¿Se pueden echar a la lavadora las prendas con etiquetas de 'lavar a mano'?
Y, sobre todo, cómo narices se lava a mano.
Siempre he pensado que la forma en que mi mejor amiga lava la ropa a mano es un claro ejemplo de multitarea: se lleva la ropa a la ducha con ella, frota los tejidos mientras se lava y lo extiende para que se seque cuando termina. Pese a lo simple que es este método, nunca lo he puesto en práctica. No he lavado ni una sola prenda a mano. Meto mis sujetadores y prendas delicadas al programa más suave de la lavadora y evito comprar ropa muy fina o con muchos adornos.
Sinceramente, lo hago porque la etiqueta de “lavar a mano” me irrita muchísimo. Llevo mucho tiempo sospechando que es una forma que tiene el fabricante de escurrir el bulto en el caso de que unas prendas tan caras acaben destrozadas en la lavadora.
Aunque en parte es cierto, lavar a mano es la mejor forma de cuidar los tejidos que se utilizan actualmente, sostiene Sean Cormier, presidente adjunto de desarrollo textil y marketing en el Fashion Institute of Technology de Nueva York. Durante décadas, Cormier se ha especializado en control de calidad textil y lleva 18 años como director de control de calidad de la marca Liz Claiborne.
Con el fin de mantener los precios bajos, cada vez más fabricantes utilizan tejidos muy ligeros, que son más propensos a desgastarse, y tintes más baratos que tienden a decolorarse con más facilidad.
“A los fabricantes no les interesa tener clientes descontentos. Si haces cortinas, no te interesa que se destiñan. Si haces ropa, no te interesa que encoja. Si tus productos se gastan enseguida, nadie va a querer volver a comprarte”, explica Cormier, que añade que el riesgo de que un tejido se desgaste es “un gran problema” para los fabricantes.
Aunque la mayoría de la gente se siente tentada a meter todo a la lavadora, la realidad es que eso no es bueno para la ropa. Estar sometida a tanta agitación puede dañar o estirar las fibras delicadas de ciertos tejidos, sobre todo en el caso de las lavadoras con puerta delantera, asevera Cormier.
“Dentro de las lavadoras con puerta delantera, la ropa no deja de dar tumbos. Las lavadoras con puerta superior son un poco más cuidadosas porque solamente la mueven de lado a lado”, explica.
“Lavar a mano es la forma más segura de evitar desgarros y estropicios, sobre todo con tejidos delicados como el cachemir, la seda y el encaje”, corrobora Gwen Whiting, cofundadora de la empresa de cuidado textil The Laundress.
El cachemir, la seda, el encaje y los tejidos con bordado deberían lavarse a mano. (Aunque muchas prendas de seda llevan una etiqueta de “lavar en seco”, normalmente es seguro lavarlas en casa. Solo hay que comprobar antes la fijación del color). Y lo mismo para cualquier prenda que lleve adornos, como abalorios, borlas o lentejuelas.
Llena un recipiente limpio con agua. Si es algodón o tejido sintético, con agua caliente; si son los tejidos delicados mencionados anteriormente, agua fría.
Echa un poco de detergente (Cormier recomienda alcalinos suaves), revuélvelo y mete la prenda. No hace falta estrujarla, ya que podrías dañar el tejido.
Déjala reposar 10 minutos y luego aclárala bajo el grifo para quitar los restos de detergente.
Para escurrir el exceso de agua, presiona la prenda contra el borde del recipiente. No la estrujes ni la retuerzas, ya que podría perder su forma.
Déjala secar completamente extendida.
Y ya está. Si tienes mucha prisa, puedes meter en la lavadora las prendas más delicadas, siempre y cuando pongas un programa suave a bajo centrifugado. Cormier recomienda lavarlas del revés para reducir el desgaste.
Al final, aunque el método de mi mejor amiga no sea técnicamente “correcto”, sí pone en práctica el principio fundamental del lavado a mano: nada de grandes esfuerzos. Sospecho que la vida útil de mis sujetadores se va a duplicar y esa es una gran noticia para mi bolsillo.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.