Rocío Carrasco: “Prefiero pensar que con mi actitud he conseguido que mis hijos sufrieran un poco menos"
Este domingo se han emitido dos nuevos capítulos de la docuserie: 'Muera el amor' y 'A que no te vas'
Las expectativas siguen estando altas. Aunque la segunda entrega de la docuserie Rocío, contar la verdad para seguir viva no tuvo la repercusión ni las cifras de audiencia de la primera, el interés por las revelaciones que pueda hacer Rocío Carrasco en el cuarto y quinto episodio, y en los siguientes, no decrece.
Con el título Muera el amor y A que no te vas, la hija de La más grande ha abordado este domingo dos importantes momentos de su vida: un duro divorcio y el accidente de coche que casi le costó la vida.
En esta ocasión, Carrasco ha cambiado radicalmente el tono y la actitud. Las lágrimas y los sollozos han sido sustituidos por un tono firme y lleno de rencor.
Aquí, algunos de los momentos más destacados de esta tercera entrega:
Una desgarradora balada titulada Voila, interpretada por Barbara Pravi, ha sido la banda sonora elegida para ambientar la nueva entrega de la docuserie.
La cantante francesa ha abierto el estreno de los dos nuevos episodios interpretando esta canción, que representará a Francia en el certamen de Eurovisión de este año y que ya se ha coronado como una de las favoritas.
Desde la emisión del episodio 0 se ha venido especulando con la cantidad que se ha pagado a la protagonista por este programa. La productora ha querido acallar estos rumores y, por medio de un comunicado que ha leído la presentadora, Carlota Corredera, ha dejado claro que, desde el primer contacto, Rocío Carrasco Carrasco sólo tenía intención de “hablar porque necesitaba contar su historia y porque se lo había recomendado el equipo de psicoterapeutas que la tratan”.
“A través de este trabajo Rocío expresó su emociones, contradicciones y sentimientos sin tener miedo. Sus psicoterapeutas han corroborado que esta catarsis ha sido liberadora para ella”, continuaba el escrito.
Finalmente, querían poner de relieve que en ningún momento ni ella ni su marido, Fidel Albiac, han pedido ninguna contraprestación, ni económica ni de ningún otro tipo. Fue la propia productora la que consideró que había que pagar por ello y la cifra que se acordó se ajustó a la que se ha pagado en otras producciones similares, y ni ella ni nadie de su entorno pusieron pega alguna.
La separación, a pesar de la ira y las amenazas de Antonio David, era un hecho en el verano de 1998. El capítulo 4 ha comenzado desmontando el plan que Antonio David diseñó, mientras Rocío Carrasco estaba en Chipiona con los niños. Su por entonces marido firmó un acuerdo con un paparazzi en busca de cualquier fotografía en la que a ella se la viese con una persona del sexo opuesto y que pudiese hacer creer que ella era infiel.
Ese mismo verano apareció Fidel Albiac en la vida de la hija de Rocío Jurado. Según ha confesado ella misma, desde el primer momento Fidel “me volvía loca”, pero él tenía pareja. Fue en aquellos días cuando Antonio David conoció la existencia del que luego se convirtió en su marido. Pero entre ellos no había nada, según la propia protagonista, porque no existió una infidelidad por parte de Carrasco con Albiac.
Se acabó el verano y la hija de Pedro Carrasco se volvió a Madrid dispuesta a comunicar a sus padres la decisión de separarse. Antonio David estuvo cuando ella se lo contó a su familia, pero “no quiso estar cuando se lo conté a los suyos”, ha aclarado. En ese momento, él adoptó el papel de víctima, buscando, y logrando, la empatía de su suegra. “Me ha usado, no me quiere, ya no le sirvo”, clamaba él.
A los padres de Antonio David sí les desveló que fue una infidelidad por parte del padre de sus hijos el motivo por el que había decidido separarse, una noticia que no fue “bien recibida en esa casa”.
″¿Dónde está, dónde está?”, cuenta Rocío Carrasco que gritaba Antonio David al entrar en la casa una mañana de domingo buscando a un supuesto amante de su mujer, tomada ya la decisión de separarse.
La hija de La chipionera había pasado la tarde del día anterior con unos amigos en casa de su madre, que estaba en la finca La Yerbabuena, y Antonio David se había enterado y decidió viajar desde Málaga durante toda la noche en busca de la infidelidad de Carrasco.
“Me pega un empujón y al darme el empujón, me doy con la estatua y se rompió uno de los dedos”, ha detallado sobre la escena. ”Él sólo buscaba la foto de un hombre saliendo de casa”.
A finales de septiembre, Fidel Albiac y Rocío Carrasco comenzaron su relación y no fue antes, ha insistido en desmentir la protagonista. Con él “llegó la luz, el apoyo, la comprensión, la paz”, ha confesado emocionada.
Asesorada por su abogada, Rocío Carrasco abandó la casa de su madre, con sus hijos, e interpuso un escrito de provisionalísimas que antecedían a la demanda de separación.
Antonio David decidió quedarse en casa de su suegra. ”Él jugaba con que hiciera lo que hiciera, ella no iba a hacer públicamente nada”, ha contado sobre ese tiempo en el que su exmarido convivió con su madre, Rocío Jurado. “Mi madre le tenía como un demonio, pero no quería un escándalo”, ha asegurado.
Rocío Jurado y Ortega Cano se marcharon de viaje fuera durante una temporada, dando vacaciones al servicio, comunicándoselo oficialmente a Antonio David unos días antes. Es entonces cuando, según cuenta Carrasco, aprovecha para hacerse unas fotos en la puerta de la casa, acusando a la familia de no abrirle la puerta.
“Mi madre vivió toda su vida, mientras este señor estuvo en la mía, acojonada y cagada”, ha llegado a confesar la hija de La más grande.
Después ha acusado a su exmarido de haber robado la caja fuerte que había en su habitación. De ella desaparecieron un anillo, regalo de su padrino, un reloj Rolex y otro Cartier, y algunos documentos.
Rocío Carrasco ha contado que decidió hablar con la revista ¡Hola! para dar la noticia de su separación y dejar claro el único aspecto que le importaba en ese momento: no quería tener problemas con su exmarido porque era buen padre, sensato y responsable.
“Intuyo que ha habido otra mujer en la vida de David’, es lo único que digo de él. Yo no he hablado mal de su padre en 25 años. No existe una imagen ni una publicación. Jamás lo le hecho y lo he hecho por ellos, por mis hijos”, ha explicado.
En ese momento, la periodista le ha preguntado sobre la desprotección que esa sobreprotección ha podido suponer para sus hijos. Carrasco ha sido clara: “A lo mejor me he equivocado, pero ese no era el fin que perseguí. Es cierto que todo lo que he hecho se ma ha vuelto en contra. Prefiero pensar que yo no les he hecho daño y que con mi actitud he conseguido que sufrieran un poco menos. Por lo menos en esa edad y en esa etapa que son tan frágiles y tan vulnerables”.
El 12 de febrero del 2000, Rocío Carrasco y su pareja, Fidel Albiac, tuvieron un accidente de tráfico en Madrid que a punto estuvo de costarle la vida a ella.
Albiac perdió el control de su coche en una carretera con muchas curvas y el Mercedes se salió dando varias vueltas de campana. Él pudo salir por su propio pie del automóvil pero ella quedó atrapada y se necesitó la intervención de dos dotaciones de bomberos para liberarla. Fue trasladada en helicóptero hasta el Hospital 12 de octubre con pronóstico grave, donde permaneció alrededor de dos semana en coma inducido.
“No se lo pusieron fácil a Fidel. Mis padres no dejaron ni que le atendiesen mínimamente. Todos se permitieron el lujo de hacer eso, de echarlo, porque se pensaban que yo iba a morir. Sino es así, ninguno tiene cojones de hacerlo”, ha reprochado duramente Carrasco a su familia. “Eso no se hace con nadie”, ha concluido.
La familia le culpó a él del accidente y le llegaron a sacar las cosas de la casa de Rocío. Durante esos días, la pareja de Carrasco se marchó a vivir con Antonio Canales, gran amigo de su familia, hasta que ella fue dada de alta.
El fatal accidente, según ha contado la protagonista, también sirvió a su exmarido para hacer caja en forma de exclusiva pactando las fotos de su llegada al hospital a verla.
“Desde ese momento, la relación con mi padre cambió bastante durante un tiempo”, ha contado la hija de Pedro Carrasco.
En el año 2000, ha contado Rocío, ella mandó un escrito al defensor del menor Javier Urra, advirtiendo de que el padre de sus hijos se dedicaba a desprestigiarla como madre y mujer, y que sus hijos estaban sometidos a una gran presión mediática. La respuesta de Urra fue sencilla y se limitó a indicarle los pasos que debía seguir para presentar una denuncia ante un juzgado.
“En esa época yo tengo miedo porque ya se ha presentado la demanda de de separación y tenía en la cabeza que me iban a quitar la custodia de los niños”, ha confesado Rocío Carrasco.
En 2001, la sentencia de separación en primera instancia reconoce la custodia de sus hijos a la madre y obliga al padre a pagar 140.000 euros en concepto de manutención de sus hijos. Esa sentencia sería recurrida por Antonio David Flores en las semanas siguientes.
En ese momento entra en juego el abogado Rodríguez Menéndez, un letrado con contactos “y que tenía aterrorizados a mucha gente importante de este país”, ha explicado la protagonista que ha reconocido que fue una época terrorífica.
“Pasó de infundir miedo a infundir terror. Yo no sabía con lo que me iba a levantar al día siguiente. Nosotros no sabíamos lo que nos podía pasar”, ha dicho la hija de La chipionera. “Todo el que estaba a mi lado, desaparece. El único que no desaparece es Fidel”. Pronto éste sería protagonista de la portada de la revista Dígame, dirigida por el abogado y de la que Antonio David era subdirector, acusándole de trata de blancas.
Termina el capítulo haciendo un repaso de la polémica entrevista que Rocío Jurado concedió a Mirta Legrand en Argentina. En ella, la artista, pensando que en ese momento estaban en un corte publicitario, reconocía que Antonio David había maltratado a su hija.
Esas declaraciones no sentaron del todo bien en el entorno de su exyerno que no dudó en presentar una demanda por la que le reclamaba mil millones de pesetas.
“Mi madre se murió pensando que le tenía que pagar mil millones de pesetas. Se murió con esa pena”, ha sentenciado entre lágrimas la protagonista del documental. Semanas después del fallecimiento de La más grande, el Tribunal Supremo ratificó la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Madrid en octubre de 2004 que desestimaba la demanda interpuesta por Antonio David contra ella por vulnerar su derecho al honor con estas declaraciones.