Rusia trata de justificarse y dice que el hospital de Mariupol era una base de ucranios armados
Sergei Lavrov no ha aportado ni una prueba de ello, mientras que los reportes de la prensa independiente sí dieron cuenta de las embarazadas y bebés afectados por el ataque.
El ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, ha puesto en cuestión la versión de Ucrania sobre el bombardeo a un hospital maternoinfantil de Mariupol y ha asegurado que no era ya un centro médico, que no había pacientes, sino que se trataba una base de “extremistas” ucranianos.
Lavrov ha asegurado que las autoridades rusas ya habían denunciado previamente que los pacientes y el personal del hospital habían sido expulsados de unas instalaciones donde, según las autoridades ucranianas, al menos tres personas perdieron la vida, entre ellas un niño.
“Era una base de un batallón radical”, ha dicho el jefe de la diplomacia rusa al término de una reunión en Turquía con su homólogo de Ucrania, Dimitro Kuleba. Lavrov ha enmarcado las acusaciones contra Rusia dentro de una supuesta campaña de manipulación que hace extensiva a todo Occidente.
La principal portavoz de Lavrov, Maria Zajarova, directamente ha hablado de “terrorismo informativo”, según declaraciones recogidas por las agencias de noticias rusas.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha asegurado ante los medios que solicitará más datos a las Fuerzas Armadas antes de emitir una valoración más precisa. “No tenemos una información clara de lo que sucedió allí”, ha alegado.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha calificado de “atrocidad” el bombardeo contra el hospital y ha aprovechado este ataque para volver a pedir una zona de exclusión aérea. ”¿Cuánto tiempo más seguirá el mundo siendo cómplice e ignorando el terror?”, denunció.
Los medios independientes internacionales desplazados a la zona dieron ayer cuenta de que en el edificio había mujeres a punto de dar a luz y parturientas recientes, que resultaron heridas y tuvieron que ser evacuadas ante los severos daños que se produjeron en el complejo. Los hospitales, los sanitarios y los civiles están amparados por las leyes de la guerra y atacarlos es un crimen.
¿Sanciones, qué sanciones?
Lavrov, además, desafió en su comparecencia las sanciones contra su país y la prohibición de Estados Unidos a sus importaciones, al afirmar que “tenemos mercado suficiente para nuestra energía, y siempre lo tendremos”. “Occidente trata de usar a Ucrania para minar nuestra economía, pero no lo conseguirá”, aseguró.
El jefe de la diplomacia rusa arremetió en su comparecencia ante los medios, que fue por separado a la mantenida por Kuleba, contra los “designios del Tío Sam”, en alusión a Estados Unidos, para insistir en su convicción de que “dirige” al conjunto de Occidente.
“Nunca más dependeremos de Occidente”, afirmó, para añadir que “sabemos que nos traicionará de nuevo, igual que traiciona sus propios valores”.
El jefe de la diplomacia rusa acusó, además, a Occidente de “usar el petróleo y el gas como arma” contra Rusia y sostuvo, en cambio, que Rusia “nunca lo ha hecho”.
La reacción del conjunto de Occidente refleja lo que denominó “una rusofobia” o “histeria antirusa”, un comportamiento que se hace extensivo “a los medios”, que plasman únicamente “el punto de vista de Ucrania”.