Que no existe machismo en el deporte, dice...
"La sociedad no es machista" es algo que sólo puedes decir si eres descendiente del mismísimo Conde de Greystoke y te has criado como Tarzán entre animales, sin ningún contacto con los seres humanos y por supuesto sin acceso a prensa, radio, televisión o internet. Pero esta semana ha sido la deportista Ruth Beitia, campeona olímpica de salto de altura, quien nos ha sorprendido afirmando en esta entrevista que las mujeres hoy no necesitan hacerse un hueco en el mundo del deporte, que son las chicas las que deciden libremente sujetar los paraguas y que no hacen falta cupos porque la que vale, vale... Aconsejo tomar un sobrecito de Almax antes de leer la entrevista completa.
Reconozco que me alegré muchísimo cuando vi que la prensa dedicaba un espacio a una de las grandes voces femeninas de nuestro deporte. ¡Yujuu! ¡Siii! Pero también reconozco que la alegría me duró lo que se tarda en leer el titular: 2 segundos de reloj. "La cara B de Ruth Beitia, piques con Revilla y carrerón en el PP". Empezamos mal. Parece que al periodista lo que le parece más relevante de nuestra atleta es hablar de sus trifulcas y de su "cara oculta". ¿Casualidad? ¿Méritos? Yo lo llamaría primer zasca machista en toda la cara. La cosa no pintaba nada bien, pero aún era peor lo que venía después.
Todas hemos celebrado y compartido las victorias de Ruth Beitia en redes precisamente porque verlo en prensa no es habitual. Visibilizar el trabajo y las conquistas de nuestras compañeras se ha convertido en una forma de reclamar ese espacio que normalmente nos es vetado. Lo que resulta un jarro de agua fría es que ella misma niegue en un lugar de máxima visibilidad la lucha de millones de mujeres deportistas que denuncian cada día la desigualdad en su ámbito laboral. Sólo hay que abrir un diario deportivo para comprobar que las mujeres en el siglo XXI todavía necesitan "hacerse un hueco" en el mundo del deporte. Pero no un hueco que hable de su cuerpo o que las represente sujetando un paraguas, como la foto que curiosamente han elegido para retratarla a ella en su propia entrevista (segundo zasca machista en forma de imagen), sino uno que hable de sus méritos como atletas, entrenadoras, líderes o incluso empresarias.
Que la representación del deporte femenino en los medios no llega al 5% de la información no es un supuesto, es un hecho. Hay numerosos casos y ejemplos de ello, como la rueda de prensa del Athletic femenino, líder de la Liga, que tuvo que cancelarse porque no acudió ningún medio de comunicación o como la derrota de un equipo masculino que fue más importante para los medios que la victoria de uno femenino. A la escasa cobertura se le suma el enfoque sexista que siempre se le da a los artículos sobre mujeres deportistas con referencias a su cuerpo, la longitud de su falda, su novio o su entrenador. Las mismas referencias que tampoco faltan en la entrevista a Beitia con expresiones tipo: "sonríe, radiante y espontánea, con ese encanto reservado a las mujeres con coleta", "profesional como una modelo y divertida como una adolescente".
Pero la desigualdad no se queda sólo en la representación, sino también en las diferencias salariales, y en el poco apoyo económico por parte de los sponsors a los equipos deportivos femeninos. Algo que no ocurre en el caso de las paragüeras, donde los sponsors las prefieren sin ninguna duda a ellas (¿dónde dices que salen esos tíos buenorros sujetándole el paraguas a las mujeres piloto de coches de carreras?). Otro ejemplo del tratamiento desigual está en las vestimentas: para ellas camisetas ajustadas y shorts cortitos y para ellos prendas holgadas que tapan hasta la rodilla. El cuerpo de la mujer en el deporte es la excusa perfecta para que aumente el espectáculo y si las deportistas no se maquillan, como explica la propia Beitia en la entrevista, se las considera "garrulas y marimachos". Que una mujer no pueda ir sin maquillaje sin ser criticada por ello quizás sea una muestra de desigualdad... ¿no? Tampoco nos olvidamos de que aún existen deportes donde las mujeres están vetadas porque son considerados exclusivamente masculinos o de los abusos físicos y psicológicos por parte de los entrenadores a algunas de sus pupilas.
Siempre había creído que el deporte es una actividad que valora el trabajo en equipo, pero leyendo estas declaraciones da la sensación de que Beitia trabaja sola y no parece tener mucha sensibilidad hacia las necesidades de sus compañeras. Esta era una buena ocasión para solidarizarse y poner en valor el trabajo y el esfuerzo de todas las mujeres deportistas pero en lugar de eso ella ha zanjado el asunto diciendo que la desigualdad no existe y reclamando el derecho a ser paragüera. Si realmente su ambición política es llegar al servicio público para ayudar a la gente estaría bien detectar los problemas que afectan a su propio sector, ponerles nombre y buscar soluciones. Una buena forma de empezar podría ser transformando los artículos, los titulares machistas y las fotografías que constantemente nos ningunean.