¿Quién decide quién gana el Oscar?
Los 6.000 miembros de la Academia son los responsables de elegir los 24 galardonados.
Durante la madrugada del domingo, Hollywood vivirá su evento más esperado: la gala de los Oscar. Unos premios tan famosos como codiciados pero, ¿sabes cómo se decide qué nominados merecen la estatuilla?
Los miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos (AMPAS) —fundada en 1927 por 36 expertos de la industria—, son los encargados de elegir quiénes se llevan el Oscar. De ahí que sean conocidos también como Premios de la Academia o Premio de la Academia al Mérito.
Para que el nombre del candidato que pasea su ilusión por la alfombra roja resuene como ganador en el Teatro Dolby de Los Ángeles, su candidatura tiene que pasar dos rondas de votaciones. La primera, para decidir los nominados en cada categoría, arranca a finales del año anterior, cuando las distribuidoras y productoras comienzan a enviar sus candidaturas. Entonces, todos los miembros de la Academia votan en su rama correspondiente, es decir, los guionistas solo pueden votar por los guiones y los actores, por los actores. Cada académico enumera sus diez trabajos favoritos en su categoría.
La segunda ronda de votaciones llega una vez anunciados los nominados. A partir de ese momento se abre la veda, y los miembros pueden votar en todas las categorías por su favorito, por correo o a través de Internet. De ahí salen los famosos sobres, siempre sellados.
En la 90ª edición, para que no haya ningún error en la entrega como sucedió en 2017 con la categoría de Mejor película, cuando se dio el Oscar a La La Land en lugar de a Moonlight, los dos encargados de custodiar el sobre no podrán llevar teléfonos móviles para no despistarse haciendo fotos, por ejemplo. Además, una tercera persona conocerá quiénes son los ganadores antes de que se pronuncie el famoso "and the Oscar goes to...".
Alrededor de 6.000 votos
Son más de 6.000 los miembros de la Academia —aunque la cifra varía cada año— que participan en la votación auditada por PwC. Están divididos por especialidades y son los actores los que más presencia tienen.
Técnicos de sonido, productores, relaciones públicas, directores de casting, actores, ejecutivos, guionistas, animadores, técnicos de efectos especiales, músicos, directores, directores artísticos, directores de fotografía, montadores, documentalistas y profesionales de maquillaje y peluquería. Todos ellos tienen derecho a voto en la AMPAS al haber ingresado en ella gracias a una invitación que se consigue tras una nominación, una recomendación o haber reunido méritos especiales. De hecho, sólo los nominados y los ganadores tienen el privilegio del voto vitalicio. Tom Hardy, que optó a la estatuilla por El renacido en 2015, elige cada año a su favorito. El resto de los académicos tiene la obligación de haber estado en activo, al menos una vez, en la última década.
Sin embargo, la estructura de la Academia no está libre de polémica. Desde hace un par de ediciones de los Oscar, han sido muchos los que han alzado la voz contra su composición, y se han quejado de que esté formada en su mayoría por hombres, por blancos y por gente de la industria cuya media de edad supera los 60 años.
Por ello, el 20% de los votantes se han incorporado a la institución presidida por Cheryl Boone Isaacs tras el movimiento #OscarSoWhite de 2016, con el que se batió el récord de invitaciones para ingresar, y ahora cuenta con más mujeres y más afroamericanos.
Entre ellos se encuentran algunos nombres españoles, como Elena Anaya, Paz Vega, Luis San Narciso, Alejandro Amenábar o Penélope Cruz.
Los protagonistas de la noche más cinematográfica del año alzan su estatuilla, por tanto, tras ser sometidos a la opinión de innumerables críticos sobre sus trabajos del año anterior.
Los premios han servido especialmente para impulsar la carrera comercial de muchas películas. El ejemplo más claro de la historia, según los profesionales, es La vida es bella, que fue aumentando su recaudación hasta alcanzar el Oscar, lo que le dio el pasaporte a la fama. De hecho, los largometrajes suelen mostrar grandes mejorías en taquilla por el hecho de estar nominados.