Así son las rupturas entre personas poliamorosas
La mayoría de la gente piensa que el poliamor es lo mismo que ser infiel, de modo que dan por hecho que acabará en desastre o divorcio.
Las rupturas son duras, y cuando involucran a más de dos personas, se vuelven aún más duras. Las personas poliamorosas conocen especialmente bien la dificultad de superar una ruptura.
Para Shai Fishman, que se dio cuenta de que quería abrir su matrimonio de 21 años, la transición empezó bien, ya que su esposa accedió a convertirse en una pareja poliamorosa. Al mismo tiempo que criaba a sus hijos, Fishman, de 47 años, estuvo viviendo con su esposa, la pareja de esta y su propia pareja.
Sin embargo, cuando su esposa decidió que quería volverse monógama con su nueva pareja y no con él, Fishman se quedó desolado. Era el final de su matrimonio. Fishman siguió en su otra relación y ahora está saliendo con dos mujeres que, a su vez, salen con otros hombres.
Desde que empezó a explorar el poliamor, ha vivido el nacimiento y la ruptura de múltiples relaciones. Cada vez que ha pasado por una ruptura ha tenido que asumir que había personas más adecuadas para él.
“Supe que quería explorar el poliamor cuando descubrí que tenía sentimientos por otras personas”, explica Fishman. “Me sentí culpable y avergonzado, no sabía qué hacer, porque tenía claro que no quería ponerle los cuernos a mi mujer. No entendía qué me pasaba, porque no me sentía mal por sentir algo por otras personas. Estaba atrapado”.
Fue después de una conversación abierta durante mucho tiempo cuando Fishman y su esposa accedieron a abrir su matrimonio, pero no duró mucho. “Seis o siete meses después me pidió el divorcio. Se me rompió el corazón. Pero, al mismo tiempo, siempre sospeché que el riesgo estaba ahí. Decírselo a los niños fue aún más duro, porque ellos no veían nada mal en nuestra relación”.
En 2017, tres años después de su separación, Fishman y su esposa se divorciaron, pero al inicio del confinamiento volvieron a mudarse juntos. “Los niños tuvieron muchas figuras parentales y todos se llevaban muy bien”, asegura Fishman. “A día de hoy vivo con mi exesposa y con mis dos parejas, Lea y Krissy, y todos nosotros seguimos teniendo citas de vez en cuando”.
Esta configuración doméstica tiene ventajas: “Lea y Krissy son mis parejas, pero también son como familia entre ellas”, explica Fishman. “Se quieren. No se consideran parejas románticas según la definición tradicional”.
A la hora de tener citas, todos aceptan las preferencias y necesidades de los demás: “Lea y yo preferimos tener citas juntos con otras mujeres. Krissy prefiere ir por su cuenta, aunque Lea y yo a veces también tenemos citas por nuestra cuenta”.
Fishman reconoce que el poliamor es un mundo “complejo e interesante” incluso para ellos, pero funciona. “Hacemos lo posible por conectar con personas que han resuelto sus problemas y son emocionalmente estables e inteligentes. Solucionamos todo mediante una excelente comunicación y somos amables los unos con los otros”.
Salir con varias personas al mismo tiempo involucra muchos sentimientos, y a veces esos sentimientos pueden volverse amargos.
“Eso sucede en todas las relaciones porque las cosas cambian”, admite Fishman. “Lo que intentamos es respetar a todas las personas con las que estamos, incluso cuando no se están cumpliendo sus necesidades y quieran explorar otras cosas”.
Lo que diferencia una ruptura poliamorosa de una ruptura monógama es la forma en que lo perciben las personas desde fuera.
Según explica Kathy Labriola, autora de The Polyamory Breakup Book: “Cuando vives una ruptura en una relación monógama, tienes el ‘lujo’ de relamerte las heridas sin sentir ninguna responsabilidad hacia nadie. Sin embargo, cuando eres poliamoroso y sufres una ruptura, tus otras parejas siguen mereciendo tu tiempo y tu atención”.
Otra diferencia que complica aún más las rupturas poliamorosas es lo que denomina “problemas de relaciones públicas” surgidos a raíz de la ruptura.
“La mayoría de las personas reciben mucho apoyo de sus familiares y amigos cuando viven una ruptura monógama, pero no se suelen tomar en serio las rupturas poliamorosas porque dan por hecho, sin conocer más detalles, que el poliamor ha sido la causa de la ruptura, algo que no es cierto en la mitad de estos casos”, expone Labriola.
“Durante todo el tiempo piensan que lo vuestro no puede funcionar y que estás haciendo algo malo o inmoral por ser poliamoroso, que es inevitable que acabéis cortando y que os merecéis el dolor que os provoque esa ruptura. La mayoría de la gente piensa que el poliamor es lo mismo que ser infiel, de modo que dan por hecho que acabará en desastre o divorcio y, si eso llega a suceder, estarán preparados para regodearse diciéndote: ’Te lo dije”, sostiene Labriola.
“Algunas parejas y tríadas poliamorosas han llegado a enviar correos electrónicos a sus seres queridos para explicarles la causa real de la ruptura, pedirles que no juzguen y que les sigan apoyando en unos momentos tan duros. Hacer algo así parece ser útil para evitar críticas y reproches y anima a la gente a ser más comprensiva”, prosigue.
Hay diversas estrategias que pueden poner en práctica las personas poliamorosas que pasan por una ruptura, según Labriola: “Normalmente recomiendo que sean conscientes desde el principio de lo que va a pensar la gente, que cuiden mucho a quiénes se lo cuentan y con cuánto nivel de detalle y que estén preparados por si no los ven muy dispuestos a apoyarles. Conviene recurrir a otros amigos poliamorosos o buscar grupos de apoyo para poliamorosos en redes sociales, porque son quienes mejor te van a a entender en esos momentos tan complicados.
“Las personas poliamorosas que pasan por una ruptura tienen que comunicarse más, no menos, con las parejas que le quedan, y eso es algo extremadamente complicado cuando estás abatido y desconsolado”, comenta.
Tal y como Fishman señala sobre su forma de vida: “Así es la vida, y supongo que nosotros tenemos una vida más intensa, con más rupturas. Al final, nuestra intención es no poseer ni retener a nadie. Queremos que todos se sientan seguros y amados, y eso quizás lo encuentren a nuestro lado o quizás no”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.