¿Qué queda de Ciudadanos?

¿Qué queda de Ciudadanos?

Arrimadas y Bal se pelean por las raspas tras perder cuatro gobiernos autonómicos en un año, una influencia nula en el día a día político y fugas masivas de dirigentes

Albert Rivera celebra los resultados de las elecciones generales de 2015CURTO DE LA TORRE via Getty Images

La hemorragia en Ciudadanos, lejos de cesar, se vuelve más preocupante a las puertas de un intenso año electoral que podría suponer su defunción. A su derrumbe electoral y los fatales augurios que dan las encuestas, el transfuguismo de algunos de sus miembros al PP y la pérdida de influencia, se une ahora la crisis abierta por Edmundo Bal al romper con Inés Arrimadas y abrir su propia lucha interna para hacerse con el liderazgo del partido.

El vicesecretario general de Ciudadanos desgarró la semana pasada su promesa de mantenerse como “fiel escudero” de Arrimadas para denunciar el desplazamiento a la derecha del partido, la falta de liderazgo de su “amiga” y la necesidad de abordar un cambio profundo que evite la colisión que todo el mundo ve y de la que nadie quiere convencerse dentro del partido. “Por la calle me dicen que si Arrimadas se vuelve a presentar, no votarán a Ciudadanos. ¡Las encuestas nos dan cero diputados!”, señalaba el propio Bal hace unos días en una entrevista en El Español.

En esta crisis interna pesan mucho las decepciones personales, pero también la ruptura ideológica. Arrimadas afeó a su vicesecretario no haberle alertado de los “agujeros” que contenía la ley del “sólo sí es sí” y que ha provocado la rebaja de condena e incluso la excarcelación de varios agresores sexuales. La presidenta del partido se vio obligada a pedir disculpas por el apoyo que Ciudadanos brindó a esta ley en los términos actuales. En lo que respecta a la ley trans, también hay voces dispares en el seno del partido. Posturas enfrentadas que han agravado el cisma entre Arrimadas y Bal.

Pero donde las diferencias son irreconciliables es en la propia estructura y organización del partido. Inmersos en un proceso de refundación, Arrimadas llevaba semanas planteando crear una bicefalia que diferenciara lo estrictamente organizativo con lo político. En su planificación, la líder de Cs se mantendría con el control de lo segundo (y, por tanto, sería la candidata a las elecciones generales) y colocaría a un afín suyo, Guillermo Díaz, en la parte de gestión del partido.

Edmundo Bal y otros perfiles destacados de la formación se oponían frontalmente a este modelo pero, sobre todo, a que Arrimadas siguiera ‘de facto’ al frente de todo. Por ese motivo, el vicesecretario se soltó la semana pasada de la mano y anunció su intención de concurrir a las primarias del partido. Arrimadas, por su parte, contraatacó anunciando que hará lo mismo en el caso de que su “compañero” no se integre en la candidatura de unidad en la que “está trabajando”. Algo a lo que Bal ya se ha negado.

  Inés Arrimadas y Edmundo BalEuropa Press News via Getty Images

Las ‘raspas’ del partido tras tres años en vías de extinción

La disputa interna tendrá pronto un ganador. El plazo para presentar candidaturas termina el 30 de diciembre y se hará campaña del 2 al 10 de enero. Los afiliados votarán los próximos 11 y 12 de enero e inmediatamente después, los días 13, 14 y 15, se celebrará la Asamblea General extraordinaria. Lo que se decida ahí marcará el devenir del partido en un año electoral clave.

Porque, para muchos, Arrimadas y Bal se pelean ya por las raspas de Ciudadanos. Tras el cataclismo de las generales de noviembre de 2019, donde la formación naranja pasó de 57 diputados a sólo diez, las malas noticias se han ido encadenando. La dimisión exprés de Albert Rivera tras el batacazo electoral y el ascenso de Arrimadas no frenaron el desinfle de un partido que llegó en su día a soñar con la Moncloa.

  Albert RiveraOSCAR DEL POZO via Getty Images

Su poder territorial ha quedado mermado hasta, prácticamente, la insignificancia. En marzo de 2021, presentó una moción de censura fallida contra el presidente de Murcia Fernando López Miras después de que tres disputados se convirtieran en tránsfugas y no siguieran las indicaciones del partido de dejar caer el gobierno del que formaban parte.

Esto provocó la reacción de Isabel Díaz Ayuso, que no se fio de Ignacio Aguado y convocó elecciones ante el miedo de que se produjera la misma jugada en la Comunidad de Madrid. La dirigente del PP acabó ganando, rozó la mayoría absoluta y Ciudadanos se quedó fuera de la Asamblea con Edmundo Bal, precisamente, como candidato.

Este año, han llegado las elecciones en Castilla y León y Andalucía, donde Cs formaba coalición con el PP. En la primera, Igea se ha mantenido como único representante de la formación en el parlamento autonómico y en Andalucía se quedó completamente fuera tras haber ocupado, en la anterior legislatura, hasta 21 escaños.

La pérdida de poder autonómico también se ha visto reflejada en el Senado, donde ha pasado de tener un grupo parlamentario propio al ver cómo varios de sus senadores se daban de baja del partido y mantenían el escaño, o directamente perdían sus escaños por designación autonómica. Actualmente, sólo mantiene un senador, Miguel Sánchez López, que se ha visto obligado a pactar con el partido de Revilla y Teruel Existe para poder conformar un grupo propio.

A nivel local, Ciudadanos aún conserva los gobiernos de coalición en Madrid, Zaragoza, Málaga, Alicante, Badajoz o Santander, aunque todas las encuestas también tiran a la baja sus aspiraciones ante los comicios del próximo 28 de mayo.

Transfuguismo, lluvia de bajas y bofetadas de los fundadores

Y mientras el barco hace aguas, diputados, exdiputados y dirigentes naranjas han dado un portazo al partido. Hasta la fecha, más de 80 cargos relevantes han dicho adiós a las siglas y han decidido unirse al PP o han abandonado la política. El último fue el exvicepresidente de la Junta de Andalucía Juan Marín, que renunció a todos sus cargos después de quedarse sin representación en las andaluzas y ha sido recolocado al frente del Consejo Económico y Social de Andalucía de la mano del PP. Pero no fue el único: hasta nueve exmiembros más de Ciudadanos en Andalucía están trabajando ahora en el gobierno de mayoría absoluta de Juanma Moreno.

  Parte del anterior equipo de Ciudadanos, animando a la selección española en 2016PAU BARRENA via Getty Images

Poco o nada queda ya del Ciudadanos ‘riverista’ que soñó con alcanzar el gobierno nacional tras los grandes resultados en las generales de abril de 2019. Los primeros en marcharse fueron el fundador Francesc de Carreras, el diputado en el Congreso Toni Roldán y el eurodiputado Javier Nart, críticos con la decisión de Albert Rivera de vetar cualquier pacto con el PSOE de Pedro Sánchez.

Los más próximos al exlíder, como Juan Carlos Girauta, Marcos de Quinto, Fernando de Páramo o José Manuel Villegas, tampoco forman parte ya de la formación. De los 37 cargos que componían el Comité Ejecutivo Nacional de Ciudadanos en 2017, sólo se mantienen dentro del partido y en activo una decena. Y prácticamente ninguno de los fundadores de aquel movimiento que recogía el sentir de muchos ciudadanos de Cataluña que no se sentían representados por los otros partidos políticos apoya de forma activa al partido actualmente.

De hecho, cuando en 2021 la formación celebró sus 15 años de vida, muchos de ellos no fueron invitados y otros declinaron su asistencia. “Cuando uno no está de acuerdo con las decisiones que toma el partido no tiene ningún sentido seguir afiliado”, señaló por ejemplo Xavier Pericay. El filólogo y escritor, que ahora también se dedica a escribir columnas sobre la actualidad política, ha definido la situación actual de descomposición del que ya es su expartido: “Un partido político sólo sobrevive si es útil. Mejor dicho, si los electores entienden que es útil. No ocurre ya en el caso de Ciudadanos”.

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Licenciado en periodismo por la Universidad Carlos III. Actualmente, es jefe de política en El Huffington Post, tras nueve años como coordinador en ABC, cuatro como director digital en el grupo COPE y seis meses en Mediaset. Puedes contactar con él en javier.escartin@huffpost.es