño llamado Víctor Manuel (ella quería llamarle Bruno). Además, la documentación del centro reveló que no estuvo enfermo ni murió, por lo que se deduce que estaba desaparecido. Tampoco consta su aborto o muerte en el Registro Civil.
Tras estas averiguaciones, el juez citó al médico que atendió el parto, pero este alegó que "después de 40 años no recuerda nada", como también hizo el director, pero éste ante la Policía. Ninguno supo explicar el paradero del bebé. Ante la falta de autor conocido, el juez archivó.
Pero la Audiencia reabrió la causa y pidió localizar a ese niño en el Registro Civil. En su ficha, no consta el nombre del padre ni la madre, aunque sí el del médico y del director como responsables de su inscripción.
Sin embargo, el juez lo volvió a archivar por el mismo motivo, hasta que el pasado 9 de junio la Audiencia lo reabrió nuevamente y rechazó, como así alegó el acusado, que los delitos hayan prescrito.
Así las cosas, el juez dictará en breve el auto de procesamiento contra el médico, aunque ello no impedirá que Adelina, que está enferma, siga buscando a su hijo para conocerle antes de morir. Nadie sabe dónde está ni de quienes son sus apellidos. La única certeza es que está vivo, debe tener 42 años y le siguen buscando.