Retrato de Valdemoro, el epicentro de Púnica
"Era el cortijo del PP, había un ambiente de miedo en el Ayuntamiento".
27 de octubre de 2014. La Guardia Civil entra en el ayuntamiento de Valdemoro (Madrid) y pide a todos los funcionarios que abandonen el edificio. Contratos, facturas, documentos. Detrás de este jaleo hay un motivo: una trama de corrupción denominada Púnica. Esa historia negra de la España de cobros de comisiones por adjudicaciones. Ese universo de sombras con políticos ambiciosos, empresarios ávidos de fortuna y conseguidores 'de tanto por ciento'.
Y Valdemoro es el epicentro, el modelo que se exporta a otros municipios de la autonomía. ¿Por qué Púnica? En latín el árbol del granado se llama "Punica granatum", un juego de palabras que se asoció a Francisco Granados, el todopoderoso ex consejero de Esperanza Aguirre y alcalde de este municipio entre 1999 y 2003. Uno de los cerebros de la trama corrupta.
Hoy Granados está en la cárcel de Estremera. Desde allí le ha enviado una carta a Esperanza Aguirre mostrando su dolor por no haber defendido su inocencia y recordando que prácticamente todo de lo que sabe de política lo aprendió de ella. Y, además, ha pedido al juez que llame a declarar a la expresidenta madrileña. La investigación sigue su curso y el magistrado Eloy Velasco ha reactivado la parte sobre la supuesta caja B del PP autonómico.
Granados lo era todo en Valdemoro. El hombre del pueblo que llegó a lo más alto. El alcalde que se convirtió en una estrella de la política. De repente, fue un shock para muchos ver la plaza de la Constitución, con sus soportales y balconadas de estilo castellano, llena de guardias civiles y de cámaras. Eso sí, muchos vecinos comentan en privado que se escuchaban "cosas y rumores". Pero nadie tenía la certeza de los negocios de Granados, David Marjaliza y compañía.
UN MUNICIPIO ARRUINADO
Desde esa balconada observa hoy el centro Guillermo Gross. Es alcalde del municipio desde las elecciones de mayo de 2015. En su vida pensó que llegaría a ocupar ese puesto. Había llegado a Valdemoro en 2010. La razón: su mujer se había quedado embarazada de trillizos. Su casa en el madrileño barrio de Carabanchel se quedaba pequeña y decidieron, como muchas parejas jóvenes, buscar un hogar más amplio en una localidad del sur de Madrid.
No tenía nada que ver con la política y ocupaba un buen puesto en Google, como responsable técnico para Europa, Medio Este y África. Pero sentía que debía hacer algo, no le gustaba lo que veía en España. Se afilió en agosto de 2014 a Ciudadanos cuando la agrupación en esta localidad se estaba creando. A los pocos meses saltaba la operación Púnica y se reafirmaba en que había que cambiar las cosas. La sorpresa, según relata a El Huffington Post, es que de repente ganó las elecciones en mayo de 2015. Se ponía fin al "cortijo" del PP, que se había prolongado desde 1999 hasta ese año, con cuatro alcaldes: Granados, José Miguel Moreno, José Carlos Boza y David Conde.
Gross (Madrid, 1975) llamó a su jefe, que estaba en Londres, el día de la investidura y le dijo que tenía que dejar su trabajo porque al final salía como alcalde. La primera jornada llegó a las 7.30 de la mañana, quería recibir a todos los funcionarios para que "nos conocieran, nos pusieran cara y funcionara con toda normalidad".
En el despacho que heredó se mezclan, sin sentido estético alguno, muebles rococó, esculturas voluminosas del Duque de Ahumada, cuadros de Ignacio Burgos y vitrinas llenas de objetos y placas. En la esquina llama la atención una estrecha escalera metálica de caracol. Desde allí se puede acceder a otra planta y la zona del aparcamiento. Por lo tanto, sus moradores podían abandonar la zona noble sin que les viera nadie.
Lo primero que hizo Gross fue abrir los cajones. Llamó al interventor y al secretario tesorero. La radiografía: una institución arruinada. "Era un consistorio acostumbrado a un método muy particular. Por un lado, estaba la mayoría absoluta del PP y, por otro, un modelo de gestión inexistente, donde todo funcionaba a base de arrebatos".
La deuda financiera era superior a los 90 millones de euros y la comercial llegaba casi a 50 millones de euros. La población, explica el alcalde, ronda los 75.000 habitantes. La deuda de cada valdemoreño acariciaba los 2.000 euros, calcula Gross. Ahora, dice, han conseguido reducir la deuda financiera en casi 11 millones de euros en dos años.
En esos cajones se encontró por ejemplo deudas también con la Comunidad de Madrid, a la que deben 6 millones de euros por el servicio de bomberos y una cifra parecida tienen pendiente con el consorcio de transportes. Cosa chocante es que, por ejemplo, no había una Relación de Puestos de Trabajo (RPT) en el Ayuntamiento. El 85% del personal, revela Gross, no accedió por oposición, sino "a dedo". Luego derivaron en contratos indefinidos.
Los empleados públicos han sido discretos, aunque sí le hacen llegar al alcalde que la forma de trabajar ahora es muy diferente. "Antes se funcionaba mucho con amenazas, tenían a mucha gente colocada que les debía un favor, aunque luego no fueran de su cuerda. Les amenazaban con despidos, con no cobrar la nómina a final de mes. Había un ambiente de miedo", cuenta el regidor.
Esto también provocó una falta de "profesionalización". Y Gross lo explica así: "Hay muchos empleados y la gran mayoría intenta ser lo más profesional, pero cuando uno accede por oposición tiene una formación de derecho administrativo. Cuando uno entra como limpiadora no te exigen nada. Y si resulta que luego haces trabajo de administrativo, pues tienes problemas de formación y no sabes cómo hacer esas cosas". Esto también está llevando a que sea muy lenta la administración porque hay gente que tiene "miedo" a firmar ahora papeles.
Los contratos del Ayuntamiento son objeto de investigación. El nuevo equipo municipal se puso a supervisarlos y se encontró muchas sorpresa (y no muy agradables). Casi todos se externalizaron en la época 'popular': el alumbrado, el servicio de estacionamiento regulado, el cementerio-tanatorio, las pistas de pádel... Por ejemplo, el de estacionamiento regulado está a un plazo de 25 años. Ni más ni menos. "No tiene sentido que haya esa concesión cuando la tecnología va a cambiar, sería necesario modificarlo. Fue una decisión política, no técnica. En la propia providencia ya se establecía el plazo de adjudicación, algo que no es muy común", sentencia el alcalde.
¿Por qué no se resciden los contratos? El equipo de gobierno recuerda que el hecho de estar investigados no les habilita para rescindirlo. Lo que se está haciendo es un seguimiento para ver si se cumplen o no. Y luego se revisa en caso de que haya motivos. Pero deben tener "cuidado" porque estas decisiones pueden salir muy caras y puede darse hasta el caso de que tuvieran que indemnizar con lo que tendrían que haberles pagado durante 25 años. "Lo perverso de esto, al fin y al cabo, ante un contrato fraudulento, es que al final el contratista podría tener derecho a toda la indemnización", lamenta Gross.
Los responsables de la investigación reclaman ahora menos documentos al Ayuntamiento. Pero cuando se desató Púnica, los agentes de la UCO "se llevaron todo". De hecho, en el consistorio han tenido algún problema porque no había copias de algunos. "Han venido muy a menudo, a pedir expedientes de concesión y contratación", agrega.
"ESTO ERA EL CORTIJO DEL PP"
El modelo de Púnica en Valdemoro se exportó a otras localidades madrileñas. "Era muy caciquil, de entender la política y las instituciones como un compadreo. Si me das esto, yo te hago lo otro. Y había una falta de distinción entre la institución y el partido político. Esto era el cortijo del PP", explica el alcalde. Otro ejemplo es que el Ayuntamiento llegó a regalar 10.000 tarjetas gratuitas de transporte, que luego no se pagaron al consorcio. Se daban sin estar en una ordenanza o en presupuestos. Se vendían como política social, pero era, a juicio del actual regidor, una "concepción clientelar" de la política.
Hasta tres veces ha invitado a la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, a visitar el municipio. Ella no quiere oír hablar de Valdemoro. Ese PP que la actual líder popular intenta olvidar. Los populares en el municipio tiene una "actitud" de bloqueo, comenta el alcalde, que dice que se oponen a todo "aunque la ordenanza esté perfecta". Y con la izquierda es difícil entender, a su juicio. La fragmentación del Congreso no es nada al lado del actual Ayuntamiento: Ciudadanos (6 concejales), PP (5), Ganemos Valdemoro (4), Proyecto TUD (3), PSOE (2), IU (2) y tres concejales no adscritos.
LA VOZ DE LOS VECINOS
Esto pasa dentro del edificio oficial, ¿y fuera? Valdemoro tiene el sector servicios como principal fuerza de riqueza y su desarrollo en los últimos años se basó en la actividad de los polígonos que la rodean. Hoy esa actividad no funciona tan bien, pero el Ayuntamiento quiere que recobren el pulso. Esta localidad sureña de Madrid tiene un nivel medio y medio-alto de renta, y goza de mejores indicadores económicos que algunas de las poblaciones vecinas. Y está muy ligada también a la Guardia Civil, ya que allí está el Colegio de Guardias Jóvenes Duque de Ahumada.
Este duque fue precisamente el fundador de la Guardia Civil. Un parque lleva también su nombre en las tripas del municipio. Allí están sentados Jesús y Francisco después de pasar la mañana en el centro de mayores. El primero comenta: "Nos enteramos de que estaba en la cárcel. Todo el mundo sabía, pero nadie decía nada. Pero se veía, era un tío que de la noche a la mañana tenía esto, lo otro, un palacio. ¿De dónde viene esto?". Y añade: "Nosotros vivimos nuestra vida, no creo que afecte a la imagen. Es una pequeñez. De aquí han cogido a este, del otro pueblo a otro. Valdemoro tiene muchos habitantes y no todo el mundo es corrupto. Ha pasado y ha pasado, pero tenemos que pagar consecuencias todos".
Francisco lo escucha con atención y agrega: "No se puede achacar a todo el pueblo. Había dos, tres, cinco, pero la gente es honrada. No se puede comparar con este señor, que era una calamidad. No lo necesitaba para vivir, estaba bien situado. ¿Por qué lo hizo? Por la ambición".
Muy cerca de allí pasa Lourdes, jubilada también. Lleva 22 años viviendo en Valdemoro, lo que más le gusta la educación pública en sus centros y la calidad de vida. Ella dice que durante años se "oían cosas". "Pero yo no lo sabía, no me lo creía hasta que lo vi", comenta. Asegura que nunca notó nada raro y que las externalizaciones de servicios, "que te pueden gustar o no", no le hacían pensar "que se llevaban algo en ello". Y aprecia que no cree que vaya a hacer mucho daño a la imagen del municipio diciendo resignada: "Hay tanta corrupción, una más..."
Piscina, gimnasio, arquitectura moderna. Es el centro deportivo Supera, uno de los supuestos pelotazos del empresario David Marjaliza. Se construyó en terrenos municipales después del cierre del gimnasio público Río Manzanares. El PSOE denunció que la concesión era a 75 años y que solo repercutiría en 1.700 euros anuales a las arcas municipales.
De allí sale de hacer deporte Sarai. Confiesa que en la calle no suelen hablar de Púnica entre los vecinos, que se hace más dentro de las casas. No le sorprendió la noticia: "Se veían cosas, había rumores, esto es un pueblo donde hay mucha Guardia Civil y Policía. Aquí las cosas se oyen muchas veces antes de que pasen".
No le da tanta importancia a la repercusión a la imagen. "Valdemoro tiene cosas muy buenas y esto está ocurriendo en otros pueblos y ciudades", añade. ¿Qué le parece Supera? "Está hasta arriba, hay overbooking, está muy bien, con gimnasio y piscina", responde.
"Te digo una cosa, Granados se llevó pasta, es cierto. Pero también te digo que cuando estaba gobernando aquí había más cosas de las que hay ahora. Aunque se llevase dinero, no te digo que no, hacían muchas cosas por Valdemoro. A día de hoy lo han quitado casi todo. Para los niños había muchas actividades, el pueblo crecía, sí es cierto que a costa de la pella que ha dejado. Pero disfrutábamos más de Valdemoro, que ahora nos han quitado los fuegos artificiales. No hay casi nada", comenta.
Como en muchas localidades pequeñas son más los que prefieren callar que los que hablan en público. "No quiero salir en la foto, no quiero dar mi nombre, pero puedes poner que todos son unos hijos de...", dice otro vecino en la puerta del centro Supera.
No opina lo mismo, Paco, un jubilado que está comprando el pan la calle Estrella de Elola, arteria comercial por excelencia. "Cuanta más corrupción había, más trabajo había. No sé si son noticias falsas o mentiras. Antes se cobraba dos mil euros y ahora, trescientos", dice en tono fuerte. Y hace esta apreciación: "La Justicia hace muy bien en averiguar, pero la corrupción más grande está en televisión, en los periódicos y entre los periodistas". "Yo estuve trabajando aquí en la construcción, cuando eso de que había aquí tanta corrupción, y se ganaban dos mil y pico euros por ocho horas. Gracias a eso me he podido jubilar con cuatrocientos euros. Si no, me hubiera jubilado sin nada", apostilla.
Valdemoro tardará años en olvidar Púnica.