Qué tiene la infancia de Steven Spielberg para que el director la convierta en una película
El cineasta de 'La lista de Schindler' no tuvo una vida fácil en el vecindario ni en el colegio, y su madre fue su pilar fundamental.
Si Steven Spielberg tiene una vida de película no es sólo por haber pasado más de cincuenta años llevando las riendas de los rodajes. El director de Salvar al soldado Ryan (1998) ha entendido que su infancia bien merece un largometraje, y en ello se volcará para su próximo proyecto. Comenzará a filmarse en verano, con intención de que llegue a las salas en 2022.
El título de la película aún se desconoce, aunque sí se sabe que el cineasta dirigirá una interpretación libre sobre su niñez y adolescencia en Arizona en su nuevo film, en el que cobrará un peso importante el personaje de su madre, al que dará vida en un principio, según adelanta Deadline, la actriz Michelle Williams, con una larga trayectoria en el cine independiente.
Leah Adler, concertista de piano y su madre en la vida real, fue el gran pilar de su vida, con la que se le vio en muchos eventos. Murió en 2017 a los 97 años. A ella, “su amuleto de la suerte”, le dedicó su Oscar a Mejor director por La lista de Schindler en 1994.
El realizador estadounidense nació en 1947 en el seno de una familia judía en la que era el único chico de los cuatro hijos del matrimonio. Su madre habló públicamente de sus años de niñez en varias ocasiones, en las que relató que se enfrentaba a sus vecinos antisemitas.
En el colegio no lo tuvo mucho más fácil que en el vecindario. Sus compañeros le colgaron el mote de ‘el retrasado’ por su aspecto físico y su religión y le llegaron a agredir físicamente —llegó en más de una ocasión ensangrentado a casa—, hasta el punto de hacerle sentir avergonzado por contar que era judío ortodoxo, como ha reconocido más de una vez.
“Me sentía avergonzado, acomplejado, siempre era consciente de que destacaba por mi condición de judío. Estaba avergonzado por las prácticas judías de mis padres. Mi abuelo siempre llevaba un largo abrigo negro, sombrero negro y larga barba blanca. Me daba vergüenza invitar a mis amigos a casa, porque él podía estar en una esquina orando y yo no sabía cómo explicarlo”, explicó en una entrevista.
A eso se sumó el golpe que le supuso la separación de sus padres, a la que se sumó a su vez la separación de su madre, que se quedó con sus tres hermanas en Arizona mientras que él se trasladó a California.
De ahí que siempre se haya subrayado que desarrolló una enorme sensibilidad para atravesar la pantalla con escenas relacionadas con la infancia. De hecho, Spielberg ha recalcado que sus primeros años en Arizona le inspiraron en muchos de sus trabajos, como con E.T., el extraterrestre, Hook, o Encuentros en la tercera fase. De esta última nació hace veinte años su próximo proyecto, cuando uno de sus actores, el célebre François Truffaut, le sugirió que rodará algo sobre su niñez.
Esta vez Spielberg no sólo se quedará en la dirección, sino que volverá a la escritura, algo que no hacía desde 2001. No participaba en un guión desde su trabajo mano a mano con Ian Watson en Inteligencia artificial. En esta película tendrá el apoyo de otro de sus guionistas de confianza, Tony Kushner (Lincoln).
Todavía se desconoce quién dará vida al joven cineasta al que hoy se le considera como uno de los pioneros del Nuevo Hollywood, aunque Deadline apunta que pronto se iniciará el casting en busca de esa joven promesa de la interpretación. Pero todo apunta a que esta nueva visión, por libre que sea, completará lo que ya se sabe del realizador de 74 años gracias al documental de HBO Spielberg (2017), en el que también se habla de su pasado.
Con cuatro Oscar (y diecinueve nominaciones) y siendo el director con mayor recaudación en taquilla de la historia, ‘el rey Midas de Hollywood’ se ha convertido en uno de los cineastas más influyentes del mundo. Y ya tiene dos nuevas películas con las que atraer al público a las salas y hacer caja: su adaptación de West Side Story a finales de este año y esta ‘vida del joven Spielberg’ en 2022, a la que seguro que le saca el título de su vida.