Se reaviva el debate del Brexit: ¿qué está pasando?
El ministro británico para el Brexit ha declarado que el Reino Unido está preparado para suspender el Protocolo de Irlanda del Norte si es necesario.
Uno de los aspectos más polémicos del divorcio entre el Reino Unido y la Unión Europea acaba de revivir y ha desatado las críticas contra el Gobierno “Tory” por “romper” un acuerdo ya celebrado.
En un discurso pronunciado en Lisboa este martes, el ministro británico para el Brexit, David Frost, señaló que el Reino Unido está preparado para suspender el Protocolo de Irlanda del Norte si es necesario. Se trata de un acuerdo que rige el comercio a través del Mar de Irlanda desde que se produjo el Brexit, suscrito por el Reino Unido y la Unión Europea (UE) en 2019.
Negociado como parte del Acuerdo de Retirada, el protocolo fue la forma en que ambas partes superaron el principal escollo en las conversaciones del Brexit: la frontera terrestre que divide Irlanda del Sur (que está en la UE) e Irlanda del Norte (que no lo está).
Frost comunicó a los líderes de la UE que el acuerdo no está funcionando y afirmó que el Reino Unido está preparado para ejecutar el artículo 16 del protocolo –que permite a cualquiera de las partes anular partes sustanciales del acuerdo– si no logran un cambio fundamental. Frost argumentó que el acuerdo fue “redactado con prisas extremas en un momento de gran incertidumbre”, pese a que el referéndum del Brexit se había celebrado más de dos años atrás.
El gobierno del Reino Unido teme que el protocolo existente esté debilitando el proceso de paz que se suponía que debía proteger. Frost ha afirmado que el protocolo ha “destrozado” el equilibrio entre las comunidades unionistas y nacionalistas en Irlanda del Norte.
En respuesta, la UE parece dispuesta a ofrecer este miércoles un nuevo acuerdo de Brexit para Irlanda del Norte.
Los críticos no han podido evitar señalar que este protocolo fue aplaudido como un triunfo por el gobierno de Boris Johnson, y el propio primer ministro lo calificó como un “gran acuerdo” para Irlanda del Norte cuando se firmó.
El exjefe de gabinete de Theresa May, Gavin Barwell, que formaba parte del equipo negociador de su gobierno cuando no se alcanzó el acuerdo de Brexit en Westminster, ha declarado: “Esto es David Frost en estado puro, destrozando el acuerdo que él mismo negoció y aclamó como un triunfo, a pesar de que muchos, entre los que me incluyo, advertimos que era un fracaso”.
Para no interrumpir el comercio transfronterizo y evitar el regreso de los controles a lo largo de esta frontera políticamente delicada, Londres y Bruselas acordaron trasladar los nuevos procesos legales y aduaneros al Mar de Irlanda.
Eso implicó nuevos controles al comercio entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte y no a las mercancías que se intercambian entre el norte y el sur dentro de la isla de Irlanda.
Los productos enviados desde Irlanda del Norte a Gran Bretaña apenas se ven afectados por el protocolo. Sin embargo, en la otra dirección sí que se exigen unos nuevos trámites burocráticos.
Desde el 31 de diciembre, se han puesto en práctica una serie de controles reglamentarios sobre seguridad animal y vegetal, que incluyen inspecciones físicas a una parte de la carga que llega a los puertos de Irlanda del Norte. Ahora también se exigen declaraciones de aduana para las mercancías comerciales que llegan.
Mientras que el resto del Reino Unido se ha ido, Irlanda del Norte ha permanecido en el mercado único de mercancías de la UE. Esta región británica aplica las normas aduaneras de la UE en sus puertos, pero sigue formando parte del territorio aduanero del Reino Unido.
El protocolo también prevé que Irlanda del Norte siga determinadas normas de la UE sobre ayudas estatales y el IVA sobre productos.
No. A finales del año pasado, el Reino Unido y la UE acordaron una serie de periodos de gracia para reducir la burocracia del Brexit en los primeros meses de funcionamiento.
Aunque desde enero se han aplicado nuevos controles y procesos, estos no son nada en comparación con el volumen de trámites burocráticos previstos si los periodos de exención llegaran a caducar.
Por su parte, el ministro de Sanidad de Irlanda del Norte ha advertido de la posibilidad de que se produzca una escasez de medicamentos si entran en vigor nuevas normas que restrinjan la capacidad de Irlanda del Norte para acceder a los suministros del Reino Unido.
Más allá del periodo de exención de 12 meses para los medicamentos, la mayoría de los periodos de gracia deberían haber expirado ya según el calendario original acordado por la UE y el Reino Unido el año pasado.
Sin embargo, las discrepancias políticas en torno al protocolo han hecho que esas exenciones se prorroguen varias veces, en ocasiones a través de un acuerdo con la UE, pero en la mayoría de los casos como una decisión unilateral del Reino Unido. En la última ocasión, el gobierno británico declaró una prórroga indefinida de todas las exenciones mientras trabajaba para modificar de forma permanente el protocolo.
En su discurso, Frost fue categórico al afirmar que el “protocolo no está funcionando” y que ha “perdido por completo la aprobación de toda una comunidad en Irlanda del Norte”, en referencia a los unionistas, que presionan para que se produzca un cambio, pues temen que se esté debilitando su posición en el Reino Unido.
Frost argumentó que el acuerdo se redactó con “mucha prisa” y que sería un “error histórico” de la UE pretender que el protocolo nunca se pueda mejorar.
“No está cumpliendo los objetivos para los que se creó: proteger el Acuerdo de Belfast. De hecho, está haciendo lo contrario. Tiene que cambiar”.
Uno de los cambios que persigue el Reino Unido es sustituir el papel del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) en la vigilancia del protocolo por otro sistema de arbitraje internacional.
Según los términos del protocolo, el TJUE es el árbitro final en cualquier disputa futura entre el Reino Unido y la UE sobre el funcionamiento del protocolo.
El Gobierno británico ha alegado que solo aceptó el papel del TJUE en el protocolo debido a las “circunstancias muy específicas de esa negociación”, en la que hubo presiones y prisas para alcanzar un acuerdo de Brexit.
El asunto del TJUE apenas ha formado parte del intenso debate público y político sobre el Protocolo de Irlanda del Norte. Muchos acusan al Gobierno británico de estar desplegando una línea roja artificial con la UE a modo de distracción.
Por ejemplo, ese tema no se menciona en ninguna de las siete pruebas que el Partido Unionista Democrático ha presentado para juzgar cualquier propuesta de modificación de los acuerdos.
El ministro Frost dijo el martes: “Nos están pidiendo que tracemos una frontera exterior de la UE por el centro de nuestro país, que apliquemos una legislación de la UE que no cuenta con nuestra ratificación total y que cualquier disputa sobre estos acuerdos se resuelva en el tribunal de una de las partes”.
El discurso de Frost se produjo un día antes de que la UE presentara sus planes para resolver las cuestiones relacionadas con el protocolo.
El ministro afirmó que el Reino Unido analizaría cualquier propuesta que le presentara el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, “de forma seria, completa y positiva”.
Sin embargo, insistió en que las propuestas del Reino Unido –que se están distribuyendo en forma de texto jurídico basado en un documento previo publicado a principios de este año– pretenden mantener el espíritu del protocolo, sin dañar el mercado único.
The Telegraph informa de que la UE ofrecerá eliminar hasta el 50% de los controles aduaneros sobre las mercancías británicas que entren en Irlanda del Norte y que suprimirán más de la mitad de los controles sobre carnes y plantas que entren en Irlanda del Norte.
Un alto cargo de la UE declaró para The Telegraph: “Bruselas va a permitir que entren más mercancías en Irlanda del Norte sin controles a cambio de contar con más datos para realizar una adecuada vigilancia del mercado”.
“El número de controles se reducirá de forma radical. Esta es la mejor manera de reducir los controles, pero sin llegar a un acuerdo al estilo suizo”.
Las empresas que trasladan mercancías de Gran Bretaña a Irlanda del Norte han tenido que hacer frente a costes añadidos y a montones de nuevos trámites burocráticos, y muchos comerciantes se han topado con nuevos problemas para enviar sus productos a través del Mar de Irlanda. En las primeras semanas de 2021, la situación se hizo patente en las estanterías de los supermercados de Irlanda del Norte, que quedaron vacías.
Los unionistas y los lealistas están furiosos desde una perspectiva constitucional. Consideran que estos acuerdos han abierto una brecha entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido, ya que el protocolo obliga a una reorientación económica con la República de Irlanda.
Los políticos unionistas han exigido que el Gobierno del Reino Unido intervenga a través del artículo 16 para rediseñar el protocolo o para deshacerse de él por completo.
Este protocolo es un factor que ha contribuido al cambio que se ha producido en el unionismo político desde principios de año –dos líderes del Partido Unionista Democrático han sido destituidos– y al descontento de la comunidad lealista, que desembocó en diversos episodios de violencia callejera el pasado mes de abril.
El partido irlandés Sinn Féin, el Partido Socialdemócrata y Laborista y el Partido de la Alianza de Irlanda del Norte se oponen al Brexit. Estos partidos insisten en que los problemas que se están viviendo en Irlanda del Norte son consecuencia del Brexit, no del protocolo.
Aunque reconocen que es necesario abordar los problemas del protocolo, se oponen a cualquier medida que implique eliminar los acuerdos por completo.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.