Rima libre
Ha acabado la crisis, o eso nos cuentan, pero cada dato que conocemos nos reafirma en que quedan demasiados versos sueltos para componer un poema medianamente legible.
Verso suelto es el que no rima en una composición en la que todos los demás sí lo hacen. No es verso libre, no es poesía sin rima. Es eso, suelto. Y es, a menudo, el que marca la diferencia, el que da sentido a todos los demás, a esos que juntan flores con amores y alegría con melancolía; y amor con dolor, y tristeza con entereza, y muerte con suerte.
Resulta que ha acabado la crisis, o eso nos cuentan, pero lo cierto es que cada dato que conocemos nos reafirma en que quedan demasiados versos sueltos para componer un poema medianamente legible. Suben los sueldos de los directivos; los de los curritos, menos de la mitad de la mitad. Se crea empleo, pero empleo basura, en el muy indigno marco del precariado. Conocemos que en Madrid, por ejemplo, un médico cobra a 3,70€ la hora de guardia.
Y no os digo nada de la gente que sigue durmiendo en la calle, muriendo en el mar…
Nos presentan un soneto más o menos perfecto, con reglas impuestas e inamovibles, llegadas de Europa, del capital, de los mercados, de las agencias de calificación, de la eurozona o de los mismísimos Estados Unidos.
Cada línea, cada verso, medido hasta la exactitud, sin una sílaba más, sin rimas malsonantes. Para leerlos y comentarlos en círculos selectos y con las puertas y ventanas cerradas para que no distraiga el paisaje de fuera.
Les sonará bien a los de siempre, a los que se han ocupado, en nombre del déficit, la deuda y demás conceptos que no caben en nuestra forma de entender la poesía; pero habrá millones de versos sueltos. Y eso hay que solucionarlo ya, ahora que estrenamos gobierno.
Que solidaridad no rima con usura, paz no rima con guerra; ni trabajo con paro, ni confianza con miedo, ni futuro con presente, ni muerte con vida, ni compartir con robar. Ni ser con estar.
No queremos un poema neoliberal en el que queden fuera y sin sentimientos los desahuciados, los estafados y robados con las preferentes, los pensionistas con pensión menguante, los parados, las mujeres expulsadas del mercado laboral cuando estaban recién llegadas; los millones de personas que viven en el umbral de la pobreza, los niños con hambre, los jóvenes sin hoy ni mañana, los discapacitados sin ayudas, sus familiares desesperados, la clase media con salarios y condiciones de trabajo medievales, los alumnos sin beca y los pueblos sin escuelas, sin servicios y sin futuro.
Hay que echar el resto para recomponer la poesía, que quedan demasiados versos sueltos y muchos poetas se habrán quedado por el camino. Y, por supuesto, la rima debe ser libre.
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