Sayde, el desertor chino-cubano de Vox: "A Garriga le dije que cómo siendo negro se le ocurre sentarse con un nazi"
Entrevista con Sayde Chaling-chong, desencantado con el partido, quien critica “el golpe” que dio Abascal con la gestora de Barcelona.
Sayde Chaling-chong García, músico cubano de origen chino, es una rara avis. Tiene 39 años y está afiliado a Vox, pero está desencantando. Está dispuesto a azotar al partido de Santiago Abascal por sus malas prácticas. Llegó a España en 2002, en una delegación cultural, y ya no volvió a Cuba, cuenta entre risas. “Fue la primera vez que salí y la última. Al probar la libertad de expresión y todas las cosas de este país tan maravilloso, me dije: ’Aguanta ahí”.
A Chaling-chong le costó quedarse en España una paliza del director de la orquesta con la que aterrizó justo en la terminal donde iba a coger el avión de vuelta a la tierra comunista de la que desertó. Chaling-chong aborrece el caudillismo que tan bien conoce. Por eso, es capaz de olerlo a kilómetros: “Aquí, en Barcelona, en octubre de 2019, Santiago Abascal, y tengo las pruebas, dio un golpe de estado imponiendo una gestora de forma irregular”, denuncia.
Entró en el partido en diciembre de 2018, casi de casualidad. En poco menos de un año, pasó de pedir apoyos a la ultraderecha en L’Hospitalet a facilitar un encuentro en Bruselas entre la disidente cubana Rosa María Payá y Vox en el Parlamento Europeo. Los medios hicieron el resto: “Un día apareció Cake Minuesa en un acto y dijo: ¡Coño, un negro! Salí en Okdiario, en el Espejo Público…”. Ahora, Chaling-chong prepara su alternativa para plantar cara a su partido en las próximas elecciones catalanas. “Me hace ilusión que me entreviste este medio. Soy consciente de que los lectores me van a destripar, pero me encanta”, advierte.
¿Qué pasa en Vox?
Toda candidatura alternativa, que no esté bendecida por la dirección, es vilipendiada. Lo mantengo al 300%. Esto se llevó a los tribunales, pero bueno… la dirección hizo sus triquiñuelas y se quedó medio tapado. Vox ha visto que el nicho de negocio de los patriotas genera mucho dinero y creo que no quieren compartir el pastel con nadie. Por eso, han empezado a poner gestoras. De hecho, prácticamente en todas las provincias hay gestoras.
¿Por qué?
Es muy sencillo. Este es un partido que premiaba la meritocracia y que premiaba, al menos todo eso fue lo que nos dijeron al principio, el desarrollo de unas bases y de unas estructuras, como las que tiene el PP y como las tiene el PSOE, para estar presentes en cada barrio de España. Pero se dieron cuenta, y esto es una elucubración mía, de que de cualquier provincia o cualquier lugar, podía salir un líder que pudiera cuestionar la corona en cualquier momento. Ellos son unos líderes que gritan mucho, pero poco más.
El partido promociona más caras. Ignacio Garriga, el diputado y candidato a las catalanas, también defenderá la moción de Vox…
Desde un primer momento tuve una excelente relación con Garriga, porque éramos de los cuatro ‘oscuritos’ que nos juntábamos en el partido. Pero ya no hablamos, porque le dije las cuatro verdades. Le pregunté que cómo él, siendo negro, se le ocurre ir al campo del Español, a la parte donde están los ultras, a sentarse con un nazi.
¿Con quién se sentó?
Con Jorge Alberto de la Fuente, el secretario de organización en Barcelona. De la Fuente es nazi, no es que me lo invente. Este señor era secretario nacional del Movimiento Social Republicano. Él está relacionado con el ataque que hicieron unos neonazis a la ‘embajada’ catalana en Madrid. Está relacionado con palizas. Este hombre es republicano y antisemita. Y este señor, de la noche a la mañana, es monárquico por conveniencia. Cuando se fue de MSR, entró en Plataforma por Cataluña, partido integrante del Movimiento Identitario Europeo. Y, digan lo que digan, eso es la supremacía blanca. Cuando Vox lo que defiende es la hispanidad, pues te preguntas qué pinta este tío aquí. Pero, claro, era el protegido de Mónica Lora, la actual secretaria y tesorera de Vox en Barcelona, que fue la presidenta de Plataforma por Cataluña...
¿Cómo ve las opciones de Vox en Cataluña?
Comentamos en los grupos internos, a modo de chiste, que la profesión de Ignacio Garriga no es ser diputado, sino ser candidato. Ignacio fue candidato al Congreso y candidato a alcalde de Barcelona. Y yo, en una entrevista, me quejé después de que nos repitieran en el partido el mantra de un hombre, un cargo. Y me dijeron: ‘Si no te gusta cómo funciona el partido, se lo dices a Abascal’.
¿Cómo le sienta el discurso antiinmigración del partido?
Vox no tiene un discurso antiinmigración. No nos equivoquemos. La inmigración es un problema que hay en este país: la inmigración ilegal. Un señor que viene aquí a una frontera, por muy hambriento o necesitado que esté, no tiene derecho a dar un golpe a un policía. Claro que España y Europa están envejecidas y necesitan inmigrantes, pero yo no puedo ir a la puerta de tu casa, dar una patada y entrar…
Pero Abascal se refiere a esto como avalancha migratoria...
Es cierto que hay cierto descontrol que no debería haber, a pesar de que España sí es un país muy duro con la inmigración ilegal. Luego está el tema de las ayudas a los inmigrantes, que es falso. Los medios lo han desmentido. Mi primer contacto con Vox fue muy curioso. Me invitaron amigos cercanos, músicos, me dijeron: ‘Vamos a ver qué dice este partido nuevo’. Estaban hablando de los inmigrantes, pero todo sin contenido. Y yo les dije: ‘¿Saben que la ley de extranjería dice que los indocumentados no pueden recibir ayudas? Lo único, y qué menos, es atención médica y que si tienen hijos menores de edad, se escolaricen’. Les expliqué que España es uno de los países de la UE que más inmigrantes expulsa, aproximadamente unos 35/40 al día.
¿Y qué le dijeron?
[Ríe] Recuerdo las caras, se quedaron patidifusos, porque no me podían contrargumentar. Entonces, uno de los miembros del comité provincial de esa época me dijo: ’Oye tío, qué valiente, ¿por qué no te sumas al partido y vienes en listas electorales? Y le contesté: ‘Por mí sí, pero no te pongas bravo, ¿cómo voy a ir en listas electorales?’ Me parece que uno tiene que prepararse...Y entonces me metí en el partido, en la junta ejecutiva de L’Hospitalet. Allí estaba, llevaba la comunicación y las redes. Cuando empezamos, éramos cuatro. Imagínate, cuatro en un coche y uno un negro que ponía carteles de ‘Únete a Vox’.
¿Qué votará en las elecciones catalanas?
Desde luego a Vox no. Ninguno de los que se va a presentar aquí trae soluciones, solo caos y destrucción. Y Vox va a estar muy feliz de que las cosas vayan mal aquí. No pienso votar por ninguno. La derecha española tiene un problema: está dividida y la izquierda lo sabe. Gracias a eso ha ganado Pedro Sánchez. Esa es la realidad. La derecha española se tiene que unir… Visto lo visto, a ningún partido constitucionalista en Cataluña le interesa que se arreglen los problemas en Cataluña. Porque esto les da votos en Madrid, en Badajoz, en Cáceres… La gente lo que quiere son soluciones. Que Abascal le diga a Sánchez en el Congreso que es un caranosequé… ¿de qué sirve? El pan sigue costando lo mismo al día siguiente. Este país maravilloso tiene un problema: la clase política. Incluido Vox. Yo me acuerdo que Vox decía que iba a cambiar todo, a limpiar el sistema… Y se ha convertido en el sistema en tres minutos.
Cuando Vox se refiere al coronavirus como virus chino, ¿qué sensación le provoca?
Ninguna. A mi me dicen el cubano chino… ¿Dónde surgió el virus?
En China, pero el virus no es chino...
¿Y la gripe española? Yo creo que la gente tiene la piel muy sensible con eso ¿Usted es negro o no? ¿Es chino o no? Eso de que me digan que soy una persona racializada… ¿qué es? Yo soy negro. Se nos ha ido de las manos este tema. Hermano, si te estás viendo en el espejo como el carbón, pues eso es que eres negro. Y no pasa nada. Yo es que soy negro, no verde.