'¡Resistiré!': resiliencia en tiempo de crisis
El ser resiliente no quiere decir que los problemas no me afectan. Es creer que es posible salir de la situación.
La resiliencia es la capacidad que tiene una persona o grupo de recuperarse ante la adversidad, la habilidad para transitar la situación que se vive, aunque no sea la más favorable, y en base a eso seguir proyectando y manteniendo una postura lo más positiva posible hacia el futuro.
Algunas personas logran mantener cierto equilibrio en momentos de peligro mientras otros se desmoronan. Una persona resiliente es capaz de utilizar sus capacidades y fortalezas para hacer frente a las desgracias o circunstancias negativas, como la pérdida de un trabajo, problemas familiares, enfermedades, etc.
El ser resiliente no quiere decir que los problemas no me afectan. Es creer que es posible salir de la situación, y que a pesar de no poder cambiar la circunstancia es posible afrontarla con la mejor actitud posible. Todo ello en función de buscar soluciones si las hay o aceptar si no hay solución. Sin quedarse instalado en la queja, en el problema. Es posible no solamente sobrevivir ante las adversidades sino también avanzar, debido a que el dolor no llega a fracturar del todo la integridad emocional. Lo que implica ser valiente, aunque con miedo y afrontar la vida como luchadores y no como víctimas.
Las circunstancias casi nunca puedes controlarlas, en cambio la actitud para enfrentarlas sí.
Tanto el entorno como las personas que nos rodean no son del todo predecibles ni controlables, por lo que resulta imprescindible aprender a adaptarnos y adoptar un modo de conducta en función a los cambios del entorno.
La queja inmoviliza y la actitud permite responsabilizarnos.
Los recuerdos negativos actúan sobre nuestras emociones haciéndonos sufrir, al darle vuelta a situaciones que ya no podemos cambiar nos enganchamos con el sufrimiento. Por lo cual se debe pensar de forma útil, de una manera que inspire, motive, evitando darle vueltas y análisis para comprender el pasado.
Todo evoluciona, se corrige o se modifica con el tiempo, todo está en constante transformación porque somos seres cambiantes.
Aceptar la realidad no es resignarse, es dejar de luchar contra lo que no depende de ti, dejar de lamentarse por el pasado, y evitar sentimientos como el rencor en base a aspectos que no se pueden cambiar. Las cosas suceden y para no quedarse anclados en la situación es necesario aceptarlo como algo que ocurrió y se va alejando quedando atrás.
Ante el fracaso resulta difícil asumir responsabilidades porque nos hacen sufrir, ya que implica reconocer que hemos cometido un error, lo que debilita nuestra autoestima y tiende a hacernos pensar que siempre se pudo hacer algo distinto para evitarlo. Las personas resilientes perciben lo negativo como algo temporal, que no va a durar toda la vida, lo que les permite mantener la esperanza, es decir, querer y gestionar el presente esperando algo mejor que vendrá.
9 claves para ser resiliente en tiempos de crisis:
- Conéctate contigo mismo: Analiza sobre tu trayectoria pasada y aprovecha el tiempo para reflexionar y conocerte mejor. Valórate de forma realista, acepta tus triunfos y fracasos.
- Replantea las prioridades: Dedica tiempo a aquellos aspectos que favorecen tu bienestar, encuentra los motivos de bienestar y lo que te llena como persona.
- Responsabilízate: Asume la capacidad para afrontar el rumbo de las circunstancias sin victimizarte, con el mayor control emocional posible y sin culpabilizar a los agentes que están fuera de control.
- Cultiva tus relaciones: Desarrolla la empatía, nutre las relaciones interpersonales de calidad, rodéate de una red social amplia y positiva que te brinde bienestar y apoyo psicológico.
- Sé flexible: La creatividad y aceptación son fundamentales para aceptar los cambios, buscando nuevas soluciones y aportes hacia los problemas.
- Piensa en positivo: Evita darles importancia a tus pensamientos pesimistas, haz un balance de los aspectos positivos, no te ancles en el pasado ni maximices el verdadero tamaño de los acontecimientos negativos.
- Disfruta el presente: Dedica tiempo a disfrutar los detalles y pequeños placeres de cada día, una comida, una ducha, una buena conversación.
- Proyéctate en el futuro: Planifica y visualiza nuevos proyectos que vendrán, define nuevos horizontes y organiza lo que necesitas para alcanzar los objetivos que te plantees, recuerda que todo comienza en la mente.
- Plantea objetivos alcanzables: Cuando tienes un proyecto y es factible aumentan las probabilidades de alcanzarlo, por tanto, busca metas que sean realistas en función de tus recursos porque de lo contrario generará frustración.
Resistiré, erguido frente a todo
me volveré de hierro para endurecer la piel
y aunque los vientos de la vida soplen fuerte
soy como el junco que se dobla
pero siempre sigue en pie.