Rozalén: "La gente me llama feminazi, roja, comunista y no se han parado a escucharme"
Entrevista con la cantautora manchega y con Melanie Parejo, Head of Music de Spotify para el sur de Europa.
Parece mentira que la industria musical siga teniendo una presencia eminentemente masculina cuando artistas como Rozalén se han alzado con el Premio Nacional de Músicas Actuales 2021. De hecho, ella misma cuenta en el evento Equal de Spotify sobre la situación de las mujeres en la música celebrado esta semana que a pesar de los logros sigue habiendo paternalismo hacia ella.
“Sigo escuchando comentarios de que lo he recibido por mujer o por feminista”, detalla la cantautora. Algo que también les ha sucedido en alguna ocasión incluso a grandes directivas de la industria como Melanie Parejo, Head of Music de Spotify para el sur de Europa, quien admite sufrir todavía hoy el síndrome de la impostora. “En el momento en el que haces algo que no está marcado, como acceder a un puesto de decisión, sentimos que estamos haciendo algo mal”, explica.
En esta entrevista Rozalén y Parejo hablan con El HuffPost sobre la situación de la mujer en la industria musical tanto desde el punto de vista artístico como empresarial.
¿Está cambiando el perfil de cantante diva que es solamente intérprete y que las canciones se las escriben hombres por un perfil más completo de mujer compositora, productora o instrumentalista?
Rozalén: Creo que muchas están cambiando, en el tipo de imagen que hay de las mujeres también. Ahora una mujer entrada en carnes puede ser también un icono. Hay más mujeres cantautoras y compositoras y aún así sigue siendo muy pequeño el porcentaje, pero poco a poco, hay una eliminación de etiquetas que hay que hacer y que queda mucho, por supuesto.
Melanie Parejo: Pues no sé qué decirte. Creo que hay de todo. Lo bueno no es que desaparezca uno para que aparezca otro o que se tenga que hacer más pequeño para que el otro sea más grande. Afortunadamente no es un juego de eliminación. No solo caben todos los géneros y propuestas, sino que al final es el público el que decide. Puedes tener público muy nicho o uno más masivo. Lo importante para la plataforma es poner en contacto al artista con el usuario que está deseando escucharle.
Rozalén, ¿has sentido alguna vez que alguien te coarte por los temas de los que escribes, por ejemplo, de violencia de género o de memoria histórica?
R: Sin duda, cada día de mi vida. La gente me llama feminazi, roja, comunista… Y sinceramente creo que no se han parado a escuchar lo que estoy diciendo y eso es una pena, que no profundicen y que se queden solo con el titular o la etiqueta. Pero bueno, otra mucha gente es abierta y sí que entra.
¿Y comentarios paternalistas se siguen viendo en la industria? Como, por ejemplo, que los técnicos se dirijan a los hombres de la banda y no a ti, Rozalén.
R: Noto el cambio con mis compañeros cantautores, en la mayoría, hay gente que no. Lo noto hasta en lo que se preocupan por sus letras para que no ofendan porque esto es un despertar también para ellos y se han dado cuenta de que si nos quieren, nos quieren bien, pues ellos también tienen que cambiar muchísimas cosas. Tienen una intención también.
Yo tengo una banda de solo chicos, que somos como una familia que no quiero cambiar, pero las líderes somos dos mujeres. Sí que hay cosas de sonido, de técnicos y tal, que les hablan primero a ellos, pero también está el dar un paso adelante y decir “esto te lo contesto yo”. Pero es verdad que pasa eso de que si las cosas me van bien es que hay factores externos.
MP: Desde un punto de vista personal, como mujeres en la fuerza de trabajo incluso fuera de ella, hemos tenido comentarios desafortunados. Es un tema de educación y de cultura, para mí lo más importante es hacerte valer, contestar siempre que quieras y puedas y tener una visión. La visión que tiene en este caso Spotify con Equal es “mujeres a todo volumen, el foco en el talento femenino”. En este caso hemos hablado con las artistas, pero también hay mucho de la parte de atrás, no solo de las ejecutivas de la industria, sino de posiciones más técnicas, músicos de estudio, productores, DJ… ¿Qué pasa ahí?
Hay un 11% de productoras en España, frente a un 13% global, que tampoco nos saca de pobres... Lo que hay que hacer es encontrar a ese 11% y auparlo y poner el foco, igual que el 6% de remixers, es muy poco. ¿Es porque se le dé mejor a los hombres? No, es porque tiene una carga más técnica e históricamente ha sido más club masculino. Más que denunciarlo, hay que celebrar que estén ellas. El objetivo casi obsesivo de Spotify con esto es encontrar los referentes y subrayarlas y, a partir de ahí, asegurarse que el público tenga una visión mucho más completa de la foto.
¿Y habéis sentido lo que se conoce como “síndrome de la impostora”?
MP: Me ha pasado y me sigue pasando cada día. Es algo muy muy frecuente, pero ¿por qué no nos lo creemos? Pues porque venimos de años y de años de generaciones de tener una educación que lo que nos decían era bajar la cabeza, sonreír mucho y hacer lo que está marcado. En el momento en el que haces algo que no está marcado, como acceder a un puesto de decisión, sentimos que estamos haciendo algo mal.
Lo que tenemos que hacer es celebrar el acceso de las mujeres a puestos de decisión. En Spotify en el mundo hemos pasado de un 25% de mujeres en puesto de directivo o superior a un 38% en un año. Mi jefa, la que lidera la región sur de Europa es una mujer, mi jefa la que lidera contenido también, la responsable editorial global también… Son esas las historias que tenemos que contar y celebrar y facilitar que haya más. Un 50% sería ideal, se adaptaría a la realidad.
Melanie, ¿cómo funciona el algoritmo a nivel de sesgo por edad o sexo o de recomendar estas playlist de Equal a los usuarios?
MP: El algoritmo, la parte de machine learning está ahí para facilitar la conexión, que a esa parte del público le va a interesar por todas las señales que leemos que le va a interesar cierto artista, que esa conexión se produzca. Para mí, el algoritmo es una herramienta increíble para los seguidores, para facilitar y agilizar esa conexión. En cuanto al sesgo, no es tanto un sesgo es un ejercicio de personalización o discriminación positiva porque lo que va a hacer es cruzar los datos de la manera más óptima posible, juntar mujeres con hombres, hombres con mujeres, indistintamente, en función de las señales que está leyendo.
¿Hay ciertos sectores que se han subido al feminismo por marketing para hacer lo que se conoce como purple washing?
R: Seguro que hay gente que hace feminismo por marketing, pero quiero pensar que también es porque intentan cambiar las cosas. Es lo de siempre porque si a cada persona que hace algo vamos a pensar si lo hace honestamente... Al final lo importante es que se haga por lo que se haga sea algo positivo. Ya que cada uno duerma tranquilo como quiera.
La discrminación positiva es necesaria por eso mismo, para compensar la historia, que no ha sido en absoluto favorable para las mujeres.
También se nota mucho la poca presencia femenina en determinados géneros, ¿no?
R: Por ejemplo, en el rock o el punk, parece que hay ahora más atrevimiento de mujeres por hacer géneros culturalmente asociados a hombres. Tenemos ciertos prejuicios con determinados géneros y hay gente que está intentando hacer las cosas de determinada manera. Es una lucha de todos el ser justos e intentar quitar estigmas.
MP: No te sabría decir con números, pero hay géneros más masculinos en cuanto al número de artistas. También por público pueden ser los más relacionados con el hip hop o con el rock. Ya ves, en el pop es un 34%, que tampoco es demasiado…
¿Y el fenómeno fan? Sigue existiendo esa connotación negativa de que los artistas con muchas fans adolescentes no tienen tanta credibilidad.
MP: No todo es cierto. Hay un punto de cómo se nos trata… Está el término espantoso de fangirl, que son esas chicas que nos han retratado gritando, perdiendo los papeles, y por no entrar en el mundo de las grupies, muy denostadas o humillantes.. Todo eso cuando bandas como ACDC, Extremoduro o incluso Sabina han tenido seguidores masculinos a quienes nunca se les ha cuestionado y les seguían de ciudad en ciudad de concierto en concierto, compraban todos los discos. ¿Por qué esos fans son lícitos y a las mujeres se las retrata como mujeres eloquecidas, infantilizadas y gritonas? Es una cosa que está en la educación y en la sociedad, ni los artistas ni las mujeres tenemos la culpa.