¿Qué pasaría si el 10-N gana la abstención?
Los españoles van a elecciones generales por cuarta vez en cuatro años... ¿Qué pasa si la mayoría decide no ir a votar?
Ya lo describió José Saramago en su obra Ensayo sobre la lucidez: un día lluvioso de elecciones, en una ciudad sin identificar, la mayoría de los electores decide votar en blanco. Cuando se repiten los comicios por decisión del gobierno, el voto en blanco se dispara hasta el 83%. ¿Qué pasaría si la ficción se convirtiese en realidad y el próximo 10-N ganase el voto en blanco o, yendo un poco más allá, la abstención?
España es uno de los países europeos donde no es obligatorio votar y, a pesar de eso, sus cuotas de participación son muy altas. “Llegar a las cuotas en las que estamos es impensable para muchas democracias”, señala la politóloga Verónica Fumanal, que pone como ejemplo Estados Unidos, donde la participación en las elecciones generales suele ser menos de un 50%. “Somos un país que tradicionalmente ha votado mucho. Entre otras cosas, porque podemos votar desde hace sólo 40 años y hay un deber cívico y ciudadano en el voto, se trata de un derecho muy valorado”, explica la experta.
Pero lo cierto es que tras el fracaso para formar gobierno después de las elecciones del 28 de abril, una parte de la ciudadanía se pregunta de qué sirvió su voto. Por eso, la idea de la abstención no es tan descabellada “ni tan friki”, señala Cristina Monge, politóloga y autora del libro Hackear la democracia.
La falta de acuerdo podría ser una causa de abstención
Es más, las encuestas están detectando un imparable descrédito ciudadano hacia la política, lo cual algunos lo leen como un posible aumento de la abstención. Eso sí: aún queda casi un mes antes de acudir a las urnas y hay ciertas variables que podrían cambiarlo todo y estimular a la ciudadanía. La más inmediata y visible ha sido la irrupción de Más País, el partido encabezado por Errejón, que defiende su vuelta a la política nacional para combatir precisamente la abstención y ser la posibilidad de los votantes de izquierdas que se sienten prácticamente huérfanos. La sentencia del Supremo sobre el procés, que condena a los líderes a entre nueve y trece años de prisión, ha podido ser un elemento decisivo de cara al comportamiento electoral el próximo 10-N.
¿Qué pasaría, entonces, si dejamos de votar?
Los expertos consultados por El HuffPost coinciden en que si ganase la abstención en España no pasaría nada en el ámbito legal, pero sí habría un “problema de legitimidad”. “Nadie podría cuestionar la legalidad del resultado”, destaca Fumanal. “En España sería una gran sorpresa si gana la abstención, pero seguiría valiendo”, añade la experta.
El catedrático de Ciencias Políticas Fernando Vallespín opina igual: “Todo lo que saliese de ese gobierno sería legal, pero su legitimidad queda tocada porque se reduce la capacidad que tiene el parlamento para hablar en nombre de todos los españoles”. La representación de ese Gobierno sería entonces “muy baja”. Vallespín plantea una reflexión: “Si eso pasa, también se podría decir que la culpa no es del Sistema, sino de los ciudadanos que no han ido a votar”.
Las razones por las que abstenerse
Monge coincide con sus compañeros en que si ganase la abstención todo seguiría igual, “porque no existe ningún precepto legal que diga que debe haber un mínimo”. Pero se podría cuestionar la legitimidad del Gobierno. Eso sí: depende mucho de las razones por las que los ciudadanos han dejado de ir a votar. “En el acto de no ir a votar hay muchas opciones: que no quieran salir de casa, que sea por pasotismo o que sea un acto de castigo”, señala.
Por eso cree que para llegar a alguna conclusión habría que interpretar por qué la gente no ha ido a votar. Y va más allá que sus compañeros: “Si es porque no reconoce el Sistema, podría ser el inicio de una revuelta. Podría suponer un colapso desde el punto de vista de la legitimidad o podría significar que el país está al borde de una revuelta masiva o de algo por el estilo”.
¿Se podría hundir el sistema?
Porque aún hay personas que creen que no yendo a votar se puede hundir el Sistema. Pero los expertos no lo ven tan claro. “Si vemos que la gente no participa porque lo público les ha decepcionado, sería la manifestación de una inmensa decepción y la acusación a la clase política sería muy directa, pero no se hundiría el Sistema”, asegura Vallespín, porque “siempre va a haber alguien que vaya a votar”. “El argumento de que si no votas el sistema se cae, sólo se sostiene sobre el papel”, añade Fumanal.
Por eso, anima a los decepcionados a “acudir al colegio electoral” y, si no quieren apoyar a ningún partido, “que usen las herramientas que te da la democracia para castigar, como el voto nulo o en blanco”.
Puede que las encuestas se equivoquen
Vallespín abre otra posibilidad y es que “puede que no haya tanta abstención como se piensa”. Cree que en este sentido tendrá mucho que ver la sentencia de Cataluña: “La gente va a estar atemorizada con el tema y no va a querer que pase nada, así que las circunstancias lo colocan en una situación perfecta”.
En esto coincide el sociólogo Narciso Michavila, que aseveraba hace unos días a EFE que “aunque en este momento hay mucha gente que nos dice que no piensa votar, es probable que nos llevemos la sorpresa de que no se hunde tanto la participación”.
En todo caso, pensando en los efectos en los resultados de la abstención, Michavila advierte de que si es alta puede ser perniciosa para algunos partidos pero no necesariamente solo para los de izquierda. Su opinión es que cuando la participación disminuye “castiga más a los partidos nuevos, porque tiene un elector más joven y más urbano”, y con la coyuntura actual aguantarían mejor PSOE, PP o PNV y sufrirían más Ciudadanos o Unidas Podemos.
Y remarca que ahora “tiene más influencia la fragmentación que la abstención”, un argumento que mira a Vox y, ahora, al partido de Errejón.
El politólogo Lluís Orriols se muestra más tajante al vaticinar una bajada de la participación, algo que según insiste, siempre sucede cuando hay una repetición electoral. “Este es un hecho que podemos dar por sentado. Habrá una bajada de participación”, señala a la agencia EFE.
Otra cosa es saber a quién perjudicará este descenso que augura “importante”. En su opinión, la desmovilización será “generalizada” y en todo caso si hubiera alguna “asimetría” hay motivos para pensar que afectaría más a la izquierda. Entre otras razones, apunta, porque no ha logrado formar gobierno, así que, para Orriols, “la izquierda, a priori, tiene que preocuparse un poquito más”. Aunque también admite que, visto lo visto, habrá que esperar a lo que ocurra el “Día D”, esto es, el 10 de noviembre: “Veremos”, concluye.