¿Qué nos deparará la lucha contra el cáncer en 2019?
Hace unos días nos enterábamos de que el Ministerio de Sanidad había aprobado el precio y la financiación en el Sistema Nacional de Salud de la que, probablemente, será la terapia oncológica más novedosa del 2019 en España: la primera de células T con receptores de antígenos quiméricos, más conocida como CAR-T.
Un tratamiento innovador de una única administración que se diseña de forma individual para cada paciente. Más en concreto, modifica las propias células del sistema inmunitario del enfermo para que ataquen a las células tumorales. Esta técnica, bastante agresiva y de precio elevado, se ha aprobado para tratar algunos cánceres hematológicos en niños y adultos, y aunque hasta hace muy poco sólo se había implementado en EE UU, ya son muchos los especialistas españoles que son capaces de manejarlo.
Pero no será ésta la única novedad que veamos a lo largo del próximo año en materia oncológica. Se espera un avance sustancial de la medicina de precisión, tanto en terapias como en diagnóstico. Un ejemplo claro es el de los estudios genómicos, que llevan ya tiempo demostrando su potencial como 'espías' de oncólogos y patólogos, recabando información mucho más precisa sobre el origen genético de un tumor, determinando sus posibles resistencias a uno u otro tratamiento. Una serie de herramientas que están empezando a dar el salto a la práctica clínica habitual.
Basados en estas técnicas están los inmunogramas, otro de los elementos que probablemente veremos crecer en los próximos meses, útiles para predecir si un paciente responderá o no a la inmunoterapia, cada vez más presente, eficaz y accesible en la lucha contra el cáncer. Modelos como el de OncoDNA son capaces de analizar diversos biomarcadores: los niveles de expresión PD-L1 y CD8 en linfocitos, o la presencia de mutaciones asociadas con resistencia o sensibilidad a este tipo de tratamientos son algunos de ellos.
De esta manera, los especialistas cuentan con mayor información sobre el origen de un tumor y pueden ofrecer a su paciente la terapia que mejor le conviene, evitándole la toxicidad de un tratamiento erróneo y ahorrando costes, bien al sistema, bien al paciente.
A todo ello se suman las nuevas herramientas basadas en el llamado big data, cada vez más presente en todos los procesos de nuestra vida y en la creación de extensas redes de profesionales vía online. Existen plataformas bioinformáticas en línea, como OncoKDM, capaces de aglutinar toda la información que se haya recogido sobre un paciente (a través de diversas pruebas, como biopsias, análisis genómicos, etc.) e interpretarla de forma eficaz desde el punto de vista clínico y biológico gracias a una serie de algoritmos y a los catálogos incluidos en sus bases de datos.
Son plataformas en línea por las que la información de los pacientes viaja con seguridad, capaces de procesar en muy poco tiempo un volumen considerable de documentos, incluso habiendo sido recibidos en diferentes formatos, y ofrecer resultados en remoto. Todo con el objetivo de agilizar los tiempos y asegurarle al paciente oncológico un diagnóstico rápido para poder ponerle en tratamiento lo antes posible.
Por otra parte, es más que probable que contemos con nuevas incorporaciones en el arsenal terapéutico de cánceres frecuentes como el de mama, en el que la industria farmacéutica se está volcando en materia de I+D. Hay casi 170 nuevos fármacos en fases de ensayo clínico a escala global, que han surgido gracias al cada vez mayor conocimiento de la biología de este tipo de tumores y de su respuesta inmune.
La I+D nos hace dar pasos de gigante año tras año contra este catálogo de males que se aúnan bajo la palabra cáncer. Apostar por ella y por los profesionales que trabajan en este campo es un valor seguro para nuestro futuro.