La cara de Mark Zuckerberg y otros guiños del videoclip de 'Ay, mamá' de Rigoberta Bandini
La catalana ha repasado la representación de los pechos a lo largo de la historia y ha hecho una crítica a la censura en redes sociales.
No había día más apropiado que el Día de la madre para que Rigoberta Bandini estrenase el videoclip de su tema Ay, mamá. La catalana, que era una de las favoritas para ganar el Benidorm Fest, ha hecho de su canción un himno a la maternidad y a la liberación de los pechos femeninos.
El éxito que había cosechado Bandini —que logró en Spotify casi 8 millones de reproducciones apenas una semana después del festival— se ha repetido con el clip del tema, que ha sido calificado como “obra de arte” por muchos seguidores.
En él hay guiños y referencias de todo tipo, desde los pechos de las mujeres en la historia del arte —y no solo con el cuadro de Delacroix—, a la propia familia y referentes de Bandini a la censura a los pechos en redes sociales. Estos son algunos de ellos:
Paula Ribó empieza el videoclip sentada en el suelo componiendo la canción en una sala contigua a la que su hijo duerme. Cuando empieza el tema, desde un plano cenital se ven las imágenes y las ilustraciones que incluye. Entre ellas está una foto de su madre, fumando igual que ella. Mirándola a ella, a modo de dedicatoria, empieza la canción.
Sin embargo en el plano más amplio se ven otros referentes. La historiadora del arte Clara González destaca en un hilo de Twitter que incluya una ilustración de la diosa hinduista Durga, que se representa sobre un felino como “diosa madre del universo”.
También incluye la carta de La Emperatriz del Tarot de Marsella, que incluyó como portada del single en el momento de su lanzamiento. González destaca también una imagen del cuadro Betsabé con la carta de David, de Rembrandt, en la que además de mostrar los pechos femeninos se plasmaban algunos síntomas de lo que podía ser el cáncer de mama.
Tras esto, se abre una cúpula con numerosos cuadros femeninos con pechos que van desde Julio Romero de Torres y varias representaciones de La Virgen de la Leche. Todo iluminado por una luz como simbología del origen del mundo que recuerda a la apertura del Panteón de Agripa.
Tras esto, el videoclip continúa con distintas representaciones de la maternidad. Desde un punto de vista más sexual y primitivo con ella y las bailarinas desnudas embadurnadas en tierra —como también hace Rosalía en Hentai— como símbolo de la sexualidad.
De ahí pasa a una visión más futurista y distópica donde domina el blanco —color de la puerza y la virginidad— en la que ella y sus bailarinas se visten con unas túnicas blancas que metaforizan el himen, una representación que también se hace en uno de los cuadros de transición del vídeo, tal y como indica González.
Después de mostrar a varias madres con sus bebés, Rigoberta y las bailarinas se convierten en una especie de androide con tetas láser que recuerdan a Afrodita, novia de Mazinger Z.
Un láser que sale desde la entrepierna de Bandini se convierte en el clásico icono feminista de la vulva representado con dos manos juntas.
Ese túnel, como una especie de viaje del espermatozoide hacia el óvulo, acaba con una Rigoberta flotando en CGI como germen de la vida. De ahí pasa a la escena inicial, como si todo se hubiera tratado de un sueño y ella siguiera componiendo en el estudio.
Como colofón final una teta gigante, similar a la presentada en el Benidorm Fest, destruye con láser a una esfinge con la cara de Mark Zuckerberg y el símbolo de Meta como metáfora de la censura al pezón femenino en esta red social.