Rocío Carrasco: “Esa niña que yo había parido parecía que no tenía nada de mí”
Esto es lo que ha puesto sobre la mesa el séptimo episodio de 'Rocío, contar la verdad para seguir viva'.
El inicio de la emisión del séptimo capítulo de la docuserie, Rocío, contar la verdad para seguir viva ha comenzado con un bombazo del que nadie había adelantado nada.
La protagonista, Rocío Carrasco, ha intervenido en directo por teléfono para anunciar su presencia en el próximo programa.
“Llamo para dos cosas. Primero porque quiero reiterarme en el mensaje que os mandé el otro día. GRACIAS, con letras mayúsculas”, ha comenzado.
“Segundo: quería contaros algo. Sé que durante las emisiones del documental, ha sido muchísima la información que todos habéis tenido que digerir y que asimilar. No es fácil contar una vida de 20 años en unas pocas semanas. Yo creo que llegados a este punto, en el ecuador de esa historia, esa historia que es mi vida, es el momento de hacer un parón en la emisión de la serie documental y usar ese parón para poder resolver, aclarar puntos y explicar algunas cosas que supongo que vosotros y las personas que estáis en casa, se preguntan”, ha explicado con tranquilidad.
“Creo que ha llegado ese momento de hacer ese parón y me gustaría, el miércoles que viene, estar en directo para hacer precisamente eso”, ha anunciado Carrasco para sorpresa de todos.
Mucho se ha hablado y especulado sobre el momento en el que Antonio David Flores consiguió la custodia compartida de los niños, y Rocío Carrasco ha querido contar lo que pasó.
Era el año 2003, Antonio David trabajaba en el programa Crónicas Marcianas, donde en numerosas apariciones reclamaba su derecho a ver a sus hijos con más frecuencia y disfrutar de ellos. Según el convenio de separación de 2001, era la hija de La más grande la que tenía la custodia de los niños, pudiendo disfrutar el padre de ellos los fines de semana alternos.
Fue la propia Rocío, según ha explicado en el programa, la que decidió dar el paso de firmar un nuevo convenio por el que cedía la custodia de Rocío Flores y David Flores a Antonio David.
Las apariciones en plató y las declaraciones públicas demandando estar más presente en la vida de sus hijos, unido a que los niños también pedían estar con su padre, y pensando que cesarían los ataques a ella y su círculo más íntimo, llevaron a la hija de Pedro Carrasco a redactar ese nuevo convenio. “Como lo que quiero es el bienestar de mis hijos y ellos lo pedían, por eso lo hice”, ha confesado.
Rocío Carrasco ha asegurado que ese convenio se quedó seis meses sobre la mesa del despacho de su abogado esperando la firma de su exmarido, aunque las apariciones televisivas de Flores seguían en la misma tónica: “Dándose golpes de pecho y quejándose de que no puede ver a los niños”. En un momento dado, ella decidió llamar a Xavier Sardà, director y conductor del programa en el que trabajaba Flores, y fue el propio Sardà el que propició que firmase el convenio.
“A los niños no los ha querido tener. Lo ha pedido y ha ganado dinero pidiéndolos”, ha afirmado rotunda la protagonista.
El 18 de julio de 2003, finalmente firmó el convenio, pero las aguas no se calmaron. El 21 de julio, una exclusiva de la revista Sorpresa recogió un reportaje de Lydia Lozano en el que se explicaban los detalles de ese convenio y se llega a afirmar que Antonio David Flores había renunciado a muchas cosas por conseguir la custodia compartida, insistiendo en la renuncias materiales y, especialmente, a su parte de la sociedad, Rochipín, que el matrimonio tenía para facturar sus exclusivas mientras estuvieron juntos.
Rocío Carrasco, decidida, ha leído algunas de las cláusulas que se recogían. Se reconocía que los niños vivirían 15 días con su padre y 15 días con su madre, y se ratificaba que el padre debería pasar una pensión de alrededor de 600 euros a la madre en concepto de manutención. Se detallaban las fechas en las que entraba en vigor el acuerdo, así como la fecha en la que concluía. Y una cláusula de confidencialidad que obligaba a ambas partes a mantener silencio. Ninguna remite a renuncias económicas o de otro tipo por parte de ninguno de los dos.
Antonio David siempre ha hecho gala de ser uno de los primeros padres en conseguir la custodia compartida. “A él no le ha dado la custodia compartida, nadie que no se llama Rocío Carrasco Mohedano”, ha aclarado la protagonista.
Al entrar en vigor la custodia compartida, Rocío ha relatado que los niños venían de estar con su padre sin horario para acostarse y haciendo lo que les daba la gana. “Hay cambios en la personalidad de los niños de todo lo que yo he procurado en 15 días. Y me refiero a temas de educación. Parecía que habías hecho un castillo de arena y que se lo había llevado la ola”, ha puntualizado.
“Yo lo hice creyendo que hacía un bien, y que les hacía un bien a ellos... Y me arrepiento porque lo que he conseguido ha sido ofrecerle y ponerle en bandeja más tiempo para que consiguiera lo que hoy por hoy ha conseguido”, ha respondido a la pregunta de la periodista sobre si se arrepentía de la decisión. “Mis hijos querían estar con su padre y yo no iba a privarles de ello. Ellos no eran conscientes del daño emocional que se les estaba ocasionando”.
“Mi vínculo con los niños es fortísimo hasta que mi madre fallece”, ha concluido.
En agosto 2004, en plena gira de verano por España, a Rocío Jurado le diagnosticaron un cáncer de páncreas. Un duro golpe para su hija a la que el médico le comunicó directamente la gravedad de la enfermedad: “Tuve miedo, mucho miedo”.
La intérprete de Como una ola decidió enfrentarse a la prensa y contar lo que le pasaba, un gesto del que su hija ha declarado sentirse orgullosa: “Ya no como madre, sino como persona. Hizo un ejercicio de fortaleza, aunque por dentro se estuviera muriendo”.
El terrible diagnóstico de la enfermedad hundió a toda la familia, aunque Carrasco no ha podido evitar dejar claros sus pensamientos: “El fin de alguien es el principio de otros”.
La más grande decidió viajar a Houston en busca de otra opinión médica y un tratamiento más avanzado. Después de unas semanas, regresó a España e hizo su último especial para TVE, Rocío siempre. “Tenías las fuerzas justas, pero le hizo tanto bien y fue tan feliz haciendo esa última actuación”, ha relatado entre lágrimas su hija.
A principios de 2005, Rocío Jurado se volvió a encontrar mal y regresó de nuevo a Houston. Fueron los días más duros de la enfermedad: un virus tuvo a la cantante ingresada en la UVI durante unos días. “De eso se recuperó rápidamente. Pero en ese momento nos anuncian que, por otras causas, la estancia se tiene que prolongar”, ha detallado.
En el tiempo que Rocío Carrasco permaneció en Houston junto a su madre, Antonio David Flores presentó una modificación de medidas del convenio. “Todo el mundo sabía ya de la gravedad de la enfermedad de mi madre. Aprovecha ese momento de mi vida, para intentar asegurarse su futuro”, ha sentenciado la protagonista, advirtiendo que su intención era manejar y gestionar la herencia en nombre de sus hijos.
La hija de Pedro Carrasco no ha dudado en tachar de repulsivas las declaraciones y la actitud que su exmarido mantuvo públicamente durante la dolorosa convalecencia de La Jurado. “Que repulsión me causa que hable de los sentimientos de dos niños y el que tenga que hacer el numerito llorando por la salud de la abuela, cuando en muchas ocasiones las lágrimas las ha soltado mi madre por su culpa”, ha condenado Rocío.
Como terroríficos ha calificado Carrasco los días en Houston: “Cada día pasaba una cosa nueva. Cada día tenía una cosa nueva más grave que la anterior”.
Por deseo de La más grande se organizó su regreso a España y el viaje se consiguió a través de Ángel Nieto, gran amigo de Pedro Carrasco. Nieto se puso en contacto con Paco el Pocero y él fue quien les prestó el avión medicalizado para que ella pudiera viajar en las condiciones necesarias.
“Yo no me moví del lado de ella hasta que no se fue”, ha añadido muy emocionada y ha recordado uno de los más entrañables momentos que vivieron en sus últimos días. “Se quedó mirándome y cogiéndole la mano a Fidel y me dijo: ’No pensarás que yo me voy a morir sin dejarte a ti casada con este”. Y ha contado cómo se empeñó en celebrar una boda, pequeña y en la intimidad, a la que Rocío y Fidel se negaron.
A las 6 de la mañana del 1 de junio de 2005 murió Rocío Jurado. Su familia, sus compañeros, sus fans y toda España lloraron el fallecimiento de una de las artistas más internacionales. “Aquello fue, si no el peor día de mi vida, sí uno de los peores”, ha asegurado la protagonista del documental.
Después de cuatro meses sin ver a sus hijos, Carrasco llegó a Madrid tras enterrar a su madre y llamó a su abogado para que les llevasen a su casa.
La reacción de David al reencontrarse con su ella fue cariñosa y tierna, limpiando a su madre las lágrimas. La sorpresa se la dio su hija. “Llegó Rocío, que entonces tenía nueve años, se quedó mirándome y me dijo: ’Mamá, ¿qué va a pasar ahora con las casas de Miami?”. En ese momento supe que todo había cambiado, supe que esa semilla del mal que habían implantado en ella había terminado germinando y que estaba floreciendo”, ha contado. “Esa niña que había parido yo, parecía que no tenía nada de mí”, ha concluido este episodio.