Que no te engañen, los plásticos no son uno de los principales problemas del océano
En los últimos años se han publicado multitud de noticias sobre la presencia de plásticos en el océano, y sus efectos sobre la vida marina. Es cierto que se trata de un tipo de contaminación que visualmente es impactante, con contenidos estomacales llenos de plástico y animales atrapados. Sin embargo, en multitud de ocasiones se ha observado que se focaliza un problema en los medios y se magnifica su verdadera importancia por culpa del sesgo existente en muchas noticias. Este problema se acentúa si además se consulta a sectores de la población con visiones parciales de lo que ocurre en el medio marino. Pero… si estamos dando importancia a los plásticos, ¿estaríamos obviando los verdaderos problemas que existen en los océanos?
En un estudio recientemente publicado, se detalla que los plásticos pueden constituir una forma de distracción por parte de los medios para no enfrentarnos a lo que en realidad afecta de forma profunda a nuestros mares. Segú los autores, se podría tratar de una estrategia de despiste para seguir obviando los cambios políticos, económicos y conductuales que son necesarios para revertir la situación de degradación del océano.
¿Cuál son las causas principales de la destrucción de los océanos?
Se conocen perfectamente desde hace tiempo y son principalmente dos, el cambio climático y la sobrepesca. A pesar de las advertencias de los informes realizados por el Grupo Intergubernamental de Expertos del Cambio Climático (IPCC) y el Convenio de Diversidad Biológica (CBD) seguimos sin desarrollar estrategias para minimizar o paliar sus efectos. En cambio, de forma paralela se han llevado a cabo campañas para reducir el uso de plásticos en nuestra vida cotidiana, con buenos resultados a corto plazo. Sin embargo, estas iniciativas no han supuesto ningún avance significativo para la recuperación de los océanos. Una lástima porque era una buena oportunidad para que los países pudieran desarrollar reformas que promovieran la sostenibilidad de los océanos.
¿Seguimos esperando?