¿Rosa o azul? La educación frente a la desigualdad
Actualmente, tenemos los medios de comunicación inundados de sucesos muy desagradables: violaciones, suicidios de niños y adolescentes por acoso escolar, asesinatos, violencia de género...
Es el tema de conversación en supermercados, en el ascensor, en corrillos por la calle... se escuchan frases como, por ejemplo: "cómo está la vida de hoy día" o "esto viene porque los padres de hoy no tienen mano dura".
Son frases que he escuchado más de lo que me gustaría y, es más, he tenido que contestar y entrar en varias conversaciones sobre esto y a pocos les gusta la respuesta que les suelo dar, porque siguen pensando que hace falta más mano dura, más golpes, más castigos...
Por otra parte, está lo que veo y oigo en los parques, actualmente los frecuento a menudo por mi hija y tengo que admitir que cada día me gustan un poco menos. Podría citar mil situaciones y frases que fomentan la desigualdad, como: "mira qué nena más guapa, dale un beso", "¿te ha empujado? eso es que quiere ser tu amigo", "son cosas de niños, no le demos mayor importancia", "perdónalo, venga dale un beso o un abrazo e iros a jugar juntos", "no cojas el camión cariño, eso es de niños", "coge el rosa, que el azul es más de chicos"...
Importancia de una educación "verdadera" sin distinción de género
Creo firmemente que el mundo y la sociedad puede mejorar con educación, pero hay que pensar a qué llamamos educación. Porque, seguir pensando que a base de golpes enseñamos a los niños a comportarse mejor o por el contrario les dejamos a sus anchas, hacer y deshacer, ambas situaciones pueden ocasionar problemas en el futuro.
La mayoría de las personas que cometen estos actos, han sido niños educados en una jerarquía de poder, donde siempre había uno por encima del otro, por lo que se han acostumbrado a la superioridad individual. Con esto lo que obtenemos son niños que, en la mayoría de las ocasiones, ni ellos mismos ven que están siendo víctimas o verdugos del acoso escolar, para ellos es algo "normal".
Lo mismo ocurre con la violencia de género, educamos a los niños y niñas de forma diferente, aunque pensemos que esto ya lo hemos superado, no es así. Solo tenemos que dar una vuelta por los pasillos de cualquier juguetería, fijarnos en las cajas, en los colores, en las imágenes... en los propios comentarios de toda la gente con la que se cruzan cada día, incluso, en los mensajes o colores que llevan las camisetas.
Todo esto, a muchos les parecerá una tontería y no verán que esto también es parte del problema, porque lo tienen tan interiorizado y normalizado que sigue pasando de una generación a generación.
Los niños no dejan de ser un espejo de lo que consumen y oyen por la casa, imitando comportamientos y repitiendo comentarios de escuchan de los adultos. Voy más allá con ejemplos sobre frases modelo que se les suele decir a las niñas, que no hacen otra cosa que fomentan el estereotipo de mujer débil y sumisa; "porque no es nada o son cosas de niños", "recuerda que es muy bruto, no se lo tengas en cuenta", "eso no lo hace una señorita", "el fútbol es de marimachos", "nada de coches, las niñas deben jugar con muñecas" ...
Visto aquí todo escrito y junto, me llamaréis exagerada, pero os comento que los niños aprenden de su modelo y ejemplo, estos son los adultos que le rodean, y si normaliza estas situaciones y estas frases, va a ser muy difícil quitárselas de la cabeza conforme vayan creciendo.
Cuando hablo de educación verdadera sin distinción de género me refiero a que no hay juguetes de niños o niñas, o colores o ropa... pero seguimos fomentando todo esto, normalmente por el que pensarán o dirán, o porque sencillamente es lo que está socialmente establecido como correcto. Niña: princesa y rosa. Niño: balón/coche y azul.
Cómo influye la crianza en positivo en estas temáticas
La crianza en positivo es aportar a los hijos habilidades, capacidades, técnicas... para saber desenvolverse en la vida, que sean niños felices, respetuosos, autónomos, con capacidad crítica... pero sobre todo siempre desde el respeto y la amabilidad.
Esto significa que los niños deben tener normas y reglas, pero la forma de establecer los límites no es a base de golpes, ni castigos, ni amenazas, sino a base de dialogar y de reflexionar.
A través de la reflexión y la comunicación enseñamos a los niños que existen una serie de límites que no se pueden pasar, otros que se pueden negociar y todo esto fomentando el respeto a los demás, pero también, a sí mismos.
Conocen sus emociones y sentimientos, por lo que en cualquier momento saben cómo se sienten y va más allá, conocen cómo lidiar con esas emociones.
La mayoría de los problemas en la vida adulta, se solucionarían en la infancia. Debemos eliminar los prejuicios desde edades muy tempranas, para ello, los adultos debemos despojarnos de ellos en primer lugar.
Mucho cuidado con las tradiciones, las frases hechas, los roles... al igual que con el contenido que llega a manos de los niños, pero si estamos en familia vamos a reflexionar y que ellos vean nuestra postura, dejando que opinen, no pasando página o intentando evitar la conversación, esto es muy común con temas como la sexualidad.
Mantener conversaciones con nuestros hijos en un tono cordial, donde no juzgamos ni criticamos ni interrogamos, sino más bien, hacemos escucha activa, dejando que ellos hablen de lo que sienten y piensan.
Después, nosotros como adultos intentaremos corregirles, pero siempre desde un tono amable y desde el respeto.
La eliminación completa de esta desigualdad vendrá dada cuando se produzca el cambio radical en la división del poder social, político y económico entre mujeres y hombres.
Nos queda mucho trabajo por delante, empecemos por educar.