Querido Joselito
"Una carta al pasado de superación a un niño muy especial que cuando apenas tenía 10 años pidió ayuda a gritos y tan solo recibió golpes. Este pregón fue para mí".
¿Se imaginan haber sido adolescentes e ir a un Pride como los de ahora? Y llegar al día siguiente al instituto, completamente empoderade, vestida lo más inventada y mamarracha posible: ¡con banderas, purpurinas, unicornios y toda la actitud de Lindsay Lohan en Mean Girls (Chicas Malas)! Obviamente, con un crazy in love o algo del estilo sonando en tu cabeza para darle más énfasis. Pues no, la verdad, no alcanzo a imaginarlo.
Mi adolescencia fue bastante heteronormada, gris y aburrida. No se hablaba de Orgullos, ni diversidad sexual en las escuelas. Tampoco de las revueltas de Stonewall, ni de los Frentes de Liberación Homosexual, ni de personajes como Marsha P. Johnson, Alan Turing, Oscar Wilde o Pepe Ocaña. Era mejor no dar pistas, ni referentes. No vaya a ser que eso hubiese influido en mi desarrollo como persona homosexual.
Aunque esto no dista mucho de lo que está sucediendo en 2022. Por poner un ejemplo de actualidad: la última película de Disney, Lightyear, prohibida en 14 países por un beso entre dos mujeres, y en países en los que no ha estado vetada, se han podido ver carteles en las puertas de algunas salas de cine advirtiendo que la película contiene escenas con ‘ideología de género’. Curioso, como mínimo, ya que cuando mi madre me llevó a ver películas Disney con trama de amor hetero cuando era pequeño, no había carteles advirtiendo que, quizás, esas películas podrían haber provocado que dejase de ser gay.
Celebrar y reivindicar el Orgullo el 28 de junio sigue siendo necesario: hace apenas unos días tiroteaban en un bar LGBTQ en Oslo, hace un año Samuel era asesinado a golpes mientras le gritarán ‘maricón’. También, grupos ultras de nazis gritaban ‘fuera maricones’ en el mítico barrio rosa de Chueca en el centro de Madrid y una jueza obligaba a 11 institutos a retirar libros LGBTQ de su catálogo en Castellón.
Todo esto tiene una afectación directa en la parte más vulnerable de la comunidad LGBTQ+ que, paradójicamente, es nuestro futuro. Me refiero a niños sin las suficientes herramientas emocionales para afrontar todas estas situaciones de violencia emocional, psicológica y física.
En mi caso, ser la Josemola que hoy escribe esta columna fue una batalla constante contra el odio, contra la discriminación, contra el machismo, contra la ignorancia pero, sobre todo, contra mí mismo por todas esas cosas que me dijeron en un momento en que le que era muy vulnerable. Por ello, este Pride he querido hablar desde el corazón cuando he tenido oportunidad. No sé hacerlo de otra manera. Y ser pregonero de Roquetes o Guadalajara me ha permitido enviar una carta al pasado de superación a un niño muy especial que cuando apenas tenía 10 años pidió ayuda a gritos y tan solo recibió golpes. Este pregón fue para mí:
Hola, Joselito
Te preguntarás: ¿quién es este que me está hablando? esa pregunta no es relevante ahora mismo. Como sé que eres un poco distraído, simplemente te pediré que dejes de hacer esas 119 cosas en las que andas distraído y escuches; después ya harás lo que te dé la gana. A fin de cuentas, eres aries, impulsivo y muy cabezota.
Quiero empezar hablándote de la soledad. No es malo estar solo, a veces incluso es necesario, pero es importante que entiendas que tú no lo estás. Más de una vez te has preguntado por qué no tienes amigos. Tranquilo, está todo bien. No tiene nada que ver contigo, lo que sucede es que eres un niño muy ‘especial’; y eso asusta a otros muchos niños.
No me pongas esa cara, ya sé que no te gusta la palabra ‘especial’, cuando te digo que eres especial, no tiene nada que ver con la frase ‘deja de ser tan especialito’ , que tantas veces te ha repetido algún familiar que no vamos a nombrar. Ser especial, en tu caso, es otra cosa.
Cuando un adulto te dice que seas ‘más normal’, que intentes ‘caminar bien’, que ‘no cruces las piernas cuando te sientas’, que dejes de mover tanto las manos cuando hablas, o que dejes de ser tan ‘especialito’, crees que tiene razón y crees, también, que algo malo pasa contigo. Pero, ¿te cuento un secreto? Los adultos también se equivocan. ¿Y sabes por qué? Porque los adultos también se asustan y tienen miedo.
Y esto, Joselito, te lo repito: no tiene nada que ver contigo. No es tu culpa, es culpa del machismo y de la heteronorma.
(Risas) Vale, vale… ¡qué palabras más raras estoy utilizando! Para que no te hagas un lío, la heteronorma es una forma de entender el mundo muy antigua, es como los cassetes, que pasarán de moda pronto y aparecerán nuevas formas de escuchar música que ni te imaginas.Y las personas machistas son aquellas que creen que los hombres son más listos, más fuertes y mejores que las mujeres. Por desgracia, aún hay mucho machismo, por eso hay gente que te ataca, porque tú eres un niño que puede hacer (y debe hacer) lo que quiera, tanto cosas de niño como cosas de niña.
¿Que te quiero decir con todo esto? Que cuando estés solo en el comedor de tu casa cantando y bailando el Superstar de Jamelia con un peine, ¡lo des todo! Eso no es ninguna vergüenza, es algo muy bonito y el que no lo vea así, se equivoca, pero no te voy a mentir, vas a necesitar tiempo para entenderlo y mucha paciencia para que el mundo que te rodea lo entienda también.
Llegados a este punto, tengo que pedirte que dejes de mentir. No le digas a tu madre que tienes alergia cuando llegues a casa con los ojos rojos por las burlas, no hagas ver que no escuchas los insultos, deja de limpiarte los escupitajos de tu chaqueta tú solo encerrado en un baño y lo peor de todo: deja de silenciar todos esos golpes.
Te lo he dicho al principio, no estás solo, y si sigues escondiendo todo eso, lo vas a pasar muy mal, vas a sacar malas notas, vas a dejar de ir a clase, vas a hacer campana, vas a beber alcohol, vas a fumar y vas a tener pensamientos horribles que no te van a permitir ser la gran persona que tu familia, tus amigos y el que mundo entero (incluido México) espera y necesita
Jose, eres una persona muy fuerte, muy creativa y muy especial; no te haces una idea de cuánta admiración, de cuánto respeto y cuánta gente vas a inspirar siendo tú misme, pero no vas a ser periodista, escritor, podcast, ni pregonera de un Orgullo si no pides ayuda.
El mundo está lleno de cosas maravillosas y tu viaje apenas ha comenzado. Así que coge impulso, haz caso a tu intuición y persigue tus sueño.
¡Feliz Orgullo 2022!