La obsesión de Sánchez en la UE
España aspira a tener un papel más relevante y llevarse un 'top job'.
Pedro Sánchez tiene ahora una obsesión: la Unión Europea. El presidente del Gobierno quiere para España uno de los top jobs comunitarios para los próximos cinco años y busca un papel destacado a partir de ahora en el continente.
No es un secreto, los miembros del Gobierno, el equipo de Moncloa y los dirigentes del PSOE dicen que España ha jugado por debajo de su peso durante estos años. Y ponen de ejemplo el papel del comisario español saliente, Miguel Arias Cañete (PP): “Perfil bajo, ha pasado desapercibido”.
Y Sánchez tiene una enorme baza para negociar: España es el Gobierno socialista más grande de toda la UE. El PSOE ha salido reforzado tras el 28-A y el 26-M frente a la ola conservadora que azota el resto del continente, además de ser un Ejecutivo claramente europeísta y que defiende los valores de la actual Unión.
Una fuerza que también pretende esgrimir a través de los 20 eurodiputados conseguidos el pasado domingo (el 32% de los votos), con una lista liderada por el propio ministro de Exteriores, Josep Borrell. Se convierte así en el país más fuerte dentro del grupo socialista, por encima de alemanes e italianos y, por supuesto, de lo que queda de los náufragos franceses.
“Francia y Alemania han demostrado por sí mismos que ya no están en una posición de hacer avanzar a Europa. Hace falta que participen más Estados en la tarea del liderazgo”, dijo recientemente el aún canciller español.
Borrell conoce muy bien todos los recovecos del poder europeo, ya que fue presidente del Parlamento. Y entre el socialismo español se aspira a que ocupe uno de esos top jobs otra vez. Entre los anhelados: la presidencia del Consejo, de la Comisión y del Parlamento. Uno en el que también, según fuentes socialistas, podría jugar un buen papel es como alto representante de Asuntos Exteriores, que actualmente ocupa la socialista italiana Federica Mogherini. Menos posibilidades -y ansias- hay en la presidencia del Banco Central Europeo, el quinto cargo en importancia. Hay que tener claro qué se desea, porque lograr un puesto suele suponer, automáticamente, renunciar a los demás.
Contactos de altura
Sánchez ha empezado a jugar sus cartas desde este mismo lunes. Voló hasta París para cenar con Emmanuel Macron. Y dos importantes conclusiones sacaron en el Elíseo. La primera, se abre una entente entre el socialismo europeo y los liberales de cara al futuro reparto después de 15 años dominados por los conservadores. Segunda: hay que afianzar un muro contra la ultraderecha. Esto se entiende como un mensaje a Ciudadanos ante las posibilidades de pactos con Vox.
Los jefes de Estado se reúnen desde este martes en Bruselas para abrir la renovación de los altos cargos de la UE, aunque todavía no se van a manejar nombres sobre la mesa. Todo ello con las cartas sobre el tapete europeo una vez se se celebraron las elecciones continentales: populares y socialdemócratas no han revalidado su mayoría, aunque siguen siendo los dos bloques más votados, y tienen que contar con los liberales para el acuerdo.
Sánchez está aprovechando estas 48 horas para mantener reuniones con líderes de cara a esos acuerdos. Entre otros, con el primer ministro portugués Antonio Costa, el holandés Mark Rutte y el belga Charles Michel, en una cita en la que, según Moncloa, “toma fuerza una alianza de fuerzas europeístas y progresistas”.
También este martes por la tarde Sánchez se vio con la canciller alemana, Angela Merkel, para repasar la agenda europea y la renovación institucional, coincidiendo en que los cargos deben caer en “perfiles europeístas”. Por el momento, la mandataria alemana apuesta para la presidencia de la Comisión por Manfred Weber -del Partido Popular Europeo al que pertenece su formación, la CDU-, en tanto que el español sigue defendiendo al socialista Frans Timmermans. Lo que está claro es que Sánchez quiere hacerse valer como pieza fundamental para un entendimiento también entre franceses y alemanes.
Toca ponerse de acuerdo estas semanas teniendo como base que los populares europeos son los que tienen más escaños (177), mientras que los socialdemócratas cuentan con 149 -la delegación española es la más numerosa- y los liberales suman 107. Como dice Donald Tusk, al frente del Consejo de Europa, “en el mundo real siempre es difícil un equilibrio perfecto”, y toca cuidar mucho una selección que ha de contentar a los distintos países y grupos políticos y respetar la paridad.
Dentro del grupo socialista europeo, el PSOE quiere tener todavía más fuerza y también se espera que consiga uno de los puestos más relevantes la actual portavoz de Ferraz en Europa, Iratxe García.
No obstante, todas esas variantes internacionales también dejan incógnitas nacionales. La primera es quién sustituirá a Josep Borrell al frente del Ministerio de Exteriores. Las quinielas ya circulan por la Villa y Corte. El favorito por el momento es el responsable de Agricultura, Luis Planas, aunque también suenan nombres como José Manuel Albares (asesor internacional del presidente) o Cristina Gallach, alta comisionada para la Agenda 2030.
Por voluntad y por mandato
La apuesta de Sánchez por lo comunitario va más allá de lo personal y lo táctico. También cumple una orden. Los socialistas europeos le encomendaron en su reunión previa a la cumbre informal de Sibiu (Rumanía) de principios de mayo el liderazgo de las negociaciones para el reparto institucional en Europa.
Fuentes del PES sostienen que, más allá del “aval” de los buenos números logrados en las dos elecciones del último mes, confían en Sánchez por su “alta capacidad” para representar a la formación, su “carisma” y la “estabilidad que tiene por delante”, al haber pasado ya todas las grandes citas electorales y tener ahora tiempo por delante para trabajar, aunque sea sin mayoría absoluta. El grupo le ha pedido que “haga completamente suya” la agenda de Timmermans, que tiene tres paquetes de políticas prioritarias: cambio climático, justicia social y feminismo-igualdad.
“No hay más que ver cómo se movió en la cena informal del martes, como pez en el agua, mientras todos le felicitaban”, explican para referirse al empuje de Sánchez. El propio presidente español resumió su nueva labor nada más llegar a la cita: “Soy el jefe negociador de la familia socialdemócrata”.
La prensa internacional ha destacado profusamente este poderío recobrado, insólito desde la entrada de España en la Unión en los años 80, y el papel de “locomotora” que se le encomienda a Sánchez, en palabras de a BBC. “Los españoles se convertirán en la punta de lanza de la socialdemocracia europea”, añade el Frankfurten Allgemeine Zeitung. La prensa belga incluso especula con una mejoría en la imagen de España tras el desgaste del discurso independentista catalán, ahora que la voz de La Moncloa será más escuchada.
Sánchez quiere mucha Europa en su nueva etapa al frente de Moncloa.