Sánchez prepara un debate con nuevas medidas y para defender su modelo frente al PP
El presidente busca relanzar el Ejecutivo en uno de los momentos más complicados de la legislatura.
En La Moncloa llevan días preparando minuciosamente el discurso. Pedro Sánchez y su entorno son conscientes de que se trata de uno de los momentos clave para la legislatura y para intentar ganar las próximas elecciones generales. El debate sobre el estado de la nación es una de las citas más importantes del parlamentarismo y casi todo el país estará pendiente de lo que se diga en el Hemiciclo a partir de este martes.
El presidente quiere un discurso potente, con contenido y que apele directamente a los ciudadanos. Se atraviesan tiempos muy complicados marcados por la guerra de Ucrania y la consecuente inflación que ya ahoga a los bolsillos de muchos españoles. Y eso está desgastando a la coalición, con el PP por encima de las encuestas gracias a la llegada de Alberto Núñez Feijóo.
El jefe del Ejecutivo tiene previsto anunciar nuevas medidas durante su intervención ante los diputados. “El presidente le da mucha importancia a este debate”, sostienen fuentes gubernamentales. “Lo enmarcamos en la normalidad institucional que tiene que tener el país: elecciones cada cuatro años, presupuestos anuales... estabilidad, a pesar de la nula colaboración del principal partido de la oposición en temas de Estado, ni en ningún tema”, añaden.
Y afirman desde La Moncloa: “Con una pandemia y una guerra, el Gobierno está fuerte y las medidas que se han tomado han sido rápidas y eficaces para proteger a los ciudadanos, a los trabajadores, a las clases medias. Un Gobierno que toma decisiones”.
Sánchez enfoca este debate como una ocasión para relanzar al Ejecutivo y una vez ha pasado con éxito la cumbre de la OTAN. Con varios objetivos cuando salga, según fuentes gubernamentales, a la tribuna de oradores. Enfrentará los dos modelos frente a las crisis: el actual vs. el de Mariano Rajoy. Remarcando las medidas que se han puesto en marcha, desde los ERTE hasta el ingreso mínimo vital pasando por las ayudas al transporte y el tope del precio de los alquileres.
El presidente sabe también que tiene que preparar el terreno para lo que llega en otoño y en invierno, algo de lo que lo hablaron ya a puerta cerrada los líderes durante la cumbre de la OTAN en Madrid. Se espera una temporada en Europa marcada por los cortes en el suministro energético por la guerra y el problema que va a conllevar a todas las economías. Además, sin visos de fin, ya que la invasión rusa se cronifica conforme pasa el tiempo. La situación económica global es preocupante, con EEUU y Reino Unido marcando récords desde hace cuarenta años en los precios. Y la inestabilidad política también se está dando internamente en gobiernos como el de Reino Unido y el de Italia.
El presidente ya lleva días advirtiendo de que no será fácil a partir del otoño y que el mundo se enfrenta a grandes riesgos. Pero a la vez quiere hacer calar que sus medidas van dirigidas a la clase media y trabajadora, con hitos, como sostienen en el Gobierno, como la excepción ibérica que ha topado el precio del gas y que ha ha aminorado la factura respecto a otros países europeos.
La idea de Sánchez sigue siendo la de agotar el tiempo de la legislatura y no convocar elecciones anticipadas, por lo que tiene la vista puesta en diciembre de 2023. “Nos queda un año”, como remachan fuentes socialistas, y desde el PSOE se advierte de que la derecha está pecando de triunfalista creyendo que hay un cambio de ciclo y que ganará Alberto Núñez Feijóo el próximo año.
Lo que sí gustaría en el ala socialista es que bajara el ruido interno en la coalición, como lo que ha pasado estos días con el gasto en defensa. De todas formas, las dos partes se conjuran para aguantar y ninguna quiere romper en estos momentos. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, lo reafirmaba en una entrevista este domingo en El País: “Nada va a romper el Gobierno, porque no hay alternativa a la coalición progresista. Eso sí, tenemos una diferencia que también deberíamos abordar de manera pausada”.
En el PSOE saben que estos enfrentamientos serán continuos de aquí al final de la legislatura y que el ala de Unidas Podemos necesita remarcar las diferencias. Pero a la vez los socialistas son conscientes de la necesidad de que el proyecto de Yolanda Díaz tire bien en las elecciones porque esto va de bloques y de números y sin un resultado consistente de los ‘morados’ se perdería La Moncloa. Las dos partes todavía no han cerrado la reunión de la comisión del seguimiento del pacto de coalición.
Otro de los retos que tiene en estos momentos Pedro Sánchez es movilizar al electorado progresista, sabiendo que ya no cala totalmente el discurso del miedo a la llegada de la ultraderecha. Por eso necesita que sus medidas sean bien entendidas por la clases medias y trabajadoras, en un momento en el que los sondeos detectan que se está produciendo trasvase de voto del PSOE hacia el PP.
Y en el Gobierno también están trabajando por recuperar la relación con la Generalitat, tendiendo puentes a través del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, que se reunía hace dos días con la consellera Laura Vilagrà con la finalidad de calendarizar otra vez la Mesa de Diálogo e intentar superar el choque tras las revelaciones sobre las escuchas con Pegasus a líderes independentistas.
Este será el primer debate sobre el estado de la nación desde 2015, por lo tanto el primero que afronte Pedro Sánchez como presidente. El socialista “va a por todas”, como indican fuentes socialistas, y no quiere desaprovechar la oportunidad. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, estará en el Hemiciclo pero no podrá intervenir (es senador) y por parte del PP subirá a darle la réplica la portavoz en la Cámara Baja, Cuca Gamarra. También será el primero para Santiago Abascal (Vox) e Inés Arrimadas (Ciudadanos).
El gran debate ya está aquí.