La justicia británica decide sobre la inmunidad del emérito tras la demanda de Corinna Larsen por acoso y difamación
El rey emérito, a través de sus abogados, justifica su inmunidad porque el CNI defendía "actos soberanos". Por su parte, Corinna Larsen responde que solo sería inmune si el CNI hubiera actuado en interés de España.
El recurso de Juan Carlos I de España en relación con la demanda presentada por su examante Corinna Zu Sayn-Wittgengstein por acoso y difamación empezó este martes en el Tribunal de Apelación de Londres, donde sus abogados defendieron la inmunidad del rey emérito entre abril de 2012 y el 18 de junio de 2014.
El abogado del emérito, Timothy Otty, ha presentado sus argumentos contra un dictamen anterior del Tribunal Superior de Londres, que en marzo rechazó la inmunidad del exsoberano por considerar que las presuntos acosos se produjeron en el ámbito privado y porque Juan Carlos I solo tiene ahora el título honorífico de emérito.
Los abogados del rey emérito también han defendido este que el hecho de que los servicios secretos del Estado intervinieran implica que eran “actos soberanos” que estarían amparados por la inmunidad.
Así lo ha plasmado uno de los abogados de Juan Carlos I en un largo alegato de unas dos horas y media en el que se ha agarrado a las “acusaciones específicas” relatadas por Larsen en su demanda ante los tribunales británicos que describen dos pasajes concretos: una visita que le habría hecho en el entonces jefe del CNI Félix Sanz Roldán en Londres y un registro que agentes del CNI habrían llevado a cabo en su vivienda de Mónaco.
La vista de esta apelación, que ha empezado a las 10:30 hora local en la sala número 74 del Tribunal de Apelación, es presidida por tres jueces, las juezas Ingrid Simler y Eleanor King y el juez Andrew Popplewell, que esta mañana escucharon los argumentos de Otty para defender la inmunidad de Juan Carlos I desde 2012 hasta su abdicación en 2014.
Por su parte, el representante legal de Larsen, por su parte, en una intervención de unos 45 minutos que se ha visto cortada por un receso de una hora, ha incidido en que el antiguo monarca solo estaría protegido por la inmunidad en el caso de que dichos actos hubieran sido en interés “oficial”, esto es, del Estado español, si bien en este caso ha argumentado que lo habrían sido en un mero interés personal, en beneficio propio.
“Volvía de los viajes con bolsas llenas de dinero”
La examante de Juan Carlos I, Corinna Larsen, ha asegurado que el rey emérito regresaba de los viajes “feliz como un niño de cinco años” con “bolsas llenas de dinero en efectivo” y que ante la sorpresa que a ella le generaba, él le respondía que eran “regalos de sus amigos”.
Corinna hace esta revelación en el podcast producido por el estudio de contenidos Project Brazen, con el título “Corinna y el Rey”, en el que relata la relación sentimental que tuvo con don Juan Carlos.
A final del segundo de los dos primeros capítulos publicados este lunes, la empresaria danesa-alemana cuenta que había cosas de don Juan Carlos que “le resultaban muy poco habituales”, algo que ella definía como “la corte de los milagros”.
“Le veía regresar de viajes, feliz como un niño de cinco años. Volvía con bolsas llenas de dinero en efectivo. Yo le decía, ’¡Por Dios, qué es eso! Y me respondía que se lo había dado tal o cual amigo. Era una situación que consideraba habitual”, señala en el audio, publicado por varias plataformas.
Además del dinero que manejaba, Corinna también destaca los favores que obtenía de empresarios y conocidos.
Apunta que en una ocasión, el padre de Felipe VI llamó al propietario de una bodega de Burdeos (Francia) para confesarle su afición por su vino y pedirle que le enviara algunas botellas.
“Y de repente aparecían 20 cajas de ese vino tan caro. Sus deseos eran órdenes para los demás y la gente se dejaba la piel solo para complacerlo”, enfatiza.
Corinna recuerda que conoció a don Juan Carlos en 2004 en una cacería en una finca en Ciudad Real y que posteriormente la invitó a comer a la finca de “La Angorrilla”, situada en El Pardo, un viejo pabellón de caza que ella denominó “La Casita”.