Sáenz de Santamaría quiere ser la jefa
Gana la primera vuelta de las primarias del PP con el 37% de los votos.
Tras casi dos décadas a la sombra de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría ha puesto este jueves sobre la mesa sus propias credenciales para convertirse en la jefa del PP y lo ha hecho con un triunfo en la primera vuelta del proceso para elegir al nuevo líder del partido.
No ha sido una victoria holgada sobre su inmediato seguidor, Pablo Casado, pero sí sobre la que muchos dirigentes en el PP consideran como su 'enemiga íntima', la todavía número dos del partido, María Dolores de Cospedal.
En estas vertiginosas semanas en el PP, tras el triunfo de la moción de censura de Pedro Sánchez que desalojó a Rajoy de la Moncloa, no han faltado las voces que apuntaban que Sáenz de Santamaría y Cospedal se presentaban a estas primarias sólo porque se presentaba la otra.
Aunque lo cierto es que la campaña electoral ha sido de guante blanco en este sentido, habrá que ver qué pasa en los próximos quince días hasta el congreso extraordinario, en el que la última palabra la tienen los compromisarios.
Desde su candidatura siempre se ha dicho que tuvo pensado presentarse desde el primer momento, al margen de quién más lo hiciera, convencida de que sólo ella es capaz de ganar a Sánchez en las urnas.
Esa ha sido precisamente la idea fuerza de su discurso en estos doce días, en los que se ha presentado como la mejor candidata posible a La Moncloa con el aval de su experiencia como número dos del Ejecutivo y coordinadora del Gobierno del PP.
Ha desarrollado una campaña sencilla, sin grandes actos y con una presencia activa pero no abrumadora en redes sociales, y no ha entrado en polémicas con sus rivales, dentro de su estrategia de hacerlo todo 'en positivo', sin meterse con nadie, porque los adversarios no están dentro del PP.
Su capacidad de trabajo y su lealtad al que ha sido su gran valedor, Mariano Rajoy, han marcado su carrera política.
Y es que esta vallisoletana nacida en 1971 trabajó como asesora de Rajoy, 'el jefe', cuando era vicepresidente del Gobierno de José María Aznar y cuando, más tarde, entre los años 2003 y 2004, fue secretario general del PP.
Llegó al Congreso en el año 2004, con 32 años, en sustitución de Rodrigo Rato, nombrado entonces director del Fondo Monetario Internacional.
En el congreso del PP de 2004, en el que Rajoy fue elegido presidente, fue nombrada secretaria ejecutiva de Política Autonómica y Local, y en aquella legislatura, como diputada, fue ponente en casi todas las redacciones de reformas de estatutos autonómicos.
Cuatro años después, tras el convulso congreso nacional del PP en Valencia, Rajoy la escogió como portavoz del partido en el Congreso, cago que ocupó entre 2008 y 2011.
Licenciada en Derecho y Abogada del Estado, Sáenz de Santamaría se convirtió en la mujer fuerte de Gobierno de Rajoy en diciembre de 2011, tras el triunfo del PP en las elecciones generales del 20 de noviembre de ese año, al ser nombrada vicepresidenta, ministra de la Presidencia y portavoz del Ejecutivo. Su departamento, además, se hizo cargo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
Un trabajo que no estuvo exento de dificultades, como cuando le tocó en su primera rueda de prensa tras un Consejo de Ministros las duras medidas de ajuste que tomaba el Ejecutivo para afrontar la crisis económica.
Elegida de nuevo diputada del PP en los comicios del 20 de diciembre de 2015, continuó como vicepresidenta en funciones en la XI legislatura, la más corta de la democracia y en la que no hubo acuerdo para formar Gobierno.
Tras la repetición de las elecciones de junio de 2016 y con el nuevo gobierno nombrado por Rajoy el 3 de noviembre de 2016, Soraya Sáenz de Santamaría siguió en la Vicepresidencia y asumió las competencias de Administraciones Territoriales, aunque cedió la portavocía a Íñigo Méndez de Vigo.
Se convirtió así en la abanderada del Gobierno para hacer frente al desafío secesionista de Cataluña, que muchos en el PP consideran que ha sido su piedra en el zapato, si bien quienes la apoyan subrayan sus incontables esfuerzos por reconducir una situación que, no obstante, sigue encallada.
Cuando el pasado 31 de mayo, durante el debate de la moción de censura del PSOE, Mariano Rajoy abandonó su escaño y optó por quedarse en un restaurante toda la tarde, fue ella quien permaneció en el hemiciclo dando la cara por un Gobierno que tenía ya las horas contadas.
Una imagen que para sus partidarios es ejemplo de la dedicación mostrada por Sáenz de Santamaría, quien además, subrayan, ha sido en todos estos años, según todas las encuestas, la favorita del Ejecutivo.
Meticulosa, exigente -fue premio Fin de Carrera-, perseverante, con genio, risueña, cercana, con gran capacidad de trabajo y con una ideología abierta en el centro político, según la definen sus colaboradores más cercanos, Sáenz de Santamaría fue también profesora asociada de Derecho Administrativo en la Universidad Carlos III de Madrid.
Sus colaboradores aseguran que no se arredra ante los retos y que es buena negociadora, virtudes que seguramente tendrá ocasión de ejercer en los quince días que quedan hasta el congreso extraordinario del PP, para intentar atraerse al mayor número posible de compromisarios, después de que Pablo Casado haya descartado en principio una candidatura única de integración