Un investigador descubre que China borró algunas de las primeras secuencias del coronavirus
Los datos, que desaparecieron misteriosamente de una base datos, pueden contribuir a saber cuándo y cómo el virus pudo haberse propagado de un animal a los humanos.
Un investigador estadounidense afirma que China borró algunas de las primeras secuencias del coronavirus. El hallazgo del científico Jesse Bloom, publicado en la revista Science, aún a falta de revisión definitiva, podría esclarecer el origen del covid.
Su descubrimiento llegó mientras buscaba archivos almacenados en la nube de Google, cuando logró recuperar hasta 13 secuencias del virus que habían desaparecido de la base de datos de forma misteriosa el pasado año. Según The New York Times, hace aproximadamente un año, las secuencias genéticas de más de 200 muestras de virus de los primeros casos de covid-19 en Wuhan (China) desaparecieron de una base de datos científica en internet.
Bloom, bioquímico del Centro de Investigación Fred Hutchinson, Seattle (EEUU) defiende que con esas 13 secuencias reconstruidas se ven mutaciones que invitan a pensar que el virus circulaba por Wuhan antes de diciembre de 2019, fecha oficial de su origen. Él fue uno de los científicos que pidió “una auténtica investigación” sobre el surgimiento del virus y criticó el informe de la OMS.
La teoría de que el virus circulaba antes de los casos en Wuhan
El nuevo análisis, publicado el martes, refuerza las teorías de que una variedad de coronavirus pudo haber estado circulando en Wuhan antes de los brotes iniciales vinculados a los mercados de animales y mariscos en diciembre de 2019.
Mientras la Administración Biden investiga los orígenes del coronavirus, este estudio no refuerza ni descarta la hipótesis de que el patógeno se filtró de un famoso laboratorio de Wuhan.
No obstante, el nuevo Ejecutivo de EEUU plantea preguntas sobre por qué se eliminaron las secuencias originales y sugiere que puede haber más revelaciones que pueden ser recuperadas de “los rincones más recónditos” de Internet, precisa el rotativo.
“Este es un gran trabajo de detective sin duda, y avanza significativamente en los esfuerzos para comprender el origen del SARS-CoV-2”, ha declarado a The New York Times Michael Worobey, biólogo evolutivo de la Universidad de Arizona, quien no ha participado en este estudio.
Jesse Bloom, el virólogo del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson que desarrolló este informe, calificó la eliminación de estas secuencias de sospechosa. “Parece probable que las secuencias fueran eliminadas para ocultar su existencia”, escribió en su análisis, que aún no ha sido revisado por pares ni publicado en una revista científica, ha reconocido el rotativo neoyorquino.
El hallazgo, una hoja de cálculo
Bloom y Worobey pertenecen a un grupo independiente de científicos que han pedido más investigaciones sobre cómo comenzó la pandemia. En una carta publicada en mayo, ambos se quejaron de que no había suficientes datos para determinar si era más probable que el virus se propagara desde un laboratorio o saltara a los humanos por contacto con un animal infectado fuera de esa instalación.
Mientras Bloom revisaba los datos genéticos del covid que habían sido publicados por varios grupos de investigación, se encontró con un estudio de marzo de 2020 en una hoja de cálculo que incluía información sobre 241 secuencias genéticas recopiladas por científicos de la Universidad de Wuhan.
Esa hoja de cálculo había sido subida a una base de datos en línea llamada Sequence Read Archive, administrada por la Biblioteca Nacional de Medicina del Gobierno de EE.UU. No obstante, cuando Bloom buscó las secuencias de Wuhan en la base de datos a principios de este mes, ya no “encontró ningún elemento”.
Desconcertado, volvió a la hoja de cálculo en busca de más pistas y realizó una profusa investigación, cita el diario neoyorquino, y no halló respuesta al hecho de por qué las secuencias se habían subido al Sequence Read Archive y habían desaparecido más tarde.
Con todo, el experto ha logrado recuperar 13 de esas secuencias extraviadas en la nube y, tras combinarlas con otras publicadas de los primeros coronavirus, mantiene la esperanza de avanzar en la construcción del árbol genealógico de la covid.