Qué supone intervenir la sanidad privada y medicalizar hoteles
"No es una expropiación ni una nacionalización; es simplemente poner los recursos de la privada bajo el mando de la pública".
El anuncio llegó este domingo por la noche, pero ya se habían dado pasos previos antes de que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, comunicara que la sanidad privada pasaba a manos de las Comunidades Autónomas, es decir, a manos de la pública.
Algunos expertos ya llevaban tiempo pidiéndolo, después de comprobar que la sanidad privada ‘se lavaba las manos’ en la crisis del coronavirus, trataba de sacar rédito de ella o directamente derivaba a sus pacientes a centros públicos. Eso, sumado al colapso que se avecina en algunos hospitales, y al creciente número de enfermos, ha llevado al Gobierno a tomar la decisión.
“Ponemos a las órdenes de los consejeros de Sanidad autonómicos los recursos de la sanidad privada para hacer frente a la situación”, anunció Illa hace unas horas.
“Por ley, según la Ley General de Sanidad y según la Constitución, en caso de alarma sanitaria y de saturación de los centros públicos, los recursos privados pueden pasar a control público”, explicaba hace unos días a El HuffPost Javier Padilla, médico de familia en un centro de salud público y autor de ¿A quién vamos a dejar morir? (Capitán Swing). La medida, que en otro momento podría sonar radical, se ha hecho ahora necesaria y perfectamente ‘normal’, dadas las circunstancias.
“Sin duda, es una medida superexcepcional, no tengo constancia de que se haya producido a lo largo de la historia de nuestra Sanidad —reconoce Padilla—. Pero no es una expropiación ni una nacionalización; es simplemente poner los recursos de la privada bajo el mando de la pública”. Y añade: “Es una medida tan tremendamente extraordinaria como necesaria”.
“Igual que en los hospitales públicos se estaban anulando consultas, citas en el quirófano, se trata de que la privada también ponga de su parte en este sentido, e incluso se habiliten salas para que funcionen como Unidades de Cuidados Intensivos (UCI)”, explica Padilla. “La intención claramente es ampliar la capacidad del sistema sanitario”.
Por la información que maneja Padilla, en la sanidad privada han asumido esta medida extraordinaria “de forma favorable”. “No tienen mucho que decir”, defiende. “En España, la sanidad privada subsiste en gran medida gracias a su buena relación con la pública. Y cuando pase todo esto, me cuesta pensar que las cosas cambien”, añade.
Marciano Sánchez Bayle, portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, explicaba en una entrevista previa con El HuffPost que “la capacidad de ingreso en España ha disminuido mucho” en los últimos diez años. “Desde 2010 hay 12.000 camas menos. De ellas, 1900 estaban en la Comunidad de Madrid”, apunta. “El presupuesto que se destina en Madrid por habitante y año a la Sanidad es el segundo más bajo de todo el país. Para alcanzar el promedio, tendría que destinar 1600 millones de euros más”, lamenta Bayle.
Se calcula que en todo el país hay 4400 camas de UCI, y que si se alcanza la cifra de 10.000 contagiados de coronavirus, unos 1000 necesitarán acceder a cuidados intensivos. No obstante, la concentración de pacientes en la capital ha hecho que la Sanidad madrileña se encuentre al borde del colapso. Las autoridades madrileñas ya avanzaron que transformarán mil plazas de hospital como camas para pacientes de UCI y que se plantean la posibilidad de “medicalizar hoteles”; esto es, habilitar espacios hoteleros para la atención de pacientes. Algo que vino a corroborar este domingo el Gobierno central al anunciar que “las Consejerías autonómicas podrán habilitar espacios, en lugares públicos o privados, que reúnan las condiciones necesarias para prestar atención sanitaria”.
Con esta medida, sostiene Javier Padilla, “seguramente se instalarán espacios medicalizados en edificios públicos, o se montarán hospitales de campaña”. “La decisión de medicalizar hoteles puede tener dos puntos positivos: que se medicalicen para pacientes leves que necesiten vigilancia, y esto servirá para descongestionar hospitales; o que se habiliten como lugares de internamiento para que las personas en aislamiento domiciliario no contagien a su familia”, explica. “Por lo que se ha visto en China, los focos más importantes de contagio son intrafamiliares; es muy probable que un enfermo transmita el virus a su familia. De este modo, la medicalización de hoteles serviría para el fomento del distanciamiento social”, argumenta el experto.
Dos cadenas hoteleras de la capital ya se ofrecieron hace unos días a poner a disposición de las autoridades sus complejos. Room Mate Hotels, dirigida por el empresario Kike Sarasola, y Palladium Hotel Group, presidada por Abel Matutes Prats, han ofrecido en total tres establecimientos en el centro de Madrid con los que podrían dar cabida a más de 200 pacientes.
Y, sin embargo, Javier Padilla duda que “ni sumando los recursos privados podamos asumir lo que se nos viene”.
“Lo que se nos viene”, en su opinión, son “tres o cuatro semanas de intensificación” de esta crisis y, por tanto, de intensificación de las medidas restrictivas. Hasta dentro de un par de semanas, no habrá “resultados notables”, señala.
“Fernando Simón dijo que en 9 o 10 días se vería el efecto del cierre de colegios, pero mi impresión es que el cierre de colegios va a tener un efecto muy modesto. No hay más que ir a la estación Atocha o al metro para ver que están atestados. Creo que hasta dentro de 9 o 10 días desde hoy no empezará a disminuir el número de casos; y para que se reduzca el número de fallecimientos queda más aún”, apunta Padilla.
Para evitar que los transportes públicos amanezcan “atestados”, Padilla defiende que “hay que cerrar empresas” y garantizar una “renta para poder vivir” a las personas que vean paralizada su vida laboral durante el próximo mes. “Si no, las medidas pierden efectividad y legitimidad”.