San Chin Choon escribe al juez del 'caso mascarillas' para exculpar a los comisionistas Medina y Luceño
"La operación fue correcta", recoge un correo remitido por una persona identificada con el nombre del empresario malasio.
Giro al caso mascarillas. Un remitente identificado como San Chin Choon, el empresario que consiguió el material sanitario que compró el Ayuntamiento de Madrid con la mediación de los comisionistas Alberto Luceño y Luis Medina, ha remitido un correo al juez responsable del caso, Adolfo Carretero.
En él, el supuesto empresario exculpa a los millonarios comisionistas de toda responsabilidad, al asegurar que eran agentes exclusivos suyos y que no influyeron en el precio de la operación, porque hubiera sido idéntico sin ellos.
En una diligencia de ordenación, a la que ha tenido acceso Efe este martes, el juzgado remite a las partes un correo electrónico recibido el pasado día 22 que “al parecer” escribe San Chin Choon y en el que adjunta la respuestas que ya dio a las preguntas de la Fiscalía española y que, según le informó el empresario Alberto Luceño, no fueron remitidas a España.
Ese día, el 18 de abril de 2018, Chin Choon aseguró en una declaración jurada que “la operación fue correcta y certificando los documentos utilizados en la misma”.
“El precio de los productos habría sido el mismo. No vendes a un precio más alto porque haya agentes. Sin ellos no habría habido operación”, añadía al ser preguntado por las comisiones de los empresarios españoles. Al respecto, justificó que Luceño cobrase más porque hizo la mayor parte del trabajo, mientras que Medina solo efectuó llamadas. De hecho, sobre Medina, explica que le nombró su agente a petición de Luceño y reconoce que fue en una fecha diferente a la que figura porque el documento se hizo sobre un borrador sobre el que olvidó actualizar la fecha.
En su testimonio ahora reenviado al juez encargado del caso, San Chin Choon admite que él transmitió los precios a Luceño para que este se los hiciera llegar al comprador, ya que iban subiendo cada día, y “una vez que aceptó, firmamos el contrato”. Tras hacer el primer pago del 50% es cuando él le dijo a Luceño “la comisión le quedaba”.
Sobre la supuesta mala calidad del los materiales vendidos, el empresario afirma que “en todos los contratos firmados por el comprador se indicaba qué empresa era la fabricante, se enviaban dossieres de la empresa, sus certificados de calidad, autorizaciones y en algunos casos fotos”.
La millonaria ‘tajada’ que sacaron tanto Luceño como Medina y especialmente sus ostentosas compras tras el negocio aparecen en el origen de la investigación abierta. Según la Fiscalía, los comisionistas aprovecharon para darse el gustazo de comprar un Ferrari, un Lamborghini, un yate, un piso en Pozuelo o varios relojes de gama alta.