¿Qué va a pasar ahora en Afganistán?
Los talibanes se quieren presentar como una fuerza más moderada y aseguran que no buscan venganza, pero los afganos recelan.
Los insurgentes han tomado todo el país conquistando todas las capitales de provincia en cuestión de días. Las fuerzas de seguridad afganas, entrenadas y equipadas por la OTAN, se vinieron abajo como un castillo de naipes.
Esto es lo que ha pasado y lo que va a pasar a continuación.
Los talibanes, una milicia que llegó a dirigir el país a finales de los 90, han retomado el poder.
La invasión estadounidense de Afganistán en 2001 tras el 11S barrió a los insurgentes del poder, pero no desaparecieron. Tras retomar el control del país en cuestión de días, el Gobierno afgano, que lleva 20 años dirigiendo el estado con el apoyo de Occidente, colapsó. Miles de afganos, temiendo por sus vidas, están huyendo a toda prisa al aeropuerto, una de las últimas vías de escape del país.
Les preocupa que Afganistán se convierta en un caos bajo el mandato de los talibanes y temen represalias contra los que han colaborado con Occidente o con el Gobierno.
Muchos intuían que los talibanes iban a volver a imponer su estricta interpretación de la Ley Islámica, como en el periodo de 1996 a 2001: las mujeres no podían ir a la escuela ni trabajar fuera de casa. Debían llevar un burka completo que no dejara visibles ni siquiera los tobillos y debían ir acompañadas por un familiar varón cuando salieran a la calle, entre muchas otras restricciones. En aquella época también prohibieron la música, les cortaban las manos a los ladrones y lapidaban a los adúlteros o a quienes practicaban sexo fuera del matrimonio.
En esta ocasión, los talibanes se quieren presentar como una fuerza más moderada y aseguran que no buscan venganza, pero los afganos recelan.
Probablemente porque Estados Unidos planeó retirar todas sus tropas antes de septiembre.
Estados Unidos lleva años tratando de salir de Afganistán, que ya es la guerra más larga de su historia.
Las tropas estadounidenses vencieron a los talibanes en cuestión de meses en 2001, cuando se propusieron acabar con Al Qaeda por haber perpetrado el 11S con la connivencia de los talibanes. Sin embargo, mantener el territorio y reconstruir una nación azotada por reiteradas guerras ha demostrado ser más complicado.
A medida que los Estados Unidos centraron su atención en Irak, los talibanes empezaron a reagruparse y, en los últimos años, tomaron buena parte del territorio del país. El año pasado, el entonces presidente estadounidense, Donald Trump, anunció un plan para retirar las tropas y firmó un acuerdo con los talibanes para limitar las actuaciones del ejército estadounidense contra ellos. El actual presidente estadounidense, Joe Biden, anunció que las últimas tropas abandonarían el país a finales de agosto.
Conforme la fecha se acercaba, los talibanes iniciaron una ofensiva relámpago para tomar ciudad tras ciudad.
En una palabra: corrupción.
Estados Unidos y sus aliados de la OTAN han gastado miles de millones de euros en dos décadas para entrenar y equipar al ejército afgano, pero su Gobierno estaba lleno de corruptos. Los comandantes falsificaban las cifras de soldados para captar más fondos, pero luego los soldados se las tenían que apañar sin armamento, suministros o incluso comida.
La moralidad de sus actos se erosionó aún más al enterarse de que Estados Unidos iba a retirarse. Casualmente, en pocos días conquistaron todas las ciudades importantes del país con batallas brevísimas o directamente sin batalla.
Ha huido.
El presidente Ashraf Ghani se refugió y apenas emitió comunicados públicos a medida que los talibanes avanzaban. El domingo 15, cuando llegaron a la capital, huyó de Afganistán con el pretexto de evitar un derramamiento de sangre mayor. Se encuentra en Emiratos Árabes Unidos.
La caída de Saigón ante las fuerzas de Vietnam del Norte en 1975 marcó el final de la Guerra de Vietnam. Se convirtió en un símbolo de derrota después de que miles de estadounidenses y aliados vietnamitas tuvieran que abandonar la ciudad en helicóptero. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ha rechazado tajantemente la comparación: “Es evidente que esto no es lo de Saigón”.
No está claro.
Los talibanes han dicho que quieren constituir un “Gobierno islamista inclusivo” con otras facciones. Están negociando con políticos del régimen que acaban de derrocar, incluidos miembros del Gobierno.
Se han comprometido a implantar la Ley Islámica, pero aseguran que mantendrán un entorno seguro para la vuelta a la normalidad después de décadas de guerra.
No obstante, muchos afganos desconfían de los talibanes y temen que su régimen va a ser violento y opresor. Uno de los indicios es que quieren renombrar al país igual que en su anterior mandato: Emirato Islámico de Afganistán.
El mundo entero se teme que puede implicar un retroceso radical de derechos.
Las mujeres afganas han logrado avances importantes desde que cayeron los talibanes hace dos décadas. Ahora, muchas de ellas intuyen que volverán a estar confinadas en casa. Los talibanes han dicho que ya no están en contra de que una mujer pueda ir a la escuela, pero tampoco han establecido unos límites claros de lo que están dispuestos a consentirles. Afganistán sigue siendo un país tremendamente conservador, sobre todo fuera de sus principales ciudades, y el estatus de las mujeres fluctúa rápidamente, incluso bajo el régimen talibán.
No está claro, pero es una posibilidad y existe preocupación al respecto.
En el acuerdo de paz firmado con Estados Unidos el año pasado, los talibanes se comprometieron a luchar contra el terrorismo y evitar que Afganistán se convirtiera en una base de nuevos ataques. Pero ahora Estados Unidos tiene poco poder para obligarles al cumplimiento del acuerdo.
Los avances tecnológicos durante los últimos 20 años permiten a Estados Unidos realizar ataques individualizados contra militantes terroristas en países como Yemen y Somalia, donde no cuentan con tropas premanentes. Los talibanes han pagado un alto precio por su responsabilidad en los ataques del 11S y esperan no volver a pagarlo, ya que su intención es consolidar su régimen en Afganistán.
Sin embargo, a comienzos de este año, el Pentágono alertó del posible resurgimiento de un grupo extremista similar a Al Qaeda en Afganistán. Ahora alertan de que el crecimiento de estos grupos podría ser mucho más rápido de lo esperado.
Afganistán también alberga a un grupo afiliado al Estado Islámico que ha perpetrado una ola de ataques horribles contra las minorías chiitas durante los últimos años. Los talibanes condenaron dichos ataques y ambos grupos llevan tiempo luchando entre sí por el territorio, pero aún está por ver si el gobierno talibán estará dispuesto a suprimir el Estado Islámico o si será capaz.
El Gobierno de España asegura estar preparado para dar una acogida digna a los refugiados afganos y numerosos gobiernos autonómicos han puesto ya sus recursos a disposición del estado. El Reino Unido todavía no ha revelado cuántos refugiados está dispuesto a acoger, pero han puesto en marcha un plan para poner a salvo a los principales amenazados por los talibanes: quienes trabajan en los medios o quienes han colaborado con el Reino Unido.
El ministro de Migración de Grecia, Notis Mitarachi, declaró hace unos días: “La UE no está preparada y no tiene capacidad para afrontar otra gran crisis migratoria”. Según declaró también en Reuters, es partidario de enviar a los refugiados de vuelta a Afganistán, pues, de lo contrario, la UE estaría “mandando el mensaje equivocado” a los demás migrantes que pretendan asentarse en Europa.
Austria, Bélgica y Dinamarca han apoyado a Mitarachi en su propuesta de deportar a los migrantes.
Por su parte, el primer ministro austríaco, Karl Nehammer, comentó: “No podemos permitir que Austria y Alemania resolvamos el problema de Afganistán para toda la UE”.
Alemania y los Países Bajos decidieron no deportar a los refugiados afganos mientras dure la crisis migratoria.
En Estados Unidos, Biden ha reafirmado su decisión de retirar a sus tropas de Afganistán: “Después de 20 años, he aprendido que nunca es un buen momento para retirar tropas estadounidenses” y añadió que no iban a seguir muriendo soldados estadounidenses por afganos que “no estaban dispuestos a luchar por sí mismos”.
Biden sí admitió que la conquista talibana ha sucedido “mucho más rápido de lo esperado” y ha dejado claro que cualquier ataque realizado contra los estadounidenses que están siendo evacuados será respondida con “una fuerza tan devastadora como sea necesaria”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.