Las 14 razas de perros más sensibles al frío
Algunas mascotas son sensibles a las bajas temperaturas y necesitan abrigo al llegar el invierno.
Es una imagen muy habitual al llegar el frío. Los perros sacan sus prendas de abrigo para salir a pasear por la ciudad. A veces son jerseys de punto caseros y otras, diseños de marcas exclusivas que fácilmente alcanzan los 200 euros. La estampa, a veces ridícula, lleva inevitablemente a la pregunta: ¿pijada o necesidad?
Marcas de lujo a un lado, sí se puede afirmar que perros que son muy sensibles al frío y las prendas de abrigo, en su caso, son una necesidad.
“Es evidente que las razas nórdicas tipo malamute de Alaska o samoyedo, acostumbradas a vivir a bajas temperaturas, tienen una gran tolerancia al frío”, apunta Manuel Lázaro, vocal del Colegio de Madrid (COLVEMA). “Pero también está el extremo contrario, con razas muy frioleras como el galgo, el bóxer o el crestado chino”, añade el especialista.
Los canes más frioleros tienen poca capacidad para generar calor y conservarlo. En muchos casos ocurre porque son perros de pelo corto y escaso. Al no ser tupido no funciona como protector térmico. Pasa por ejemplo con los galgos y los dálmatas, de ahí que no sea raro verlos con abrigo.
Estos perros en concreto tienen además poca grasa corporal, que también ejerce de protector térmico.
El tamaño es otro factor importante para saber si una raza es o no sensible al frío, explica Lázaro, mencionando el caso del chihuahua o el yorkshire. “Su superficie corporal es muy grande en relación al tamaño y esto facilita la pérdida de calor”, explica. Además en los perros más pequeños, sus reservas calóricas son escasas y de ahí que tengan menos capacidad para mantener la temperatura durante un tiempo prolongado.
También la edad es un condicionante, como explican los especialistas de snau.es. “Cuando son cachorros suelen tener un montón de energía, que gastan jugando y corriendo como locos al salir a la calle. Esto les ayuda a generar calor y a mantener una temperatura corporal estable. En cambio los más viejitos, que caminan más despacio y suelen permanecer sentados, están más expuestos a pasar frío, con lo que es conveniente ponerles un refuerzo”. Una manta o un abrigo les vendrá bien.
Señalas que indican frío
¿Qué es lo primero que hace una persona cuando tiene frío? Tirita. Con el perro ocurre exactamente lo mismo. Si empieza a temblar es porque está intentando generar calor. Necesita una solución, ya sea volver a casa si está en la calle, que se suba la calefacción o un abrigo, depende de cuál sea la situación.
Hay otras señales que indican que el animal está pasando frío o no está del todo cómodo con la temperatura. Estas van desde dormir enroscado, cambios en la respiración, piel seca en la zona de la trufa, movimientos lentos o búsqueda de las zonas de más de calor de la casa.
Peligro resfriado
Un perro con frío es un perro que se expone a un catarro, exactamente como pasa con una persona. “Y a partir de un catarro es común que aparezcan otras patologías respiratorias como bronquitis, faringitis o pulmonía”, avisa la auxiliar veterinaria Yanira Rodríguez en un artículo de wamiz.es.
Detectar un resfriado es fácil, hay dos señales que lo indican: tos y mucosidad en la nariz. “Es importante darse cuenta a tiempo para que no se complique. Si el perro deja de comer o presenta fiebre, acudir al veterinario es fundamental para que haga un examen completo y pueda ver el estado de las vías aéreas y pulmones”, añade.
Todos necesitan un entorno agradable
Los perros en general —salvo las razas citadas— se adaptan fácilmente al frío, pero en situaciones en que se exponen a bajas temperaturas agradecen la calidez. “En salidas a la montaña o a la nieve habría qua añadirles un mínimo de confort”, apunta Lázaro, que esos casos sí recomienda valorar la opción abrigo para razas que en un paseo al uso no lo necesitarían.
“Aunque la resistencia sea elevada no hay que llevarlos al límite ni privarles de un entorno lo más confortable posible”, continúa Lázaro, para el que es importante proporcionar a las mascotas un lugar de residencia agradable.
“Hay que pensar que no tienen nada que ver las repercusiones de las bajas temperaturas en un perro que vive en el interior de nuestra casa, y sale a pasear un par de veces al día, que en los perros que vivan en exterior”, añade. Por eso, si un perro vive en un jardín, independientemente de cuál sea su raza, “será imprescindible una buena caseta, aislada térmicamente, que sea resistente a las inclemencias ambientales y a las mordeduras y arañazos”. “Y es importante que no sea demasiado grande para que resulte cálida porque en invierno la única calefacción con la que cuenta el perro es el calor que desprende. Si la caseta es muy grande o mal aislada, la temperatura interior no será la correcta”.
En el interior de las casas hay que seguir otras normas. La zona de descanso tiene que contar con manta o colchoneta y estar lejos de los radiadores para evitar cambios bruscos de temperatura cuando salgan a pasear. Al fin y al cabo, la gran mayoría de razas no se ponen abrigo al salir a pasear ni se lo quitan al volver.