La estrategia de vacunación europea pincha en hueso
El suministro de vacunas no va al ritmo esperado, lo que está llevando a varios países miembros a buscar sus propias alternativas.
Primero que no llegan las vacunas. Luego que llegan pero que no hay suficientes. Más tarde se cuestiona el ritmo de vacunación y, en definitiva, lo que destaca sobre lo demás es la falta de cumplimiento del objetivo principal: lograr la inmunización de los europeos. De reojo siempre se mira lo que hace el ‘vecino’ y, en este caso, la UE sale perdiendo.
Así lo reflejan los datos: por cada 100 personas, la UE ha administrado 7,5 vacunas frente a las 31,07 de Reino Unido, según datos de Our World in Data con fecha del 28 de febrero.
Ante esta problemática hay países de la UE que han optado por desligarse del plan de los 27 y tomar su iniciativa sumándose a estrategias ajenas, un paso al lado que, por ejemplo, ha anunciado este mismo martes Austria.
¿Por qué se ha complicado la estrategia de vacunación?
Ante la crisis histórica que se estaba viviendo, la UE decidió hacer honor a su fundación y unirse para combatir el virus. De esa lucha común nació un plan, establecido en junio de 2020, con el que se dio luz verde a que el club comunitario negociara la compra de vacunas en nombre de sus estados miembros. El objetivo implícito en este acuerdo era el de ayudar a reducir los costes y evitar la competencia entre países.
Pese a unirse al plan, los estados miembros pueden llegar a acuerdos por separado con los fabricantes de vacunas con los que el club comunitario no tiene un acuerdo. Esta es, precisamente, la intención de Austria: se desliga de la UE para colaborar con Israel.
El acceso a las vacunas a través de la UE, como se ha hecho hasta ahora, es en principio correcto “pero la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) es demasiado lenta en la aprobación de las vacunas y hay cuellos de botella en el suministro por parte de las empresas farmacéuticas”, ha justificado el canciller austríaco Sebastian Kurz. No está solo: Dinamarca está dispuesta a seguir sus pasos y Hungría ya ha acordado comprar la vacuna rusa Sputnik-V.
Según Kurz, tanto su país como Dinamarca —y vendrán “más”, asegura— “dejarán de depender en el futuro de la UE” respecto a las vacunas y la colaboración con Israel les permitirá producir estos productos adaptados a las mutaciones del virus, pensando también en los años futuros, ya que, según los expertos, dos tercios de su población tendrán que vacunarse anualmente.
¿Qué dice la UE?
“Siempre ha habido un gran apoyo al enfoque conjunto de la estrategia de vacunación, basado en la cooperación y la coordinación de los Estados miembros”, ha sentenciado este mismo martes el portavoz de Sanidad del Ejecutivo comunitario, Stefan De Keersmaecker.
El portavoz ha defendido la estrategia alegando que ha permitido comprar un total de 2.500 millones de dosis de vacunas y que actualmente está previsto que se produzcan 1.500 millones, tras la aprobación de los fármacos de Pfizer-BioNTech, Moderna y AstraZeneca.
De Keersmaecker también ha explicado que la UE seguirá adelante con su estrategia de vacunación y ha agregado que, de hecho, en el plan que presentó la semana pasada ya se contemplan medidas para adaptarse al surgimiento de las mutaciones del virus. En concreto, la Comisión Europea quiere actualizar los contratos de compra anticipada de vacunas firmados con las farmacéuticas y acelerar la aprobación de las modificaciones que deban introducirse en los fármacos ya autorizados. No obstante, De Keersmaecker ha apuntado que la UE “está dispuesta” a aprender las lecciones de otros países en cuanto a la vacunación.
Los problemas de suministros
Detrás de la decisión de países como Austria o Hungría también se esconde una realidad: los problemas que han existido desde el primer momento entre la UE y las farmacéuticas para cumplir con los acuerdos en lo que a fechas de entrega y número de monodosis se refiere. AstraZeneca no ha cumplido con el contrato que firmó con el Ejecutivo comunitario y con Pfizer sucedió algo parecido, ya que la UE firmó un acuerdo para recibir 300 millones de dosis, pero ha habido problemas con la producción de esa vacuna.
Conscientes de la situación, los líderes del club comunitario buscan acabar con los problemas y, más allá de anunciar un nuevo contrato con Moderna para la compra de 150 millones de dosis para 2021, la EMA ha anunciado esta semana que iniciaba la revisión para autorizar la vacuna de Johnson&Johnson, la única del contrato europeo que es monodosis. Es más: la agencia europea espera poder dar su luz verde a esta vacuna a mediados de marzo.
Por eso la comisaria europea para la Cohesión y Reformas, Elisa Ferreira, quiere irradiar optimismo y se ha mostrado “convencida” de que, a pesar de los retrasos que está sufriendo el suministro de vacunas por parte de algunas empresas, “para el verano habremos cumplido la meta de vacunar al 70% de la población”.
“Estoy convencida de que la velocidad de producción se acelerará y que en verano podremos cumplir la meta de tener al 70% de la población vacunada”, aseguró Ferreira en una conferencia virtual organizada por la embajada de Portugal en España.
Escepticismo entre la población
Más allá de la logística y de los negocios hay una realidad entre la población europea: el recelo que provocan ciertas marcas de vacunas. En concreto la vacuna de Oxford/AstraZeneca es la que menos ‘fans’ tiene. Esta inyección, con una tecnología distinta a la de ARN mensajero de Pfizer/BioNTech y Moderna, y con una eficacia estimada en un 70% frente al 95% aproximadamente de las otras dos, se ha encontrado con el euroescepticismo después de que los reguladores de varios países de la UE, incluidos Francia, Alemania e Italia, recomendaran que no se usara con mayores de 65 años.
Sin embargo, desde el primer momento tanto el gobierno de Reino Unido y los reguladores médicos británicos estuvieron en total desacuerdo con esa recomendación. Y el tiempo, o mejor dicho, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha terminado dándoles la razón: este martes la Alta Autoridad de Sanidad (HAS), el órgano en que se basan las decisiones del Gobierno francés, ha emitido un dictamen en el que se justifica ampliar la utilización de la vacuna de AstraZeneca “a las personas de más de 65 años”.
Ante este tipo de informaciones, que provocan que aumente el rechazo de la población a vacunarse con según qué marcas, los expertos trabajan insaciablemente para terminar con falsas afirmaciones. El presidente de la Asociación Española de Vacunología, Amós García Rojas, aseguró a El HuffPost que no hay vacunas “de primera y segunda división”. “Estamos hablando de un producto farmacológico, no de yogures o de marcas de yogur, donde compras según el sabor. No, no, y no”.
Y en un futuro próximo, ¿pasaporte ‘covid’?
En plena vorágine de esa búsqueda de la inmunidad, la UE también trabaja en lo que se ha llamado ‘pasaporte ‘covid’. En palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, este certificado “respetará la protección de datos, la seguridad y la privacidad”.
“Debería facilitar la vida de los europeos”, apunta Von der Leyen, que ha asegurado que el objetivo de este ‘pase verde’ es permitir gradualmente que los ciudadanos europeos puedan moverse con seguridad “dentro o fuera de la Unión Europea, por trabajo o por turismo”.
Los líderes europeos acordaron la semana pasada que el pasaporte de vacunación común debe estar técnicamente definido en tres meses y que, si se solventan las cuestiones políticas pendientes, entre en funcionamiento antes del verano. De completarse, esta iniciativa abriría la puerta a que se relajasen las medidas para los viajes internacionales dentro de la UE e incluso con terceros países, según da a entender Von der Leyen.