Sanidad aconseja limitar la ingesta de pescado a 3 o 4 raciones a la semana
Por la presencia de mercurio.
La Agencia Española Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), dependiente del Ministerio de Sanidad, ha actualizado sus recomendaciones de consumo de pescado por la presencia de mercurio. Según sus nuevos estándares, piden limitar la ingesta de cualquier especie de pescado a 3 o 4 raciones por semana en la población general, y siempre procurando variar entre pescados blancos y azules.
En mujeres embarazadas o que estén planificando estarlo, así como aquellas en periodo de lactancia y los niños de hasta diez años, Sanidad recomienda no consumir los tipos de pescado con alto contenido en mercurio, como pez espada, emperador, atún rojo (‘Thunnus thynnus’), tiburón (cazón, marrajo, mielgas, pintarroja y tintorera) y lucio. En niños de 10 a 14 años, apuestan por limitar a 120 gramos al mes la ingesta de estos peces.
También en niños de 10 a 14 años, recomiendan 3-4 raciones por semana de especies con bajo y medio contenido, como abadejo, anchoa/boquerón arenque, bacalao, bacaladilla, berberecho, caballa, calamar, camarón, Cangrejo, cañadilla, carbonero/fogonero, carpa, chipirón, chirla/almeja, choco/sepia/jibia, cigala, coquina, dorada, espadín, gamba, jurel, langosta, langostino, lenguado europeo, limanda/lenguadina, lubina, mejillón, merlan, merluza/pescadilla, navaja, ostión, palometa, platija, pota, pulpo, quisquilla, salmón atlántico/salmón, salmón del Pacífico, sardina, sardinela, sardinopa, solla o trucha.
Pese a estas recomendaciones, el Ministerio recuerda que comer pescado es “seguro, saludable y recomendable”. “En la legislación alimentaria europea existen límites máximos de mercurio que son de obligado cumplimiento y que, controlados por las autoridades sanitarias, garantizan un consumo seguro de alimentos por la población”, tranquilizan.
Igualmente, defienden que el consumo de pescado conlleva, además, efectos beneficiosos para la salud, ya que “aporta energía, es una fuente de proteínas de alto valor biológico y contribuye a la ingesta de nutrientes esenciales como el yodo, el selenio, el calcio y las vitaminas A y D”. “También tiene un buen perfil lipídico proporcionando ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3, que es un componente de los patrones dietéticos asociados con la buena salud, y pocos ácidos grasos saturados. Tiene efectos beneficiosos sobre el desarrollo neurológico en niños y reduce el riesgo de mortalidad por enfermedad coronaria en adultos”, añaden.
España cuenta desde el año con pautas de consumo recomendadas por la AESAN para ciertas especies pesqueras en determinados grupos de la población, pero el Ministerio justifica que “la aparición de nueva información científica y técnica ha hecho necesaria su revisión y mayor difusión entre los consumidores”. AESAN ha distribuido, en colaboración con las autoridades sanitarias autonómicas y otras partes interesadas, 40.000 pósters con esta nueva información.
Efectos del mercurio
El mercurio es un elemento químico que forma parte de la composición natural de la corteza terrestre, principalmente como mineral de cinabrio (sulfuro de mercurio) o bien como impureza de otros minerales como la pirita (sulfuro de hierro). Se libera al medioambiente a través de procesos naturales como consecuencia de la actividad volcánica y la erosión de las rocas mediante la acción del agua y el viento.
Sin embargo, también puede liberarse debido a la acción del hombre a través de numerosas actividades como la industria, la minería, quema de combustibles fósiles, eliminación de residuos, etc. El mercurio ha tenido, y aún tiene, numerosas aplicaciones como pinturas, vacunas, amalgamas dentales, baterías y pilas, lámparas fluorescentes y de bajo consumo, aparatos eléctricos y electrónicos, aparatos de medida (termómetros y barómetros), etc.
Los efectos tóxicos del mercurio se conocen desde la antigüedad, pero fue en 1968, a raíz de la contaminación de la bahía de Minamata (Japón) por vertido de mercurio procedente de una industria química, cuando se relacionó su toxicidad con el consumo de pescado contaminado. La primera evaluación del riesgo por la ingesta de mercurio disponible a nivel internacional fue realizada por el Comité de Expertos FAO/OMS en el año 1972. Desde entonces, se ha reevaluado en varias ocasiones para adaptarla a las numerosas publicaciones científicas que se generan anualmente sobre este contaminante.
“El metilmercurio afecta al sistema nervioso central en desarrollo, de ahí que el feto y los niños más pequeños sean los más sensibles a este metal. También se han observado efectos sobre la ganancia de peso corporal, la función locomotora y la función auditiva. Estudios recientes indican que presenta efectos inmunotóxicos en el desarrollo a bajas dosis, pero se necesita más información”, argumenta Sanidad.
Por su parte, indican que el mercurio inorgánico afecta principalmente al riñón, causando “un aumento de su peso, aunque también puede afectar a otros órganos como el hígado, sistema nervioso, sistema inmune y sistemas reproductores y del desarrollo, pero a dosis mayores que en el caso del metilmercurio”. “En consecuencia, la forma más tóxica del mercurio, y de mayor preocupación desde el punto de vista sanitario, es el metilmercurio”, agregan.
¿Qué dicen las autoridades europeas?
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó el 14 de julio de 2014 una opinión científica sobre los beneficios para la salud del consumo de pescados y mariscos en relación con los riesgos de salud asociados con la exposición al metilmercurio.
El organismo estableció que el consumo de alrededor desde 1-2 porciones de pescado/marisco por semana y hasta 3-4 porciones por semana durante el embarazo se ha asociado con mejores resultados funcionales del neurodesarrollo en los niños en comparación con la ausencia de consumo. Estas cantidades también se han asociado con un menor riesgo de mortalidad por enfermedad cardiaca coronaria (CHD) en adultos y son compatibles con las ingestas y las recomendaciones actuales en la mayoría de los países europeos.
Por otro lado, también concluyeron que con consumos más elevados de pescado y/o marisco no se esperan beneficios adicionales sobre los resultados del desarrollo neurológico ni ningún beneficio sobre el riesgo de mortalidad por enfermedad coronaria. De esta manera, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria aclara que, a pesar de los niveles de exposición a mercurio, el consumo de pescado y marisco “aporta beneficios y es recomendable”.