El batacazo de Cs pone a Arrimadas contra las cuerdas
Los naranjas, que logran 6 escaños con casi el 100% escrutado, se dejan una treintena de diputados respecto a 2017.
Los catalanes han dinamitado este domingo el capital político que dieron a Cs hace tres años. Con más casi el 100% escrutado, Cs consigue 6 escaños y 111.000 sufragios. Los naranjas pierden una treintena de escaños y pasan de ser primera fuerza a séptima. Los de Inés Arrimadas sufren un fuerte batacazo que cuestiona el giro pactista del partido y pone en un aprieto a la actual dirección.
El candidato, Carlos Carrizosa, ha lamentado, tras felicitar al PSC, no haber sabido movilizar al electorado constitucionalista como hubiera querido. Cs ha sufrido, según Carrizosa, la baja participación (53,33), que ha caído casi 20 puntos respecto a hace tres años.
La líder del partido, Inés Arrimadas, quien ha acompañado a su candidato, ha comentado la “tristeza” que siente su partido porque “el independentismo ha salido reforzado”.
Cs se ha llevado una torta en la comunidad donde nació como proyecto político de la mano de Albert Rivera. Los naranjas se negaron a acudir en coalición con el PP bajo la marca Cataluña Suma. Los populares arrebataron a Arrimadas a Lorena Roldán, la exportavoz naranja en el Parlament, poco más de un mes antes de las elecciones.
Ese movimiento del PP fue considerado una opa hostil de Pablo Casado a Cs, centrado en aglutinar de nuevo todo el voto independentista y en comerse a los de Inés Arrimadas. El PP, sin embargo, no ha capitalizado el derrumbe naranja.
Cs, además, se ha entregado durante toda la campaña a los brazos de Salvador Illa, del PSC, a quien ha ofrecido gobernar juntos para evitar que los socialistas pacten con ERC.
El ofrecimiento de Arrimadas a gobernar con el PSC se ha entendido como un esfuerzo de Cs por introducir la equis independentista en la ecuación del marco electoral. Los naranjas han señalado a Illa como un riesgo para el constitucionalismo y por eso le han querido atar en corto.
Los socialistas, que han casi quintuplicado en votos al partido de Arrimadas, han dado largas a los naranjas. Es más, pidieron a los votantes de Cs que se pasaran a la lista socialista. El mensaje ha tenido éxito.
Y si Cs se ofreció a Illa para atarle, Vox también lo hizo aunque luego rectificó. La ultraderecha insinuó que daría un ‘sí’ a Illa para evitar que los secesionistas se sienten otra vez en el salón de mando de la Generalitat, un mensaje que lanzó el secretario general, Javier Ortega Smith, y que fue desmentido al poco por Macarena Olona, pero que ha servido a los ultras para vender la misma utilidad que los de Arrimadas, a quienes también han arañado votos.
El PP, sin embargo, ha tenido más problemas con Illa y, por eso, ha sacado toda la artillería contra el exministro con el mismo discurso que tienen los independentistas.