Santiago Posteguillo: “Estamos gobernados por políticos rodeados de gente mediocre”
El autor, que presenta 'Y Julia retó a los dioses', celebra la visión de futuro de la emperatriz romana. "Hoy estamos gobernados por políticos cortoplacistas cuando en realidad nos enfrentamos a conflictos generacionales".
Cuando Santiago Posteguillo empezó a ambientar sus novelas en la Antigua Roma pensó que podía llegar a encasillarse. Hoy eso no le preocupa, sino que más bien le gusta. “Creo que hubo un momento en que a Agatha Christie nadie le preguntaba: ‘¿Otra novela más de crímenes?’. Yo quiero llegar a eso”, asegura el autor valenciano que regresa a las librerías con Y Julia retó a los dioses (Editorial Planeta), la segunda y última parte de Yo, Julia, la novela con la que ganó el Premio Planeta 2018.
Su octavo libro ambientado en el Imperio Romano vuelve a tener a la emperatriz Julia Domna como protagonista. Su peso es aún mayor tras la muerte de su marido el emperador Septimio Severo y el constante enfrentamiento por el poder de sus hijos Basiano (luego Caracalla) y Geta.
Julia se presenta como una mujer inteligente y tenaz en su lucha por consolidar a la dinastía de Septimio y mantener unido al Imperio para el beneficio de todos sus ciudadanos. “Algo que hace bien es rodearse de buenos consejeros, de gente inteligente de la que puede recibir una retroalimentación sabia. Hoy en cambio estamos gobernados por políticos que se rodean de gente mediocre, que normalmente les alaban sus ocurrencias, que no ideas, y de ahí sólo puede venir el desastre”, lamenta Posteguillo.
Si el autor compara ambas épocas es porque, en el fondo, su obra ambientada en la Antigua Roma habla de situaciones actuales. Julia Domna, sin ir más lejos, sufre xenofobia por su origen sirio y el médico Galeno, narrador de esta novela y de la anterior, es víctima del poder político que no le deja desarrollar su Ciencia. “Por eso cuando me preguntan cuándo voy a escribir una novela sobre lo que pasa hoy, digo que siempre estoy hablando de lo que pasa. Hago como Plauto, que criticaba al Senado romano situando sus obras de teatro 300 años atrás en la Antigua Grecia”, apunta el autor.
Cuando presentaste Yo, Julia la comparabas con el personaje de Robin Wright en House of cards. ¿Sigue siendo ese el símil o ha evolucionado?
Dentro la política actual quizás Julia Domna se parecería a Margaret Tatcher, con la que no coincido políticamente pero sí reconozco su tenacidad negociando con la Unión Europea. Siempre respetaré su capacidad para desenvolverse en un mundo de hombres sin perder su feminidad. Hoy lo habitual es que las mujeres líderes en política se acaben masculinizando, lo hemos visto con Hillary Clinton o con Angela Merkel, que acaban vistiendo con pantalones, llevando pelo corto… Margaret Tatcher era una señora y en ese sentido sí que hay una conexión. Julia se sentía muy femenina, no rehuía de su feminidad, la utilizaba cuando era necesario, y también tenía una tenacidad tremenda. Es un símil, pero ya te digo que no coincido con Margaret Tatcher.
Julia Domna es perseverante y tenaz para lograr acuerdos políticos, algo que hoy no es muy común...
Incluso cuando supuestamente se fomentan los pactos, lo que realmente se está intentando es utilizar esa negociación para eliminar al contrario. No hay un auténtico interés por llegar a acuerdos y eso no es bueno en política. Echo de menos el espíritu de la Transición que tan denostado parece estar hoy. No digo que todo se hiciera bien, pero sí creo que ese espíritu era bueno. Veníamos de una confrontación muy complicada y se llegaron a acuerdos. Si la gente hubiera jugado a ver cómo aniquilo al otro no estaríamos aquí.
Con ese espíritu de velar por el bien común y no por los intereses propios que sí tenía Julia Domna igual no tendríamos un Reino Unido separado de la Unión Europea o no habríamos celebrado unas segundas elecciones en España.
En Julia es bastante aplicable la definición que siglos después dio Winston Churchill de la diferencia entre un político y un estadista. “El político es el que piensa en las siguientes elecciones, mientras que el estadista es el que piensa en la siguiente generación”. Julia pensaba en la siguiente generación, mientras que yo tengo la sensación de que hoy día en España y en el mundo en general estamos gobernados por políticos cortoplacistas cuando en realidad nos enfrentamos a conflictos y a problemas generacionales como el cambio climático. En el futuro se nos juzgará y se nos juzgará mal.
Para conseguir esos objetivos, una de las estrategias de Julia es pagar bien a los soldados y que así se entreguen en la batalla. ¿Otra lección?
La gente responde cuando se le paga. Septimio se lo decía a sus hijos: ‘Cuidad a las tropas y olviaos del resto’. El consejo de forma literal no es bueno pero sí de forma metafórica. Trata bien a aquellos que necesitas que te trabajen bien y responderán.
¿Julia era una rara avis en la Antigua Roma o hay otras muchas mujeres que están silenciadas?
Hay más. Son menos que hombres por las circunstancias pero hay unas cuantas y por eso tengo tango interés en El corazón el Imperio, la serie que preparo con Movistar+ y que se centra en las mujeres [está trabajando en los guiones y la idea es que se estrene en diciembre].
Hace un par de años hablabas de que el lector es una especie en vías de extinción, hace unos días el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros marcaba una subida importante del porcentaje de lectores (del 60,3% en 2010 al 68,5% en 2019), ¿hay lugar a la esperanza?
No sé bien a qué atribuir ese cambio porque no he notado nada que lo favorezca en la medida en que no ha cambiado nada de forma cualitativa en los últimos años. En las ferias sí que veo que hay gente joven que lee mucho y eso sí que me anima, pero pensaba que más que aumentar los lectores es que quienes leen lo hacen mucho.
¿Hay que crear a los lectores desde pequeños o se puede generar un lector de 20 años?
Se puede generar pero es más difícil. El hábito de la lectura hay que intentar crearlo en casa. Hay que empezar leyendo cuentos a tus hijos cuando son muy pequeñitos. Yo empecé con mi hija cuando tenía meses, se enterase o no. Y los psicólogos tienen muy claro cuál es la edad en la que tienes que dejar de leerles en su cuarto. Mucha gente suele hacerlo cuando los niños aprenden a leer, pero ese no es el momento. La edad correcta para dejar de leer a tu hijo es cuando te eche de la habitación. Hasta entonces léele o lee con él. Ha habido veces con mi hija que leíamos juntos El Quijote, ella hacía de Quijote y yo de Sancho, así más divertido.
Quien dice fomentar la lectura, dice fomentar el interés por el arte en general…
El arte, la historia, ir a museos, hacer viajes culturales, ir al teatro, musicales… Todo lo que sea cultura. Es algo que si vas haciendo, los niños los van apreciando.
Lo que pasa es que la sociedad tampoco ayuda mucho.
Tengo una auténtica paranoia, estoy convencido de que los que mandan no quieren gente culta, no quieren gente crítica. No reconozco ninguna bondad en la clase política por generar gente más culta o más crítica que piense a la hora de emitir su voto. Si hubiera estadistas pensarían: ‘Si yo me equivoco que vengan otros que puedan hacerlo mejor para mis nietos’, pero eso no es el político de hoy en día para nada.
En eso tienen una labor fundamental los profesores de primaria.
Volvemos a lo de los soldados y lo de pagar bien. Si quieres buenos profesores de primaria, págales bien. Retribúyelos bien, prestigia socialmente esa profesión y dales autoridad. Luego sube la nota media de acceso para profesores de magisterio y que ganen el doble. En Finlandia todo el mundo quiere ser profesor porque ganan mucho dinero. Porque los finlandeses han pensado: ¿en manos de quién voy a poner a mis hijos? En las de los profesores. Aquí no pensamos eso, lo pensamos en los médicos pero lo otro no lo sabemos ver.