Qué está pasando con la vacuna de AstraZeneca
En el punto de mira desde el primer momento, su uso ha sido constantemente cuestionado. Más ahora que Alemania, Francia e Italia interrumpen su administración.
De la euforia por poder contar con una nueva vacuna contra el coronavirus a estar cuestionada y marcada casi desde el primer momento. Esta es la historia de una vacuna, la de AstraZeneca, que vuelve a estar en el punto de mira después de que Alemania, Francia e Italia hayan suspendido su administración de manera preventiva.
Estos tres gigantes europeos se suman así a Países Bajos, Dinamarca, Estonia, Lituania, Noruega e Islandia, que ya habían anunciado que paralizaban su uso por posibles casos de trombosis y problemas de coagulación tras la recepción de la vacuna.
En España, el Ministerio de Sanidad ha convocado esta tarde una reunión de urgencia, en la que podrían tomar una decisión en la misma dirección que sus homólogos europeos.
De momento, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) está investigando estos posibles efectos adversos, y se espera que este martes dé su veredicto. El organismo ha identificado hasta la fecha una treintena de casos de trombosis en personas que habían recibido la inyección, del total de los cinco millones de dosis que se han administrado en la Unión Europea (UE).
La EMA ha apuntado que la tasa de casos de trombosis entre los vacunados “no es mayor que la del conjunto de la población”, pero entiende que hay que analizar con más detalle lo sucedido.
El viernes pasado, la EMA recomendó seguir con la vacunación de las dosis de AstraZeneca contra la COVID-19, a pesar de los eventos tromboembólicos reportados, ya que “los beneficios de la vacuna siguen siendo mayores que los riesgos”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) se pronunció en este mismo sentido hace unos días, y pidió a los países que siguieran administrando la vacuna. En Reino Unido ni se plantean este debate, y han seguido vacunando con AstraZeneca como al principio. De hecho, la compañía anglosueca aseguró este domingo que entre los 17 millones de personas que han recibido la vacuna no se han producido más casos de coágulos que entre la población general.
Las idas y venidas con AstraZeneca
Las dudas sobre esta vacuna no son algo reciente. Por decirlo de alguna manera, las relaciones entre AstraZeneca y la UE no empezaron con buen pie: a comienzo de año la Comisión Europea y la compañía farmacéutica que da nombre a la vacuna protagonizaron un mediático conflicto tras renunciar esta a cumplir con el contrato y entregar a los 27 países las dosis pactadas en el primer trimestre. Más tarde, nuevas investigaciones sobre su eficacia demostraron que existían dudas sobre cómo funcionaba en los mayores de 65 años.
Ante esto, la mayoría de los países europeos, entre ellos España, vetaron su uso en los grupos de más de 65 años. Un duro palo para la imagen de la marca que, sin embargo, vio cómo, meses después, países clave como Alemania o Francia rectificaban defendiendo su uso más allá de esa edad.
Para este cambio de postura fue clave un estudio publicado en Escocia. Esta investigación concluye, a partir de los datos del servicio público de salud, citados por Efe, que los ingresos hospitalarios de mayores de 80 años cayeron un 81% a partir de la cuarta semana de la vacunación. Esto confirmaría una eficacia en los mayores similar a la de grupos de edad más jóvenes. El estudio detalla que el número de hospitalizaciones es del 85% para el grupo de 18 a 64 años, del 79% para el de 65 a 79 años y del 81% para los mayores de 80 años.
De la mano de este análisis, países como Francia o Alemania se decidieron a cambiar los criterios y a autorizar el uso de esta vacuna en personas de 65 y 75 años.