¿Y qué pasa a partir de ahora?

¿Y qué pasa a partir de ahora?

Tras el fracaso de la investidura de Pedro Sánchez, se abre un periodo de 60 días.

Spain's caretaker Prime Minister Pedro Sánchez speaks at the Spanish parliament in Madrid, Spain, Thursday, July 25, 2019. Caretaker Prime Minister Pedro Sánchez faces his second chance to win the endorsement of the Spanish Parliament to f...Associated Press

Un jarro de agua fría a los optimistas. El Congreso ha rechazado este jueves la candidatura de Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno. El líder de los socialistas y presidente en funciones ha fracasado en su intento de ser reelegido tras su victoria en las elecciones generales.

La historia parece repetirse. Como ya ocurriera durante prácticamente todo el año 2016, España se encuentra sin Gobierno y sin mucha esperanza de que se forme uno nuevo. Hace ya tres meses que el Ejecutivo de Sánchez salido de la moción de censura entró en funciones tras la celebración de los comicios el 28 de abril. Desde entonces prácticamente toda actividad política e institucional ha quedado paralizada: ni se aprueba ninguna ley, ni se reúnen las Cortes, ni existe control alguno sobre Gobierno en funciones... Y, ¿qué pasa a partir de ahora?

La fecha clave: el 23 de septiembre

El país se aventura hacia una nueva travesía por el desierto llena de incertidumbre y desconcierto, pero con una fecha marcada en rojo en el calendario: el lunes 23 de septiembre. Justo cuando se cumplen dos meses de la primera votación de la investidura.

Si en ese momento ningún candidato ha obtenido la confianza de los diputados para convertirse en presidente, tanto el Congreso como el Senado quedarán disueltos automáticamente. A partir de ese día quedarán convocadas unas elecciones generales, que se celebrarán 47 días después, el domingo 10 de noviembre. Habitualmente este plazo es de 54 días pero los partidos redujeron la campaña electoral a una única semana en caso de repetición de los comicios.

Este es, sin duda, el escenario más pesimista y el que ningún líder político parece querer ante el incierto resultado del comportamiento de los electores en el que caso de que se celebren unas cuartas elecciones generales en cuatro años. España parece haberse contagiado de la inestabilidad de Italia y la ciudadanía ha empezado a dar muestras de hartazgo. ¿Bajará mucho la participación si hay unos nuevos comicios? Nadie lo sabe.

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Una nueva ronda de consultas

Antes de que llegue ese temido 23 de septiembre, hay mucha tela que cortar. El primer paso lo dará este viernes la presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, que acudirá a las 9 horas al Palacio de la Zarzuela a comunicarle el resultado de la votación al rey —exigencias del guión—.

Una vez que el monarca conozca oficialmente el fracaso de la investidura de Sánchez, convocará una nueva ronda de consultas con los representantes de los 15 partidos políticos que obtuvieron representación en las elecciones del 28 de abril para tantear si existe la posibilidad de que algún candidato tenga la mayoría suficiente para una investidura.

Todavía no hay fecha prevista para esa nueva ronda de contactos. De hecho, el rey puede optar por dar un tiempo antes de llamarles para que los partidos negocien. Felipe VI puede convocar tantas rondas de consultas como estime oportuno, ya que es su responsabilidad la designación de un nuevo candidato.

Una nueva oportunidad para buscar el acuerdo

Tras este primer fracaso de Sánchez, los diferentes partidos tienen ese plazo de dos meses (60 días) para negociar un nuevo acuerdo de Gobierno o de investidura que permita elegir a un candidato. El PSOE puede intentar buscar el apoyo de sus socios naturales —Unidas Podemos, PNV, Compromís, PRC...— para la reelección de Sánchez.

“Lo que han ensayado hoy las dos fuerzas progresistas, que están abocadas a entenderse, es un refuerzo de las presiones para obtener la cuota de poder que más le conviene a cada uno. Podemos dejando ver a Sánchez que la convocatoria electoral no les asusta y el PSOE vendiéndose como un partido de Estado frente a una derecha que lo acusa de buscar el Gobierno a cualquier precio”, ha explicado Alberto Cuena, analista político.

Si algún candidato —que no tiene por qué ser diputado— contara con un respaldo suficiente, el monarca le designaría como candidato y se tendría que someter a una nueva sesión de investidura.

Conviene recordar que la Constitución establece que, para ser elegido, ese candidato necesitaría recibir el voto a favor de la mayoría absoluta en la primera votación y, en caso de no lograrlo, mayoría simple (más síes que noes) en una segunda votación, que tendría lugar pasadas 48 horas.

En caso de que nadie obtuviera los votos suficientes en el Congreso antes del 23 de septiembre, el Boletín Oficial del Estado publicaría el 24 de septiembre la disolución de las Cámaras y la convocatoria electoral.

Ahora la duda recae en si Sánchez volverá a presentarse a otra sesión de investidura —o renunciará a presentarse como hizo Mariano Rajoy tras las elecciones generales de 2015—, además desde el PSOE siempre se había advertido a Unidas Podemos de que solo había una oportunidad de pacto ahora

“Estoy convencido de que se entenderán en septiembre, sobre todo por el elemento exterior, con una economía que se desacelera, el Brexit, la guerra comercial entre Estados Unidos y China y una legislatura europea que echa a andar. Se apurará hasta el límite, pero habrá acuerdo”, ha señalado Cuena.

Cuanto más se tarde en alcanzar un acuerdo, más difícil resultará reunir los apoyos. “Septiembre nos complica la vida a todos”, ha advertido Gabriel Rufián, portavoz de ERC. Traduciendo: está previsto que en otoño se haga pública la sentencia del juicio del procés. En caso de que conllevara altas penas para los políticos que están en prisión haría casi imposible una abstención de los partidos independentistas en una investidura del PSOE (por haber apoyado el 155).

Otra opción posible, a la que ha apuntado la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, en La Sexta, sería la posibilidad de que los diputados de PP o Ciudadanos se abstengan por sentido de Estado, como hizo el PSOE con Rajoy en 2016. Ferraz podría presionar a estos dos partidos in extremis despertando el miedo a una nueva convocatoria electoral.

¿Serán capaces nuestros políticos de hacer su trabajo y llegar a un acuerdo?

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