Lo que supone el acuerdo (de momento) entre el PSOE y UP sobre la reforma laboral
Las claves que resuelven (por ahora) la gran crisis en la coalición.
La tarde del martes había sido dura, de desconfianza, de interpretaciones diferentes, de alejamiento. En Moncloa hablaban de principio de acuerdo y admitían a Yolanda Díaz como piloto de la negociación de la reforma laboral… pero en Trabajo seguían negando ese pacto y defendían que no había un acuerdo sobre lo importante: el contenido.
El choque fue público, con micrófonos delante. Desde Roma, Yolanda Díaz negaba el pacto. Esta ha sido la primera vez que la vicepresidenta segunda se salía del tono habitual y dejaba atrás lo de que los trapos sucios se lavaban en casa. En el PSOE había enfado, no querían más críticas en público. En UP seguían molestos por los intentos de los socialistas de no validar las negociaciones desde marzo con agentes sociales e intentar ahora entrar arrasando, llevándose la coordinación y apoderarse de una de las medidas estrellas que lleva una Díaz en claro ascenso político.
La coalición no corría peligro, decían ambas partes en privado, pero el choque de trenes era fuerte, la mayor crisis vivida desde la salida de Pablo Iglesias. Durante toda la noche hubo conversaciones, intensas. Llegaba la reunión de la mesa de diálogo social, capitaneada por Trabajo, y no había acuerdo aún. Los equipos negociadores de ambas partes del Ejecutivo buscaban un pacto in extremis sobre la metodología, conscientes de que llevaban ya muchos días chocando.
Según fuentes conocedoras, al final se llegaba a la fumata blanca de los nombres gracias a una negociación de los socialistas Félix Bolaños y María Jesús Montero con las ‘moradas’ Ione Belarra e Irene Montero. A media mañana de este miércoles se hacía el cielo (todavía no infinito). Pedro Sánchez y Yolanda Díaz no han hablado para el acuerdo, según señalan desde Moncloa.
¿Qué se ha acordado hoy? Ya se ha puesto el quién y la metodología. El propio presidente lo supervisará todo, contentando dos flancos: Trabajo liderará la negociación pero se introducirán representantes de los ministerios socialistas (y con presencia de los de Nadia Calviño). Es decir, todos ganan y pierden algo: Díaz se queda finalmente pilotando pero tendrá que tener a su lado a los de la vicepresidenta primera (dos mujeres enfrentadas desde el inicio del Gobierno tanto política como personalmente).
Trabajo llevaba desde marzo coordinando los trabajos en la mesa con sindicatos y patronal para esta reforma laboral (que debe presentarse ante Bruselas antes de que acabe el año). El pistoletazo de salida de la nueva fórmula empezará el martes con una reunión de Pedro Sánchez con las vicepresidentas primera y segunda, además de los competentes en Hacienda (María Jesús Montero), Seguridad Social (José Luis Escrivá) y Educación y Formación Profesional (Pilar Alegría) para fijar una posición común del Gobierno de coalición.
Esta será la que esté encima de la mesa cuando el Gobierno se siente con los agentes sociales. Por eso, todos los martes por la tarde (a las 17 horas) se verán los miembros que estarán sentados en ese órgano: el secretario de Estado de Empleo, el secretario de Estado de Economía y el secretario de Estado de Seguridad Social y Pensiones para preparar esa posición de cara a las reuniones ordinarias que se mantendrán todos los miércoles con los agentes sociales.
En estas últimas reuniones la delegación del Gobierno estará presidida por el secretario de Estado de Empleo (un hombre fuerte de Yolanda Díaz), pero tendrá a su lado un director general de la Vicepresidencia Económica (es decir, Calviño consigue tener a alguien de puertas para adentro). Además, otro de los miembros que representará a la coalición será otro director general de Seguridad Social (en nombre de Escrivá). Díaz gana el liderazgo, pero tendrá que tener codo con codo a los de Calviño.
Aunque parezca algo simple de organigrama, se trata de un paso importantísimo, pues serán los que escriban el qué. Y ese qué es una batalla todavía sin librar, con los de Unidas Podemos pisando fuerte para derogar la reforma laboral en sus aspectos más lesivos frente a un posible intento de que sea más light por parte de Calviño. Los socialistas utilizan ahora el término de nuevo marco laboral frente a derogación.
Esta norma será clave para el futuro del Gobierno y de la legislatura. Ninguna de las dos partes habla de romper estos días, pero quieren capitalizar este movimiento tanto económico como político. Está dentro del acuerdo de Gobierno y Bruselas lo analizará de manera exhaustiva (en un momento en el que está empezando a llegar el maná de 140.000 millones de fondos europeos).
Pero además será una de las grandes banderas electorales de la coalición. El PSOE lleva prometiéndolo años y fue uno de los grandes compromisos de Pedro Sánchez durante el congreso de PSOE hace dos fines de semana en Valencia. Yolanda Díaz es la que lleva tiempo trabajando y liderando este asunto y este es el mayor encargo que recibió una vez logró la cartera de Trabajo. Además, ahora es una de las políticas en ascenso tras la marcha de Pablo Iglesias y con una potencial candidatura para las elecciones generales de 2023 (esta sería su gran joya política y su gran bandera de presentación ante un electorado que, según el CIS, le da la mejor puntuación entre los líderes nacionales).
Las dos partes por ahora salen satisfechas. Fuentes del ala socialista comentan que están “muy contentos” con el acuerdo porque estarán todos los ministros afectados: “Coordinación antes, durante y después de la negociación. Lógico y muy bien”. Sobre lo que ha ocurrido estos días añaden: “Estas cosas pasan en las coaliciones”. “Aquí no se rompe la coalición”, resaltan sobre la fortaleza de la misma. Además, se dice que este esquema no supone tutelar a la gallega.
En UP, según ha dicho la propia Díaz, están satisfechos con el resultado del quiénes, pero advierten de que lo importante es lo que viene ahora: el qué. Van a apostar por la derogación de la reforma laboral y se esperan fricciones en temas como los convenios colectivos y la temporalidad. Todos esperan que se consiga el máximo consenso dentro, pero especialmente con los empresarios y sindicatos. Pero una cosa ya advierten desde UGT y CCOO: hay que llevar a cabo esa reforma aunque se oponga la patronal. Es un deber, para ellos, del Gobierno progresista y una promesa de sus líderes.
Primer acuerdo. El martes llegará otro capítulo. Pero la fecha ya está puesta: tiene que resolverse antes de que acabe el año, y los protagonista han sido ya designados y lo saben.